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El día en que la izquierda perdió la partida

Estefanía Suárez
Estefanía Suárez
A Coruña 1974, Licenciada en Derecho. Durante varios años, compatibiliza el ejercicio de abogada con su activismo en organizaciones sociales y feministas. En el año 2012, tras coordinar el área digital de varias campañas electorales funda Full of Ideas Socialmedia, donde se dedica a la asesoría política y digital.
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análisis

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El 21 de diciembre se marcó en rojo en los calendarios de toda España como la cita más importante de los últimos años de democracia. Se suponía que los catalanes y catalanas decidían entre finiquitar el procés o retomarlo.

La realidad es que había pocas esperanzas en que la situación mejorase sustancialmente después de los comicios. Entiéndase “mejorar” como que alguno de los dos bloques tuviera mayoría suficiente como para poder construir algo alejado de la locura de los últimos meses.

Como ya nos tienen acostumbrados, las elecciones ponían fin a una campaña llena de mantras y poses y con poco contenido de fondo. Mucho señalar al otro, mucho demonizarlo. Mucho teatro, mucho drama y pocas propuestas concretas.

Finalmente llegó el recuento y el resultado. Pocas sorpresas. La gran vencedora es Inés Arrimadas a la que no se le puede negar el mérito de ganar , por primera vez, unas elecciones en Cataluña encabezando la lista de un partido de derecha no nacionalista. Quién nos lo habría dicho al resto de los españoles y a los catalanes hace 5 0 6 años.

Vencedora, pero incapaz de gobernar con una mayoría absoluta en manos de los independentistas.

Este es el resumen rápido, gana Ciudadanos, gobernarán los independentistas ( si consiguen ponerse de acuerdo).

Hay varias cosas que se me vienen a la cabeza a la vista de los resultados.

La primera de ellas, en uno y otro lado ha ganado la derecha. Si hablamos del bloque independentista sorprende que los votantes hayan optado por elevar al status oficial de mártir a un señor que cogió las de Villadiego y se fue a Bruselas intentando evitar rendir cuentas ante la justicia.

Un señor que desde Bruselas no ha hecho otra cosa que teatralizar el esperpento, que ha entrado en una especie de concurso consigo mismo para ver si era capaz de superar la última burrada que había pronunciado . Un señor que no ha hecho otra cosa que poner en ridículo a Cataluña y a toda España.

Es decir, se vota al que ha huido, al que se ha largado dejando tirados sin pudor a parte de sus compañeros de viaje y no al que está en la cárcel, por incumplir la ley cierto, pero en la cárcel. Se vota al advenedizo y no al que lleva años defendiendo la independencia de Cataluña. No quiero ni imaginar la cara que debía tener ayer Oriol Junqueras mientras seguía los resultados desde Estremera y lo que pensará cuando se tome las uvas en la celda mientras el señor Puigdemont se pasea alegremente por Bélgica.

La antigüa CIU parece inamovible como cabeza visible del independentismo para los votantes y da igual el 3% ( a esto de premiar a quien roba, ya estamos acostumbrados en el resto de España) , da igual las apuestas suicidas, da igual todo.

Si echamos un vistazo al otro bloque. La primera reflexión es por qué la primera opción fue C´s y no él PSC o incluso Catalunya en Comú . Hoy no sirven, o desde luego a mi no me sirve la cantinela de siempre del día después que se resume en “hemos perdido, pero sólo un poco”.

El PSC, el mismo PSOE, no se pueden conformar con recuperar un escaño, no se pueden conformar con ser uno más en el arco parlamentario. Quien ha gobernado este País tantos años, para quienes han gobernado tantos años y tantos ayuntamientos , no puede ser suficiente una recuperación a mi modo de ver pírrica. Ni puede leer el resultado en clave de recuperación como si, sin hacer nada , en las próximas fuese a obtener la mayoría absoluta. Sospecho que hace tiempo que ni siquiera se aspira a acercarse a resultados de otra época, con salvar los muebles parece suficiente.

Hay que ponerse en la piel de quien fue a votar pensando que no quiere una Cataluña independiente, que quiere una Cataluña dentro de España. De otra forma, con otros acuerdos, pero dentro. Probablemente ese votante, veía en Iceta a un tipo moderado, con seny, sin demasiadas estridencias. Pero también le oía hablado de indultos, de condonar la deuda. Y claro el conjunto despista.

Si a eso le sumamos el discurso un poco extraño por no decir errático lanzado hace tiempo desde el federal sobre quién era nación y quien no lo era, sólo hay tres naciones, al día siguiente nación era hasta Madrid, pues es lógico pensar que ese votante anduviese como mínimo un poco confuso. Si con relación al PSC era a veces un poco difícil entender qué pensaba de verdad, el PSOE de los últimos tiempos es a veces irreconocible. Y claro la situación es complicada, hay mucha gente en Cataluña que está viviendo una situación difícil, la crispación, los insultos, el reparto de carnets de auténtico catalán en función de su posición sobre el procés y un largo etcétera, hace que cualquiera, cuando tiene que depositar una papeleta en la urna, piense más en quien tiene un discurso nítido y menos en quien no se sabe si sube y o si baja.

Lo trágico es que los problemas de Cataluña se parecen mucho a los del resto de España, por mucho que se empeñen en que el único tema sea la Arcadia feliz. Sigue habiendo altas tasas de paro, desigualdad, pobreza, mala sanidad pública y un largo etcétera. Exactamente igual que en el resto de España. Cuestiones que son las que afectan de verdad a los ciudadanos, sean independentistas o no. Y todos esos problemas van a ser gestionados , a un lado y a otro, por partidos de derechas.

Ayer no perdimos sólo un poco, perdimos mucho y las consecuencias las veremos los próximos meses. Las veremos si nos dejan, si alguien decide poner el foco en un sitio diferente . Si el foco se pone en la ciudadanía y no en la payasada del político de turno.

Con este panorama a mi me gustaría, casi exigiría que desde las izquierdas de este país se haga de una vez una reflexión seria. Por favor, dejen de escudarse en las miserias, dejen de dar por bueno lo que no lo es, dejen de conformarse y actúen.

Dejen ya el slogan y el marketing, dejen de preocuparse tanto por lo que dicen sus asesores de imagen y piensen en la forma de recuperar no sólo los votos, en recuperar la confianza de la ciudadanía. Vuelvan a ser un referente.

De seguir por el mismo camino habremos terminado de liquidar nuestro proyecto del estado del bienestar, acabaremos con la España que soñamos un día y sólo nos quedará cerrar las sedes, darnos por vencidos y decir “disfruten de lo votado”.

 

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