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Diez años sin ETA, la versión de la sociedad vasca

Diario16 habla con Ramón Jauregui, Aitor Esteban, Patxi López, la periodista de EFE Bilbao Sandra Fernández, la miembro de la Asociación de familiares de presos Etxerat Jone Artola, la diputada socialista María Guijarro, Cira Carbajo, de Más Euskadi, y con una de las víctimas más queridas por la sociedad, Irene Villa

María José Pintor
María José Pintor
Periodista en cuerpo y alma, licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad del País Vasco.
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análisis

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Diez años del fin del terrorismo de ETA. Del miedo a hablar, a opinar, de dolor por las víctimas, de una España y Euskadi dividida con decenas de posturas enfrentadas, que a su vez nos fracturaban a todas y todos.

Hoy, una década después, Diario16 habla con protagonistas de aquel momento, del conflicto terrorista, pero también de la paz. Todos coinciden en seguir avanzando, con matices, pero con una claro propósito de aunar esfuerzos para superar lo que ya las nuevas generaciones prácticamente ignoran. Es el momento de sumar, claro ejemplo de ello es la sociedad vasca.

Otegi

Diez años después de aquel momento histórico, con un Otegi que por primera vez reconoce que el «dolor» por ETA «nunca debería haberse producido», lo que es indiscutible es que la sociedad española, pero especialmente la vasca, ha sabido avanzar, empezando por la generosidad de la mayor parte de las víctimas, hacia la concordia, el entendimiento y el diálogo.

Tras reconocer que pese a que el pasado no tiene remedio, Otegui insiste en que «es posible al menos aliviarlo desde el respeto, la consideración y la memoria». Además, afirma que «queremos decirles de corazón que sentimos enormemente su sufrimiento y nos comprometemos a tratar de mitigarlo en la medida de nuestras posibilidades. Siempre nos encontrarán dispuestos a ello».

La respuesta política no se ha hecho esperar. Mejor acogida desde Ferraz que, un día después, desde el Gobierno a través de su portavoz. El PP, a lo suyo, a rascar votos desde el dolor, a no querer perder una oportunidad de sacar beneficio pese a que ETA ya ni existe, ni siquiera le esperan los de Bildu.

Jone Artola (ex portavoz de la asociación de familiares de presos Etxerat)

Jone Artola habla para Diario16, tras recorrerse semana a semana mil kilómetros para ver a su hermano, el etarra Joseba Artola, en las diferentes cárceles por las que ha pasado en 27 años y medio. Según explica, «sintetizar en unas pocas frases lo que supone este fin de ciclo, aunque no se quiera reconocer, es difícil. Son momentos históricos y decisiones que afectan a la convivencia y al día a día de toda una sociedad».

Para la ex portavoz de la asociación de familiares de presos Etxerat, «han pasado diez años desde que la organización ETA anunciaba que acababa con su actividad armada, desde luego que cualquier persona equilibrada se tiene que alegrar de esa decisión». Insiste en que ese momento fue «una buena noticia, especialmente para las personas que se sentían amenazadas o extorsionadas y que pensaban que les podía pasar algo muy gordo».

Apunta Artola que «lo que yo veo es que se intenta hacer una lectura de la historia adaptada a las conveniencias sobre todo de los partidos políticos que estaban entonces en el poder y que todavía están ahora».

Entiende que «a la sociedad hay que tranquilizarla y mandarle mensajes reales. Y hay mensajes que son duros de contar».

Explica que «durante 40 años, desde el mundo abertzale y la organización armada, ha habido intentos por solucionar el tema que viene desde antes del Franquismo«. Entiende que «hay que dar datos objetivos, porque las vivencias son muy personales. El que a una persona le maten a alguien de su familia es un drama humano, independientemente de quien sea esa persona, pero a la hora de exigir responsabilidad penales solamente se castiga a los miembros de esa organización y tenemos que reconocer que siempre con leyes excepcionales, que incluso desde tribunales europeos han dicho que no eran las correctas».

