Un estudio destaca la vulnerabilidad económica de las organizaciones de mujeres en España
Un estudio destaca la vulnerabilidad económica de las organizaciones de mujeres en España

Cuando ya se ha desencadenado la campaña electoral en Madrid, observo los discursos, mítines, declaraciones y programas de los partidos, y me pregunto ¿dónde está el feminismo? En la perversión que están sufriendo los ideales de transformación de la sociedad, que durante dos siglos ha defendido el feminismo, nos encontramos con que aquellas formaciones políticas que se pretenden de la izquierda, Podemos, Izquierda Unida, Más Madrid, además de ese engrudo que llaman liberal de Ciudadanos, llevan en sus programas los objetivos más enrocados en la doctrina queer –las leyes de transgénero- y al servicio del mercantilismo que impone el Capital. Las tres formaciones defienden la aprobación de los proyectos que pretenden legalizar la prostitución cuando el Movimiento Feminista lleva dos décadas exigiendo su abolición, con el falsario argumento de que se trata de “trabajo sexual”, y hasta la propia ONU reconoce que la prostitución carece de la dignidad del trabajo.

Más Madrid y Ciudadanos promueven el nuevo negocio a que ha dado lugar el avance de las técnicas de reproducción asistida, que es el de fabricar niños en los úteros de las mujeres pobres para satisfacción de los compradores ricos. Sin que los detenga la evidencia de que es una nueva explotación de la capacidad reproductora de la mujer.

Resulta patética Mónica García, cuando en representación de Más Madrid hace una apasionada defensa de las leyes trans que se hallan en proceso de discusión en el Parlamento. Con el falaz argumento de que con ellas se protegen los derechos de las personas trans, se oculta que en toda España rige la ley de protección  de las personas transexuales desde 2007, y que en la Comunidad de Madrid se aprobó una nueva en 2016 que introduce esa nueva teoría queer del género, que pretende, en un ejercicio engañoso de transmutación, que el sexo no existe por lo que basta el deseo y la fantasía del interesado para que se le considere hombre o mujer. Plantear, como hace la señora García, la necesidad de una nueva norma jurídica, en un país que padece de elefantiasis legislativa, para ratificar lo que ya se aprobó hace cinco años, es simplemente ridículo, y demuestra que la líder de Más Madrid se rige únicamente por las consignas de su partido, sin que haya estudiado la ley que está publicitando. Y que lo que precisa es que se la derogue.   

El más grave problema que convierte la vida de las mujeres en un infierno, la violencia machista, que se cobra la vida de un centenar al año, más las 150.000 denuncias que se repiten anualmente, las violaciones, los abusos y agresiones sexuales, además de las diferencias salariales, la marginación laboral, el abandono económico de la mujer y los menores después del divorcio, no son temas que preocupen a los dirigentes de las formaciones políticas. Ni siquiera a aquellas cuya cabeza de lista es una mujer.

Ciertamente sería una ingenuidad pretender que Isabel Díaz Ayuso, nuestra presidenta, tuviera algún gesto de comprensión de los problemas de las mujeres, obsesionada como está en luchar contra el comunismo que según ella domina nuestro país. Convertida en adalid de la libertad,  que entiende como en el siglo XVIII que únicamente como la libertad de comercio, todo lo que sea prevención y represión es signo de persecución comunista. Con estos mimbres es difícil fabricar un cesto donde se guarden los derechos de la mujer, tan esforzadamente conseguidos, y mucho menos avanzar en su protección y la de los menores, por parte de las instituciones de la Comunidad de Madrid.

Y yo me pregunto, ¿qué decisión van a tomar las innumerables asociaciones del Movimiento Feminista, ante el dilema que nos plantea elegir el sufragio a las diferentes opciones políticas? O, como hacen desde cuatro décadas se inhibirán de dar consigna de voto, alegando ser apolíticas, como si semejante opción fuese posible, cuando toda acción humana tiene consecuencias políticas. Y estas, a su vez, dirigen nuestra vida.

Al menos deberían exigir al partido que apoyen que defienda con contundencia las leyes que exigimos de abolición de la prostitución y prohibición de la pornografía y los vientres de alquiler, así como la derogación de la ley trans, y lo cumpla lealmente. 

1 COMENTARIO

  1. El artículo de Lidia Falcón no puede ser más realista ante las elecciones del 4 de mayo en Madrid. Estando completamente de acuerdo con ella, donde está la izquierda en Madrid que defienda todos los grandes y graves problemas de las Mujeres?.

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