viernes, 29marzo, 2024
14.1 C
Seville

Desarrapados

Jesús Ausín
Jesús Ausín
Pasé tarde por la universidad. De niño, soñaba con ser escritor o periodista. Ahora, tal y como está la profesión periodística prefiero ser un cuentista y un alma libre. En mi juventud jugué a ser comunista en un partido encorsetado que me hizo huir demasiado pronto. Militante comprometido durante veinticinco años en CC.OO, acabé aborreciendo el servilismo, la incoherencia y los caprichos de los fondos de formación. Siempre he sido un militante de lo social, sin formación. Tengo el defecto de no casarme con nadie y de decir las cosas tal y como las siento. Y como nunca he tenido la tentación de creerme infalible, nunca doy información. Sólo opinión. Si me equivoco rectifico. Soy un autodidacta de la vida y un eterno aprendiz de casi todo.
- Publicidad -

análisis

- Publicidad -

En Valdorros, como cada año, el cerdo Remigio (hace varios lustros que dejaron de ponerle el ordinal y ahora sólo es Remigio) haraganea de aquí para allá por las calles del pueblo, rebuscando las sobras que los vecinos le sacan a las puertas de las casas para que el cochino engorde y llegado San José, acabe encima de la banca de uno de los afortunados que habrá sido agraciado con sus carnes en el sorteo anual que realiza el Ayuntamiento.

Desde hace algún tiempo, hay cierto malestar entre los valdorrenses porque corre el rumor que el sorteo que establece quién acabará con Remigio en su despensa, no es claro y está amañado (la suerte es esquiva siempre con los que más necesitan del cerdo para dar de comer a sus hijos y por el contrario está abonada a los miembros de la corporación municipal y sus familiares). Por eso, una tradición centenaria, está en serio peligro de extinción. Muchos de sus habitantes han dejado de apartar sus sobras y la media fanega de cebada que durante años guardaban para la cría de un cochino en comunidad, y se niegan a participar en el engorde de un animal que siempre acaba en manos de un selectivo colectivo que justamente, desde siempre, han podido criar uno para ellos solos sin necesidad de participar en un sorteo que hace doscientos ochenta y seis años comenzó para aliviar el hambre de los más pobres de la localidad.

En el último lustro y medio, el cerdo apenas llegaba a la matanza con noventa kilos y de ellos, en los dos años zagueros, el Ayuntamiento ha tenido que dedicar unos cientos de euros en pienso compuesto para que el pobre Remigio no muriera de hambre. Tal es la penuria del bicho que este año, han cambiado el sistema y Remigio ya no sale de paseo por las calles y plazas de la villa. Ahora está arrestado en un redil de las afueras y es alimentado por el pienso, el grano o un billete de veinte euros que aportan, antes de adquirir el lechón, aquellos que tienen interés en participar en esta tradición.

Parece que no hay mucho apego a los Remigios y solo cuarenta vecinos de los trescientos que tiene el pueblo participan este año en la tradición de la crianza comunal del cerdo. A lo largo de los meses, se ha ido viendo que además, alguno participa con trampas. Uno de los sacos de harina, sólo tenía tres kilos y el resto era cascarón de judías secas. Otro contenía patatas echadas que se pudrieron antes de poder ser utilizadas. En otro había cebada mezclada con mucha arena. Y hasta uno de los billetes de veinte euros resultó ser falso.

“Casualmente”, los trafulleros son los que menos necesidad tienen de hacer trampas para conseguir un cerdo que podrían mandar criar ellos mismos sin ninguna penuria económica. Los sacos no venían marcados, pero el encargado de la granja, conforme los participantes iban acercándolos al predio, tuvo la idea (visto lo visto en años anteriores con el sorteo) de colocar una etiqueta en cada saco con el nombre de los donantes por si había problemas posteriores. Lo del billete, ha sido algo más complicado de averiguar, pero la diosa fortuna quiso que el mismo sujeto, entregara otro billete falso con la misma numeración en la farmacia del pueblo cuando no estaba don Orencio, el farmacéutico. El mancebo lo pasó por el validador en cuanto el cliente abandonó el establecimiento y resultó que la máquina dijo que no valía. Cuando llevaron los billetes de los participantes a la misma farmacia y el mismo día para validarlos por el único detector que hay en el pueblo, el único falso era el que tenía la misma serie y número que el detectado por el dependiente. Blanco y en botella, se dijeron tanto el alguacil como don Orencio.

