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Derrota en Waterloo

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análisis

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El gran perdedor de estas elecciones catalanas es Carles Puigdemont. ERC ha superado en votos a JuntsxCatalunya, lo que quiere decir que, aunque tenga presencia en el govern, Waterloo ya no tendrá la presidencia de la Generalitat. Este es un cambio crucial. En un régimen como el catalán, un poder burocrático que utiliza el poder de la Generalitat para imponerse, este es un hecho clave. Las caras de derrota de Puigdemont y Laura Borràs en la noche electoral lo decían todo. Es el resultado de un retroceso que ahora se expresa en toda su dimensión. JuntsxCataluña se queda con menos de la mitad de votos de los que la Convergencia de Mas cosechó en 2010. Han perdido más de 600.000 votos gracias al procés.

Y han descuartizado el partido de Pujol, que fue durante décadas su principal brazo político. Junts era en 2015 la primera fuerza política, en 2017 descendió al segundo lugar, y ahora ha vuelto a bajar, al tercer puesto. Las fuerzas que, como Junts, defendían reeditar la DUI, han sido penalizadas, y las que –como ERC o incluso la CUP- admiten la necesidad de “realismo”, es decir la imposibilidad de aplicar una secesión unilateral con una mayoría social en contra, llevan ahora la batuta en el campo independentista. Los hechos -los datos, los votos- demuestran que el independentismo ha perdido fuerzas y apoyos, y que se agudiza en los sectores más reaccionarios y abiertamente rupturistas.

Menos votos, menos apoyo, que no nos engañen

Las fuerzas que apoyan el procés, y sus élites, han sufrido un nuevo retroceso, han perdido votos, muchos votos y, de nuevo, han perdido apoyo social, y, por tanto, hoy están más débiles. Esto no es una “opinión”, son hechos contundentes. Es la verdad que muestran los datos. En cuanto al número de votos, los partidos independentistas han obtenido los peores resultados en unas elecciones autonómicas. Desde que se abrió el “procés” en 2012 nunca les habían votado menos catalanes. Han obtenido 617.000 votos menos que en 2017, y hasta 100.000 votos menos que en 2010, en la era “pre procés”. No son más, son menos. No avanzan, retroceden.

Y su peso en la sociedad catalana está en su cota más baja. Si las fuerzas independentistas han obtenido el 51,4% de los votos -superando por la mínima a las fuerzas no independentistas- es porque, ante la evidencia de un retroceso del procés, muchos catalanes opuestos a fraccionar España, que sí se movilizaron en 2017, no han votado en 2021. Pero aun así este porcentaje está por debajo del obtenido por Convergencia en 1992 -un máximo del 54,2% de los votos- antes de su conversión al independentismo.

Pero si lo medimos respecto al censo electoral -todas las personas con derecho a voto- aparece el auténtico grado de apoyo al independentismo en la sociedad catalana. Los votos de los partidos del procés representan el 27,7% del censo electoral. Es decir, sólo uno de cada cuatro catalanes. El 1-O movilizaron al 38,4% del censo, en 2017 les votó el 37,1%. Ahora sólo el 27,7%, más de diez puntos menos.

Se puede argumentar que ese descenso de los votos independentistas está causado por la pandemia, que ha dado como resultado una reducción de 25,5 puntos en la participación, la más baja en unas elecciones autonómicas. Esta es sólo una parte de la verdad, y no la principal. El voto independentista se ha caracterizado por su movilización, independientemente de las condiciones. Si las fuerzas del procés han perdido votos, es porque mucha gente les ha abandonado. Por el rechazo a una ruptura unilateral de consecuencias nefastas para Cataluña. Y por el desacuerdo con una gestión de la crisis sanitaria y económica por el gobierno de la Generalitat -que ha ejecutado los mayores recortes, especialmente en sanidad, de toda España- con graves consecuencias sociales.

