Hace unos meses Boris Pérez recibió un e-mail de su amigo Epaminondas, un historiador griego con escasa credibilidad y poco reconocimiento. En su mensaje Epaminondas le explicaba que el Senado de los Estados Unidos había procedido a desclasificar una serie de expedientes que estaban registrados como de alto secreto. Se cometió un error con uno de esos expedientes y al darse cuenta se volvió a clasificar en seguida. Tardaron cinco minutos en hacerlo, pero este tiempo fue suficiente para que se produjera su descarga y difusión por internet. Epaminondas había conseguido el texto completo y se lo enviaba a su amigo Boris.
Se trata de la grabación de una conversación que mantiene un alto oficial del ejército americano en presencia de un oficial subalterno llamado Smith. La grabación se realiza por videoconferencia con unos extraterrestres. Los alienígenas ofrecían de modo altruista un gas que, una vez inhalado, activa ciertas zonas del cerebro humano de tal forma que permite entender cualquier idioma. De esta manera, sin problemas para comunicarse ni para leer textos escritos en cualquier lengua viva o muerta, se avanzaría hacia la paz mundial.
La respuesta del oficial americano fue escueta: “No interesa”, y cortó la comunicación. Sin embargo la grabación continúa y se transcriben los comentarios que este oficial le hizo a Smith. Van en el siguiente sentido:
“Estos extraterrestres están locos. Ahora salen con esta tontería. No nos interesa. Si lo aceptáramos, ¿qué pasaría con todas las personas que se dedican a la traducción durante las reuniones internacionales?, ¿y con el profesorado de idiomas de universidades, colegios, institutos y academias?, ¿y con el personal especializado en descifrar escritura antigua que acompañan a los excavaciones arqueológicas?
No tiene sentido. Es como la otra vez que nos trajeron ese medicamento capaz de curar el 90 % de las enfermedades. ¿Es que no piensan en nuestros profesionales en medicina, enfermería y personal sanitario?, ¿se creen que no tenemos hospitales que mantener en funcionamiento?, ¿y qué haríamos con toda la industria farmacéutica?
Parece que más que venir a ayudar lo que quieren es desestabilizar nuestro sistema mundial. No les dejaremos. Además, ni siquiera son verdes. La próxima vez que nos llamen, Smith, si no es para ofrecer tecnología ni me moleste, le dice usted directamente que no nos interesa.” Portazo y fin de la grabación.