Todos los farsantes tienen algo que ver con el alcalde o los concejales. Hay hermanos, cuñados e incluso hijos de concejal. El Ayuntamiento no ha hecho nada al respecto y eso que, nuevamente ha tenido que aportar un centenar de euros para que Remigio diera el peso mínimo para la matanza. Los vecinos exigen que, puesto que el cerdo ha sido criado con dinero público, todos participen en el sorteo. Sin embargo, el pleno del Ayuntamiento, con la oposición de un único concejal de los siete, ha votado por mayoría absoluta que en el sorteo sólo participen los que estaban apuntados sin excluir a los tramposos. Eso ha indignado a la vecindad.

….

Han pasado dos años desde que el último Remigio fue sorteado. En las elecciones, uno de los tramposos, que curiosamente se hizo con el último premio del cochino, ha acudido a las elecciones municipales con la única propuesta de que en lugar de un Remigio, haya cuatro. Todos criados con el presupuesto municipal y en cuyo sorteo participarán todos los vecinos. Su cuñado que también era otro de los trampas y había sido agraciado dos años antes y sus dos primos, también de los chanchulleros, han salido elegidos concejales.

¡Lo que se van a reír los vecinos cuanto los cuatro cerdos vuelvan a tocarles a los concejales!

*****

Desarrapados

Lo que ha sucedido en USA con el asalto al Capitolio, es algo más que un intento de unos palurdos en dar un golpe de estado. Setenta millones de votantes de Trump no son algo insignificante. Ni todos ellos son peligrosos nazis. Muchos, la mayoría me atrevería a decir, son desharrapados. Blancos a los que los políticos, la sociedad y la prensa han dejado de lado y que se sienten ninguneados y lo que es peor, no ven salida a su situación y se han dado cuenta de que aquello del “sueño americano” en el que un pobre inmigrante llegaba a las inmediaciones de la Estatua de la Libertad con dos dólares en el bolsillo y acaba viviendo en TriBeCa, es sólo eso: un cuento. El hijoputismo que sufrimos y en el que ha derivado un capitalismo sin control, sin escrúpulos y sin fundamentos reales, troncando la economía real a una digital de movimientos especulativos etéreos e irreales ha acabado con el ascensor social. Y cuando a esa gente, desquiciada intelectualmente, tanto que ni siquiera ha recibido una educación como es debida (porque a los idiotas se les maneja mejor), rota económicamente, estancada y sin futuro, un cantamañanas como Trump, un majadero engreído que se ha procurado como altavoz medios de comunicación con muchos televidentes y posiciones publicitarias ventajosas en Facebook o Twitter, llega y les promete volver a la esencia de la nación (una esencia inexistente, por cierto), trabajo y dignidad, la inconsciencia cognitiva de estos haraganes desharrapados les lleva a tragarse mentiras tan absurdas como que los migrantes les quitan el trabajo, los negros copan todas las ayudas sociales y los hispanos sólo vienen a robar. Su cuenta de la vieja es clara. Si acaban con los migrantes tendrán más trabajo y si los negros vuelven a ser esclavos, ellos ya no estarán en el sótano del escalafón social y habrá alguien que esté peor. El consuelo de los idiotas. Su trastorno es de tal calibre, que el auto proclamado líder de la revuelta (un pardillo que se va a comer todo el marrón) se presentó en el Capitolio vestido de Jefe Indio (con un gorro de piel de mapache con cuernos, según cuenta Pedro Vallín).  Unos “indios” americanos a los que otros desarrapados muertos de hambre que venían de Europa en busca de fortuna acabaron exterminando en un genocidio para quedarse con sus tierras.

Alguno, ahora mismo estará pensando que en todo caso eso es USA y sólo les afecta a ellos. Craso error. El movimiento de personas decepcionas con este sistema de hijoputismo que deja en la cuneta a la mayoría de los seres humanos, a los que los medios de incomunicación y manipulación informativa se preocupan de “calentar” día a día con sus mentiras de rumanos ladrones, colombianos violadores, gitanos usurpadores de ayudas o con sus publirreportajes sobre ocupaciones de casas de personas que salieron a hacer la compra y cuando volvieron no pudieron entrar en sus domicilios porque cuatro perroflautas con coleta habían allanado su domicilio, es un problema mundial. Y España, dónde el hijoputismo además es franquista, fascista y elitista es uno en los que más. Al vago de Bilbao, líder del partido de los trols del moco verde, no le han votado tres millones seiscientos mil españoles por influencia divina. Sus votantes son gentes del mismo corte intelectual y social que los que se presentaron en el Capitolio americano. Y como los que permitieron el asalto allí, también cuentan con la simpatía y la adopción otros uniformados aquí. Son peligrosos y ahora además están organizados y siguen las instrucciones de unos cantamañanas a los que tuvieron que amañar sus estudios para que pudieran tener titulaciones y/o de los vividores salvapatrias. Y para colmo, cuentan con la inestimable ayuda en la retaguardia de una judicatura obsoleta, rancia y atrincherada que se han dado a sí mismos, competencias como tercera cámara y se sienten inmunes e impunes.

