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Dijimos que sería Ferrari y ha sido Ferrari, divino Leclerc

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análisis

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El coche es un 60% y el piloto solo el 40%, decía Enzo Ferrari, quizá en la época actual el porcentaje aún sea mayor a favor del robot, de la máquina, del bólido, pero las almas…

Las almas rodean todo el tiempo a los monoplazas, los bólidos, y hacen que se comporten de forma diferente, las almas son capaces de contagiar a la máquina.

Fuimos los únicos, absolutamente los únicos en la prensa mundial, en creer en Ferrari en Singapur 2019, y así lo contamos. Y que vimos en Ferrari y sobre todo en Leclerc por el alma.

La vuelta que ha hecho Leclerc para colocarse en la pole position del Gran Premio de Singapur en Yves Marina ha sido más que humana, ha sido divina.

Divina para un humano, porque un dios no habría perdido ningún momento el control del coche y Charles Leclerc en su vuelta fantástica lo perdió nada menos que tres veces, como un ser humano, pero las tres veces consiguió recuperarlo, acercándose en todo lo posible que es para un humano a la categoría de los dioses.

Bellísimo el esfuerzo de Vettel, bellísimo pero insuficiente. Parecía que la poleposition iba a ser suya, sin embargo una vez más cuando era necesario dar lo mejor el tetracampeón del mundo volvió a fallar y hasta Hamilton consiguió adelantarle en el tiempo de clasificación.

En suma, una clasificación alucinante, de vértigo, de las que crean afición y amor hacia la Fórmula 1, la que hemos visto en Yves Marina en 2019 una clasificación que merece ser revisada una y otra vez en el vídeo.

Carlos Sainz, El Español de Hielo, ha sido de nuevo el mejor de los pilotos sin un robot de primerísima categoría, fantástico, y si hubiese tenido un coche como el Ferrari, el Mercedes o el Red Bull también habría luchado por la poleposition y quizá la habría ganado.

Seguimos creyendo en Ferrari para la carrera de mañana, aunque ahora cree todo el mundo y es más fácil.

El Campeonato del Mundo 2019 se ha vuelto apasionante, a pesar de que resulta casi imposible de que no lo gane Hamilton, pero la aparición de Leclerc, su ascenso a lo más alto del olimpo,  le ha dado magia interés, y un toque de divinidad en nuestra opinión incontestable.

Las almas y la F1.

 

Tigre Tigre

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