El pueblo trabajador catalán resiste

En estas complicadas elecciones autonómicas la mayoría social catalana que rechaza la ruptura ha resistido en condiciones difíciles. Se sabía que no se iba a volver a repetir la movilización histórica de 2017 -pocas semanas después del 1-O y la DUI-, y también la abstención ha sido mayor donde se concentra el pueblo trabajador. Pero precisamente en esas zonas donde se concentra la población trabajadora, la hegemonía del voto por la unidad es total. De las 15 ciudades más pobladas de Cataluña, los votos de las fuerzas no independentistas han ganado en 11 de ellas, con porcentajes que superan, por ejemplo, el 70% en Hospitalet, Santa Coloma y Cornellà, ciudades del corazón del cinturón rojo y obrero.

Gana el gobierno de coalición de izquierdas

El veredicto de las urnas en Cataluña iba a tener repercusiones en el conjunto de España. Muchos habían afilado los cuchillos para utilizar los resultados del 14-F como arma contra el gobierno en Madrid, el más a la izquierda de toda Europa… Y han debido envainar sus espadas. El mapa político catalán que surge del 14-F fortalece al gobierno de coalición de izquierdas en toda España.

La arriesgada maniobra que suponía el “efecto Illa” ha sido un éxito completo. Por primera vez, el PSC gana unas autonómicas en Cataluña tanto en votos como en escaños. Illa ha hecho campaña con el lema de que “se puede acabar con el procés”, planteando la necesidad de “pasar página” y decir “basta”. Y se ha convertido en la fuerza más votada en Cataluña. Afianzando su hegemonía en las zonas urbanas, especialmente en el cinturón metropolitano de Barcelona. Además, el hecho de que el ministro de sanidad durante la pandemia haya conseguido duplicar los escaños del PSC es un espaldarazo a la línea del gobierno en la actual crisis sanitaria.

Los resultados del otro miembro del gobierno de coalición -En Comú Podem- son mejores de lo esperado, manteniendo, a pesar de haber perdido 132.000 votos, sus ocho diputados en el Parlament. En Comú Podem no ha seguido esta vez la estela de Pablo Iglesias –cuando equiparaba a Puigdemont con el exilio republicano o consideraba a Junts parte de la “mayoría progresista”-, sino que, por el contrario, ha agudizado su perfil de izquierdas, concentrando sus críticas en “la derecha de Junts”.

En el otro extremo se encuentra el PP. No solo ha retrocedido, perdiendo uno de los cuatro diputados que tenía, sino que, y esa es la peor noticia, ha sido vapuleado por Vox, aunque Vox realmente ha perdido 26.000 votos en Cataluña respecto a hace poco más de un año en las elecciones generales de noviembre de 2019. La “línea Casado” ha recibido un más que severo golpe, que tendrá consecuencias en el futuro. La debilidad del PP afecta a la posibilidad de articular un “gobierno de los recortes” en España. Los poderosos sectores oligárquicos que buscan acabar a cualquier precio con el gobierno de coalición de izquierdas -y miran con envidia a una Italia donde se ha impuesto un gobierno tecnocrático-, y suspiran por un “gobierno de concentración nacional”, se han encontrado, de momento, con que Mario Draghi no está en la política española ni se le espera.

Así que nada de engañarnos con que las fuerzas del procés han superado por primera vez el 50% de los votos, y que su mayoría en el Parlament ha aumentado -de 70 a 74 escaños-, y sentenciar que “nunca ha habido tantos independentistas”. A lo que se han añadido algunos grandes medios de Madrid -curiosa coincidencia- que en sus editoriales afirman al unísono que “ahora el independentismo está más fuerte que nunca”. Sólo intentan ganar en la propaganda lo que han perdido en las urnas.