Cuando empezábamos con aquel sueño de convertir el 15-M en una formación política al que llamaron Podemos, a nuestras reuniones en la calle, acudían muchas personas. Unos cuantos llevábamos años en la lucha de la izquierda (IU, CCOO, colectivos antifascistas, colectivos sociales y vecinales, etc.) pero había muchos otros que simplemente se acercaban por la necesidad de que hubiera un cambio político que acabara con las corruptelas, la impudicia y la divinidad de esos viejos políticos que se creen estar por encima del bien y del mal y que predicaban (y predican) recortes mientras cobran salarios indecentes de eléctricas, patronal o empresas del Ibex-35 o lo que es peor se llevan miles de euros de salario público por haber sido. Muchos de esos que iban a observar, acabaron desvinculándose pronto y fueron el granero de votos inicial de los cuñadanos. Seguro que algunos han acabado votando a los trols del moco verde.

La izquierda ha perdido gancho. Y lo ha hecho porque, en general se olvida de los problemas cruciales que tiene la gente. El paro, la pobreza, la falta de vivienda, la precariedad laboral, la sanidad pública o la educación en igualdad son los principales problemas a solucionar que debería tener cualquier formación política y si se dice de izquierdas, con mayor motivo. Sin embargo, durante décadas se han centrado en solucionar temas menores, que también son importantes pero que si no tienes tejado que impida que te entre el agua, no tiene sentido pintar unas paredes bonitas.

La izquierda ha perdido gancho porque se dedica a gobernar, en lo importante, como la derecha y no sólo no ofrece soluciones a esos grandes problemas sino que impone medidas que los agravan. El PSOE, y sobre todo sus Mister X, Bonos, Guerras, Rodriguez Ibarras, Barrionuevos, Serras, etc., llevan haciendo daño a los trabajadores desde 1982. Llevan creando pobres desde que les dimos la oportunidad de gobernar como un partido social con 202 diputados y acabaron haciéndolo como la UCD de los franquistas. Cuatro reformas laborales, a cada cual peor para los derechos y mejor para los abusos de los empresarios. Tres reformas de pensiones que además de bajar considerablemente la percepción económica de los pensionistas y de elevar la edad de jubilación, no sólo no han conseguido arreglar el tema de la hucha sino que ahora mismo está en cuidados paliativos. Porque no era ni es, un problema de años de cotización, ni de poner trabas, sino de la economía sumergida, la falta de trabajo y de aportaciones a través de impuestos.

Dedicaron todos sus esfuerzos en cercenar la industria para crear trabajadores esclavos y precarios en el sector más volátil de la economía: el turismo. Se preocuparon de llenar las arcas de los franquistas cediéndoles por precios irrisorios los servicios públicos esenciales como las eléctricas o las petroleras. Se empeñaron en hacer desaparecer la Caja Postal, como uno de los bancos fuertes públicos para concentrar todo el poder en dos grandes grupos bancarios que ahora cobran a la gente en comisiones más de lo que ingresan. Se desvivieron por crear agnósticos políticos reclamando moderación salarial, acatamiento social y moderación espiritual mientras copaban puestos en grandes Consejos de Administración con salarios mensuales mayores que el anual del 90 % del ciudadano medio.

Eso es lo que le ha dado a la izquierda el descrédito. Si a eso le sumamos los pelotazos del ladrillo que desocupaban las escuelas para llenar las obras y crear así miles de imbéciles intelectuales que se mueven por lo que ven en Antena 3, tenemos el caldo de cultivo perfecto para los fascistas.

De todas las urgencias a arreglar con el gobierno de coalición: ley mordaza, derogación de la reforma laboral, democratización de las instituciones, bajada del precio de la luz y derechos de los clientes bancarios, ninguna de ellas, salvo la ley WERT, ha sido siquiera debatida. Eso no sólo no recupera para la sociedad democrática a todos los que están hartos de este sistema, sino que hace perder la confianza de los que les votaron en los cuatro últimos años. Ya sé que cualquier mal gobierno del PSOE con Podemos es infinitamente mejor que el más destacado de los del partido de la corrupción. Pero el votante de izquierdas es una persona crítica que pierde la confianza con mucha rapidez. Y si Pablo Iglesias no entiende esto, estamos condenados a repetir la catástrofe de Madrid.

Salud, feminismo, república y más escuelas públicas y laicas.

- Publicidad -
- Publicidad -

Relacionadas

- Publicidad -
- Publicidad -

DEJA UNA RESPUESTA

Comentario
Introduce tu nombre

- Publicidad -
- Publicidad -
- Publicidad -
- Publicidad -

últimos artículos

- Publicidad -
- Publicidad -

lo + leído

- Publicidad -

lo + leído