Lamenta que «a una persona que ha tenido en su familia una víctima mortal, como las personas de Madrid de los atentados de los trenes de marzo, no se les reconoce la misma catadura moral que a las víctimas llamadas del terrorismo de ETA«. Igual, desde su punto de vista, que a las víctimas de los yihadistas de Cataluña. «No tienen un soporte institucional igual que las asociaciones de víctimas del terorrismo de ETA», reflexiona.

Pero reconoce que «a una víctima no se le puede pedir nada, más que intente seguir adelante con su vida. Y tratar de superar ese dolor dentro de lo posible». Cree que a esas víctimas «no se les puede exigir tener un pensamiento político de acuerdo al partido político que interesa en cada momento. Hay víctimas de todas las clases sociales y de todas las ideas políticas».

Lamenta también que «la derecha quiera patrimonializar a las víctimas de ETA, cuando el PP viene de donde viene». Recuerda que los «fundadores de ese partido se hicieron demócratas de un día para otro». También eeconoce que le preocupa el mensaje de Vox y confía en la sociedad vasca para seguir avanzando en la concordia, el diálogo y la paz.

Ramón Jauregui (ex ministro de Zapatero y ex vicelehendakari)

El socialista Ramón Jauregui, por su parte, declara a Diario16 que «siempre pensé que algún diálogo sería necesario para el fin. Pero no fue una negociación política porque ninguna de sus reivindicaciones estuvo sobre la mesa».
En aquellos momentos en que estaba tan cerca el fin de ETA, Jauregui recuerda que «se trataba de facilitar su decisión y arroparla en una escenografía internacional». Pero insiste en que «conviene recordar que no hubo concesiones políticas para el final. Tampoco hubo lesiones a la Justicia porque los presos siguen en las cárceles.
Grantiza que «ningún proceso de paz en ningún país del mundo ha sido tan limpio y tan democrático«.
Además de la labor de Zapatero, Rubalcaba y Eguiguren, cree que hay «dos instituciones más que merecen nuestro reconocimiento: los militantes de los partidos perseguidos: UCD, PSE y PP y la Policía y Guardia Civil que acabaron con la estructura operativa de ETA».

Patxi López (ex Lehendakari y diputado por Bizkaia en el Congreso)

El ex lehenkadari Patxi López, que ayer mismo celebraba este décimo aniversario junto a José Luis Rodríguez Zapatero frente al Árbol de Gernika, responde a Diario16 con respecto a las negociaciones con ETA que «lo que teníamos muy claro es que junto con la eficacia de las policías, la justicia, la colaboración internacional y el rechazo social era imprescindible la acción de la política y de los gobiernos».
Recuerda que aquellas conversaciones se llevaron a cabo «a veces con diálogo y siempre con firmeza. Hasta que supieron que su único destino era desaparecer».

Aitor Esteban (portavoz PNV en el Congreso)

Aitor Esteban en declaraciones a Diario16 explica que «el anuncio de ETA del 20 de octubre de 2011 fue, sin duda, una buena y esperada noticia, desde luego que también tardía, para la sociedad en su conjunto y, en particular, para la vasca».

Reconoce también el diputado nacionalista que «las heridas que provocaron décadas de terrorismo, sin embargo, siguen abiertas» y, a su juicio, «desgraciadamente, 10 años después la izquierda abertzale y todo su entorno tiene aún asignaturas pendientes, pues decir que sienten que las víctimas sufran es ciertamente positivo (si es sincero, lo cual es dudoso oídas las manifestaciones posteriores de Otegi a su gente), pero no pueden hacer como si no tuvieran responsabilidad en que la violencia existiera, como si fuera algo inevitable, pues ellos generaron en primera persona la violencia y podrían haberla finalizado unilateralmente muchísimo antes».

Recuerda también que «tampoco he oído ninguna autocrítica por haber inculcado a generaciones de vascos que el fin justifica los medios».

