Con la llegada del verano, las posibilidades (y las ganas) de realizar actividad física se disparan. Los deportistas incrementan su carga de entrenamiento y las personas sedentarias aprovechan el buen tiempo para intentar «ponerse en forma». Pero el verano no solo alarga los días, también sube la temperatura y esta realidad se convierte un factor a tener muy en cuenta para la práctica de ejercicio físico en esta época del año.

A continuación te ofrecemos estos 10 consejos para que el ejercicio físico en verano sea una práctica sana y segura:

Entrenar a pleno sol no es buena idea

Las temperaturas son muy elevadas en verano, sobre todo en las horas centrales del día, y el riesgo de golpe de calor o deshidratación severa se dispara. Por ello es vital evitar realizar tareas a pleno sol en esas horas. Hay que aprovechar las primeras horas del día o las finales, con la puesta de sol. La temperatura es mucho más apropiada y permite disfrutar del ambiente veraniego, ya sea en la playa, en la montaña o la ciudad.

Utiliza crema protectora

Utilizar cremas protectoras para la piel si vas a hacer deporte al aire libre, como salir a correr o montar en bicicleta. A pesar de que hagamos actividad en horas tempranas o tardías, es importante proteger la piel de los rayos del sol. Una piel protegida nos garantizará una mejora en la calidad de vida, evitando quemaduras solares y, sobre todo, posibles enfermedades dermatológicas.

Ponte ropa cómoda

Utiliza ropa cómoda, transpirable y ligera. La ropa y el material con el que hagamos la actividad física o ejercicio debe permitir al cuerpo transpirar el sudor, eliminando el calor que se desprende del ejercicio. Por ello se recomienda que sea ligera, transpirable y de colores claros que favorecen la permeabilidad. Una de las mejores opciones es usar ropa holgada y de algodón, o tejido técnico especializado.

Olvida el cubrir tu cuerpo para sudar más

Debemos desterrar el mito de que “a mayor cantidad de sudor, mayor cantidad de calorías pierdo”, por lo que es importante no realizar la actividad en pleno verano con ropa de invierno, cortavientos… La probabilidad de sufrir un golpe de calor es mucho mayor si no dejamos transpirar nuestro cuerpo y disipar el calor que desprendemos. Un golpe de calor, puede costarnos la vida.

La botella de agua, a mano

La hidratación es fundamental. Debemos hidratarnos mucho, sobretodo antes, durante y después del ejercicio. Tener siempre la botella de agua cerca nos puede evitar más de un apuro. Beber bebidas isotónicas también nos puede aportar las sales minerales que perdemos en la actividad y nos ayuda en la hidratación corporal.

Comidas ligeras

Evitar comidas pesadas, antes de realizar el ejercicio físico. Es imprescindible, dejar transcurrir un tiempo entre la ingesta de alimentos y la actividad física, ya que nuestro cuerpo necesita realizar la digestión de forma segura. Además aumentar la ingesta de alimentos como las frutas y verduras que nos aportan gran cantidad de agua , vitaminas y minerales tan necesarios para el ejercicio.

Aprovecha la piscina y la playa

Hay que aprovechar los deportes típicos de la época estival. Realizar actividades en el mar, playa, piscinas… nos ayudan a mantener el cuerpo fresco, evitando aumentos considerables de temperatura. Además son ideales para jugar en familia, con amigos… con lo que ayudan a socializar y potenciar el bienestar psicológico que es uno de los mayores beneficios del deporte.

Conoce tus límites, sé realista

Es importante conocer nuestros límites físicos, más aún en verano ya que las condiciones ambientales para practicar deporte se endurecen. Si notas cualquier anomalía es mejor que ceses la actividad (mareos, nauseas, calambres…). No por más entrenar vamos a mejorar más, sino que es necesario entrenar lo correcto y de forma correcta, sin más. Por tanto, a la menor señal de que algo no funciona bien, cesa la actividad e intenta estar siempre cerca de gente que al menor problema pueda ayudarte.

Vuelta a la calma

No se puede finalizar la actividad física de forma repentina. Es importante dejar un tiempo de vuelta a la calma, andar unos cinco minutos es una buena opción para volver a un estado de reposo con mayores garantías y bienestar, ya que el cuerpo cesa la actividad de forma progresiva.

Los niños son más vulnerables al calor

Si realizamos actividad física con niños, piensa que no son adultos mayores. Los niños tienen una adaptación distinta a los adultos por lo que es importante elegir bien la actividad que vamos a realizar conjuntamente y tomar todas las precauciones posibles, pues son mucho más vulnerables a los efectos del calor.

El verano es una época idónea para disfrutar de nuestro entorno durante la práctica de actividades físicas, pero hemos de adaptarnos a las condiciones ambientales para que el deporte sea una práctica segura y saludable. No hay que olvidar que el deporte ha de ser siempre sinónimo de salud. Prácticas abusivas, llevar a nuestro organismo al límite, no solo no nos conducirá al objetivo deseado, sino que puede conducirnos a diversos problemas de salud, algunos de gravedad.

Fuente: Salud más Deporte

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