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6 COMENTARIOS

  1. Este señor que ha escrito este artículo vive en Wonderland pues el partido de Puigdemont ha sacado igual escaños ( uno arriba uno abajo ) que el PSOE , el cual este ultimo iba a desarticular el procés y en cambio se topa con la realidad del pais que es un sentimiento separatista independentista. Seguramente y no me equivoco Puigdemont molesta mucho a ciertos articulistas ya que es el unico que ha podido buscar justicia fuera del pais pues aqui hay poca y de mala calidad , y no lo digo yo sino todas las sentencias a favor de JUnts y los ideales que quiere perseguir.
    Rabia incontenida en Madrid que desde hac siglos ya designaba ministros y vireyes para aplastar las voluntades de Cataluña pero claro de eso no se acuerdan …… quizas les recomendaria un poquito de historia pero no la de Madrid y la del 78 que cuenta solo lo que les interesa sino alguna imparcial en la que se refleje la realidad de los hechos.

  2. Ah !!! se me olvidaba y hablando de realidades por qué no usa su preciado tiempo en reconocer la verdadera derrota de estas elecciones que es precisamente el partido naranja de Ciudadanos o la de los de Genova y toda su mafia ? ese descalabro del que habla se referirá seguramente a las penosidades y charlatanería de Carrizosa y Arrimadas o a los desmanes económicos y de la caja B de Casado y compañía. Y ya que estamos en faena por que no habla de la vergüenza del fascismo que recién entra en las instituciones de Catalunya y de su indignante progrma electoral ? todo eso quizás no le interesa pero es la realidad mas cercana de la que dispone así que talvez podría cambiar el rumbo de sus opiniones.

  3. Señor Madroñal se le ve el plumero. Sus palabras y argumentos son una señal que vamos en el buen camino. Sólo le ha faltado lo de la democracia plena.

  4. Sr Madrona pero no es por nada pero si se lee los post anteriores al mio usted queda bien retratado, y si desde la generslitats usted dice que manipula y engaña, pues a los perlas de Génova que están manipulando el CGPJ Y más se le tendría que caer la cara de vergüenza embustero manipulador y de democracia ja ja ja ,viendo este diario el art. donde sale la bandera de Falange en el parlamento andaluz hay que joderse y la póliza al padre y a su hija ,y la gloriosa actuación de las fuerzas de seguridad del estado tirando tiros con la pajillera ,o detención en Madrid por protestar ,que pena de pais ,viva la Republica.

  5. Hasta ahora tenía Diario16 por un periódico serio pero deben haber sacado al perpetrador de esta majadería del fondo de algún baúl del PSOE más casposo, quizá de casa de Alfonso Guerra o José Bono. En su delirio dice que el independentismo depende de tener la Generalitat, como si el españolismo no dependiera de tener el Gobierno central, los jueces, la policía. Vaya fenómeno. Pero áun mejor, dice que el independentismo ha salido «derrotado» porque tiene 600.000 votos menos, pero el españolismo, que tiene 710.000 votos menos y dice que «ha ganado». No sabe ni contar este tipo. Porque claro, atribuye que la bajada de participación indepe es «culpa del procés» mientras que la españolista debe ser sólo a causa de la pandemia. Para acabar de reirnos dice que la maniobra Illa ha sido un éxito completo. Ni se da cuenta que nada que ver con Illa tiene el aumento del PSC, sino con la quiebra de C’s y el reparto (recuperación) de sus votos a otros partidos a los que se habían dirigido sus votantes de siempre en 2015 y 2017 y que ahora han vuelto al redil, con Illa o con Iceta igual. El PSC antes de llegar C’s tenía en 2011 un 26,66% y ahora un 23,04% pues es un partido tradicionalmente fuerte en Catalunya habiendo gobernado muchos años. Por tanto, no es Illa, sino la caída de C’s, como vería hasta un niño. Y como no conoce Catalunya ni se da cuenta que esa victoria en el área metropolitana, es la de siempre, la Catalunya de la inmigración y la falta de integración. Nada ha cambiado.

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