Sandra Fernández Chelvi (periodista en EFE Bilbao)

Los años del plomo fueron también especialmente duros para los periodistas vascos. La redactora de la Agencia EFE en Bilbao, Sandra Fernández, lo recuerda como si fuera hoy mismo. Su testimonio nos devuelve a aquellos tiempos.

Según explica esta periodista, «en los años 90 ETA atentó con una bomba contra la sede que tenía la agencia en Vitoria y después, muchas personas que trabajaban en EFE aparecieron en los papeles de ETA, con nombres y apellidos, donde se recogían sus rutinas, las horas en que recogían a sus hijos del colegio y las matrículas de sus coches, como posibles objetivos y tuvimos que trabajar con seguridad en las redacciones». Destaca, sin embargo, que «sólo unos pocos abandonaron Euskadi, el resto entendimos que nuestra misión era contar lo que estaba pasando de la manera más fiel posible, entre la amenaza terrorista y las presiones de algunos partidos y algunas llamadas de ministerios para que no salieran unos u otros detalles. Aguantamos mucha presión y poco reconocimiento por parte de quienes daban órdenes sobre la gestión de la información desde Madrid». 

Cuenta que «esta semana hemos hablado mucho en la redacción de la tensión con la que vivíamos en tantos años de terrorismo, pendientes siempre del teléfono, sin poder establecer rutinas en el trabajo por nuestra propia seguridad, pero sobre todo porque casi todas las semanas había atentados que acababan con cualquier tipo de previsión informativa. Y acudir a funerales, estar con familias en hospitales, y contar la kale borroka cada fin de semana, detenciones, de sobresalto en sobresalto…casi todo lo que escribíamos giraba en torno al terrorismo».

Explica que entró en plantilla en EFE dos días después de la muerte de Miguel Ángel Blanco para contar las manifestaciones multitudinarias contra ETA y cómo personas anónimas, hartas de tanto asesinato, trataban de asaltar las sedes de Herri Batasuna«. Recuerda que «aquel día terminé de trabajar avanzada la madrugada y supe que ejercer de periodista en Euskadi iba a conllevar mucha implicación personal para contar entonces los efectos del terror en la sociedad vasca».

Pero Sandra entiende también que ahora hay que «tratar de explicar al mundo que estamos saliendo de tanto odio, que este país trata de cerrar heridas, aunque conozco a víctimas que aún reclaman que se esclarezcan atentados y padres que aún sufren con hijos en prisión. Vivir sin el miedo a ETA ha sido un gran alivio pero nos hace falta tiempo»

Afortunadamente reconoce que «mis hijos ya no van a vivir esa situación y son libres de opinar y hablar de cualquier cosa, pero creo que queda pendiente borrar el estigma de las víctimas y quizás aún haga falta mucha pedagogía para superar aquello de que ‘algo habrán hecho’».

María Guijarro (diputada por Bizkaia del PSOE y activista de Gesto por La Paz)

Por su parte, la hoy diputada socialista por Bizkaia en el Congreso y activista hace diez años en Gesto por la Paz, María Guijarro, explica, sobre la negociación del Gobierno de Zapatero para lograr el fin de ETA, que «lo que la gran mayoría de la sociedad vasca tenía claro era que quería recuperar la libertad y la paz hurtada tantos años, de tanto sufrimiento infligido».

Entiende que «la gran mayoría entendíamos que ETA debía desaparecer sin contrapartidas políticas, que es lo que finalmente sucedió. Fueron el trabajo de los partidos demoćraticos, la presión policial, el trabajo del Poder Judicial y la movilización ciudadana las verdaderas causas del fin de ETA».
Valora además que «no se le podía otorgar a ETA la condición de sujeto político». A su juicio, «Esa era una condición que solo debían tener los diferentes partidos que tenían representación en ese momento».
Hace diez años María aún no estaba en política. Recuerda que «era miembro de Gesto por la Paz desde 1992 y desde ese movimiento plural y ciudadano apostaba por la consecución de la paz«.

