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Dogmáticos y pragmáticos, las virtudes públicas y los vicios privados

“Si los hechos no concuerdan con la teoría, cambia los hechos” A. Einstein.

Alberto Vila
Alberto Vila
Analista político, experto en comunicación institucional y economista
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análisis

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Rajoy ha terminado por ser una parodia de sí mismo en el comunicado que ha hecho público acerca de la sentencia de la Caja B de la Gurtel. Se resiste aceptar lo inevitable. Esto no ha hecho más que empezar. De allí que la oposición esté abocada a negar sus errores de comunicación con la ciudadanía. La manipulación informativa es digna de escenarios que no merecemos. Adoctrinan en su dogmatismo. Fueron creados como centro de negocios.

Por adoctrinamiento se conoce a la enseñanza de dogmas. Este Partido Popular sí ha querido adoctrinar. Sabido es que los dogmas son sostenidos por aquellas autoridades que no admiten réplicas. La Ley Mordaza, la Reforma Laboral o la modificación a medida del Código Penal. Esta manera de entender el mundo se puede presentar en las proposiciones científicas, los casos son innumerables. El creciente discurso creacionista es un caso. La insistencia negacionista, también. El geocentrismo que casi lleva a la hoguera a Galileo, otro. Pero es en el terreno religioso o filosófico, en el que se presentan mayores casos. Los dogmáticos se resisten a someter sus proposiciones a las pruebas de veracidad.

La ausencia de diálogo de los dogmáticos es un indicador. El desprecio por el consenso, otro. De allí, que el parlamento, ya cautivo por una oposición salvaje, se convierta en el escenario de una representación imperfecta de la democracia. Tales dogmatismos se han apreciado en materia económica, política, servicios sociales, pensiones, sanidad y educación. Respondiendo a las convicciones del neoliberalismo privatizador. Doblegándose a la ultraortodoxia católica, representada por un avance del Opus Dei como no se recordaba en esta democracia.

No obstante, por paradójico que parezca, pese a los presuntos valores humanistas, los casos de dudosa ética en la gestión pública, se suceden día sí y día también. Integrantes de esos colectivos religiosos no dudaron en convertirse en los principales defensores de políticas que han producido víctimas. La gestión privada de las residencias de mayores es el caso. Tanto en la gestión sanitaria como en la dependencia, excluyen de una vida digna con trabajos miserables, sólo para producir beneficios inmerecidos. Estos dogmáticos, que exigen al conjunto virtuosismo en él gasto, no se aplicaron el cumplimiento de su responsabilidad social. Han esos supuestos demócratas de toda la vida, un mal ejemplo de los principios cristianos que dicen profesar. Neoliberales y privatizadores, que ponen en riesgo las instituciones.

A nuestra costa, al restar posibilidades para recorrer las vías de recuperación económica, social y política de esa España que dicen defender en mitad de la pandemia, sólo están atentos al negocio de los fondos de reconstrucción. Reflexiono acerca del concepto de farsantes. Virtudes públicas y vicios privados. Deterioran las posibilidades de recuperación porque sólo existen para defender los intereses económicos que buscan el lucro en mitad de la crisis sanitaria.

La idea de pragmatismo, se caracteriza por la búsqueda de las consecuencias prácticas del pensamiento. Rechaza los significados invariables y de verdades absolutas: las ideas, para el pragmatismo, son sólo provisionalesy pueden cambiar. Eso explica la visión del relativismo moral que esta oposición ha puesto de manifiesto desde que se constituyó el gobierno de coalición. Además de pretender mantener la cobertura judicial y mediática a los sospechados de corrupción propios. De este modo, los sectores de interés preocupados por sus beneficios, tratan de aludir a esta cualidad de los gestores políticos con la que sus acciones los benefician. Péndulo entre el pragmatismo y el dogmatismo, según convenga. La cuestión de Juan Carlos es el espejo de todas las prácticas oscuras. También de todos los vicios privados.

Pues ya está bien. Los ciudadanos desean que se les respeten. La manipulación interesada en los procesos judiciales ha llegado a cotas que son impensables en una sociedad democrática. Diluir responsabilidades fue, durante estos, el canon utilizado para disculpar las corruptelas e incompetencias internas. Las víctimas nos observan.

Sin embargo, los hechos son contundentes. El gobierno ha sido pragmático y está a punto de desbloquear la justicia. Es una virtud pública ¿No creen?

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