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Desde la cuna del parlamentarismo

Hacia una democracia más cuidada y participativa

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análisis

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La decadencia económica y la emigración forzada de generaciones de jóvenes en busca de oportunidades, está llevando irrevocablemente a un deterioro del tejido social de las comarcas leonesas. Esto me invita a reflexionar sobre cuál puede ser la causa y cómo se puede cambiar esa tendencia.

Vivimos en un estado descentralizado en comunidades y ciudades autónomas, que cooperan y se relacionan entre sí. Sin embargo, esta igualdad democrática no ha llegado de similar manera a toda la sociedad. Pese a ser el término democracia en sí mismo una acepción de libertad e igualdad, dicha descentralización jurídica ha derivado en un centralismo material de población y oportunidades, causa de lo que hoy conocemos como el fenómeno de la España vaciada.

El cambio de régimen supuso una ruptura con el poder unitario presente hasta el momento. Lo que inicialmente parecía un modelo más justo de descentralización del poder, pronto se convirtió en un juego desigual donde las cartas están marcadas en favor de algunos territorios, que se colocan en la casilla de salida con unas infraestructuras y tejido empresarial muy superiores a otras. Dicho proceso se vio influenciado por el abuso de poder de los partidos tradicionales, que en la creación autonómica solo buscaban su propio interés. Pero el problema de nuestras comarcas va más allá, negándoseles el derecho a parlamentar en el desarrollo democrático territorial por “intereses generales” o miedos “periféricos”.

La constitución trajo consigo la democracia, sin embargo, la aplicación de esta fue negada a nuestros paisanos, pues se ignoró la demanda de autogobierno, pese a tener derecho a ello por su condición de región histórica. Se nos buscó un territorio que pudiera guiar nuestros pasos, se nos obligó a formar parte de una comunidad con seis provincias castellanas, y solo tres leonesas. Una inferioridad estructural que hace matemáticamente imposible defender los intereses de los habitantes de estas comarcas. La transferencia de soberanía democrática en materias como sanidad, transporte o educación entre otros, son cuestiones que hoy en día continúan desautorizadas. La ausencia de parlamento impidió formar la Comunidad Autónoma Leonesa, y esto debe ser subsanado por una cuestión de justicia social.

Es obvio que si nos hubieran gobernado con equidad, este grito de subsistencia que sigue presente 39 años después, únicamente estaría reclamando la justa defensa identitaria y jurídica de los habitantes de estas comarcas. Lo cierto es que no solo es así, ya que nuestra población es de largo la que más oportunidades pierde año tras año, por ello no se reclama solo autonomía identitaria, sino que se clama revivir. Hace 834 años, se decidió apostar por más democracia dando autonomía al estado llano. Así es como se dio origen al conjunto normativo de “Los Decreta”, y nació el primer modelo parlamentario de Europa. Una vez más debemos apostar por más democracia, por abrir concejos para el encuentro, por desarrollarnos de forma consciente y solidaria, por cuidar y cuidarnos, y por reclamar la capacidad de disponer de las mismas herramientas de gestión que el resto de los territorios, para tener al menos la oportunidad de decidir nuestro futuro, y aunque nos duela decirlo, poder sobrevivir.

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