Según guarda en su memoria, «los días previos al anuncio había rumores de que “algo” se iba a producir. Cuando saltó a la prensa yo estaba trabajando en mi ONG en Bilbao. Mi primera reacción: hablar y compartir con mis compañeras y compañeros de GESTO.
Y llorar. Llorar colectivamente. Por todo lo que habíamos visto, sufrido y sentido. Por todo lo que habíamos luchado por conquistar los espacios públicos para la libertad».
Y acto seguido, esta hoy diputada empezó a pensar «cómo cerrar esa etapa de la organización que tanto demostró en las calles y plazas de Euskadi, rompiendo miedos e indiferencias y que había cumplido con el deber colectivo de trabajar por la erradicación de la violencia desde la movilización constante y pacífica en tantos lugares difíciles de Euskadi y Navarra».

A su juicio, «el paso que da ETA en ese momento tiene difícil vuelta atrás porque anuncian el cese unilateral y definitivo de la “lucha armada” usando su terminología. Del “terrorismo” usando las palabras del resto de la sociedad».
Explica que «anteriormente las treguas habían sido condicionadas, temporales y eso implicaba alto riesgo de vuelta a la extorsión, al asesinato. Pero en este caso, no tuve miedo».
Ya no había vuelta atrás.

Irene Villa

Aunque ya no desde Euskadi, Irene Villa, una de las víctimas de ETA más querida por la opinión pública, vuelve a mostrar su generosidad y optimismo ante el aniversario de estos diez años sin ETA.

Así, explica en un mensaje grabado por ella misma que celebra estos «diez años sin despertarnos con el sonido de una bomba». A su juicio, es un día importante, «de libertad».

Afirma que «le da pena que haya gente que no se sienta a gusto con su país, con su cultura y con su gente». Pero hoy lo celebra: «además es Santa Irene, y se pudo celebrar 20 años después de nuestro atentado que prescribió sin culpables, pero al menos ETA dejó de matar».

Cira Carbajo Mardones (Más Euskadi)

La representante de Más Euskadi, Cira Carbajo, manifiesta a Diario16 sobre estos diez años sin ETA que «han callado las armas, y aunque 53 años tarde, es algo bienvenido y que ocurrió, mal que le pese a algunos sin contrapartidas políticas. Era el deseo de la mayoría de la sociedad vasca y el empeño de no tantos valientes que salieron a la calle a denunciar con su silencio cada asesinato, secuestro o amenaza».

A su juicio, «hoy, como cualquier sociedad que tiene que reponerse después de décadas de violencia y terrorismo, lo que queda por hacer es mucho. Provocar dolores injustos es mucho más fácil que tejer la paz y la convivencia. Matar no es de héroes ni valientes, es de personas sin ética incapaces de convencer de sus ideas».

Entiende la portavoz de Más Euskadi que «las sociedades vasca y española debemos afrontar este tiempo desde un deseable consenso en el que no cabe utilizar la convivencia en Euskadi ni como moneda de cambio ni como algo que tirar a la cabeza del oponente. Nuestra convivencia es sagrada».
Esa convivencia, para Cira Carbajo, «pasa por reconocer y reparar la injusticia de tanto dolor en las víctimas. Pasa por decir alto y claro que no hay idea por la que valga la pena matar ni morir. Pasa por asegurar que una mayoría compartamos una memoria digna y ajustada a la verdad, sobre todo las generaciones más jóvenes, como semilla de nuestro futuro. Sería imperdonable que 10 años después no les traslademos una idea clara de los errores y horrores del pasado».
Para ella, el fracaso de ETA es la garantía de futuro para Euskadi. Así, manifiesta también que «sin su violencia, el futuro de Euskadi se va a poder escribir a muchas manos, manos plurales en lo identitario y en lo ideológico. Y como cualquier otra sociedad europea, nuestro futuro es acertar en dar respuesta a la crisis medioambiental, la desigualdad social, la precariedad en el empleo, la renta básica, la salud mental o el precio de la vivienda».

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