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Descansa, aunque sea en mis brazos

Cruz Galdón
Cruz Galdón
Escritora
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análisis

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Pensamos que nos reconforta todo aquello inalcanzable o al menos, aquello que supone un coste. Y decimos aquello tan consabido “todo lo bueno cuesta dinero”. Pero la afirmación no es esa, es otra. “Hay un verdadero descanso para el alma que no se paga con dinero”.

Existen temporadas en las que todo anda del revés, los planes se vienen abajo y las ilusiones se ennegrecen. Es justo ahí,  donde normalmente hacemos la lista de cosas que nos reconfortan cuando estamos mal o menos bien, como me gusta decir.

Entonces comienzas esa lista por el verbo que más me evoca que no es otro que “hablar”, pero no vale cualquier persona para ser receptor del mensaje, pues en ocasiones no necesitamos oír nuestro propio eco, si no el argumento devastador que provoca la reacción de nuestra conciencia dormida.Y lejos de reconfortar, alteran y excitan las ganas de acabar la conversación. Y aún así, esperamos pues sabemos que detrás de la primera frase hay un argumento. Entonces, tras la escucha atenta y la emoción, viene el sabor del fui escuchado, entendido y me dijeron verdades como puños.

En esa lista incorporamos un segundo verbo “mojar”, limpiar el cuerpo y el alma con la cálida sensación del agua y el jabón, que lejos de reconfortar sólo el cuerpo, ayudan a limpiar el alma, en la bendición de una canción canturreaba a media voz, o del susurro aliviado “qué gusto”.

El tercero podría ser “llorar”, qué bien sienta un buen rato de llanto acongojante, de ese que sabes ahoga el pulmón y solloza el gemido, no logrando entender por qué en ese instante, si no ha ocurrido nada importante conscientemente hablando. Es incoherente, abusivo y deja los ojos enrojecidos pero, no nos engañemos reconforta inmensurablemente.

El cuarto podría ser “mirar a quienes tanto amamos dormir”. Desvalidos, intocables, ajenos a la realidad, con sus respiraciones profundas y babas caídas, que nos hacen sonreír y evocar una ternura fuera de lo común.

El quinto “gozar” de unas buenas caricias, besos y pasiones inconfesables e incontenibles. Gozar del sabor del otro cuando bien te desea y quiere. Cómo reconforta el calorcito del cuerpo si se acompaña de sentimientos y qué bonito brillo rezuma en los ojos tras hacer el amor.

El sexto “bailar”. Da igual si lo haces descalza o tus tacones de aguja, con o sin pareja, desnuda o engalanada, pero danzar al compás de lo que precisa tu ser interior.

Me gustaría traer a colación los versos del poeta: “Un nuevo ser me nace a cada hora/ El que fui, ya lo he olvidado. El que seré/ no guardará del que soy ahora/ Sino el cumplimiento de cuanto sé” (José Samarago)

Es verdad, lo queramos o no, hay una enorme lista de cosas por hacer que reconfortan sin necesidad de gastar dinero. Pero en verdad hay una que a mi me hace cosquillitas en el alma, y no es otra que escribiros estas cartas desde mi ser.

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1 COMENTARIO

  1. Bienvenida sea esta nueva Carta de Cruz Galdón redactada a puro sentimiento para maravillar al lector de la sabiduría implícita de su autora que le permite abordar los temas con una sencillez que apabulla y estimula. Leerla y notar que en derredor la vida pasa distinto iluminada por un sol a pleno, hace que saboreé el café con un placer renovado e indescriptible mientras, sin darme cuenta, enarbolo la sonrisa que, ausente hasta ese momento, se presentó con el mensaje que todos debemos recibir; La vida es bella y vale la pena vivirla. Gracias Cambio 16 y gracias para Cruz Galdón que siempre hace que sus espacios de reflexión nos inviten a actuar. Un abrazo fraterno.!!

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