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Dermatólogos piden acabar con los rayos UVA

Antonio González Aguayo
Antonio González Aguayo
Licenciado en Historia, Escenografía teatral y con estudios de periodismo. Escribo en diferentes medios digitales.
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análisis

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Desde hace tiempo, las asociaciones profesionales de dermatólogos de la Unión Europea, incluidas las de España, desaconsejan el uso de las cabinas de bronceado con fines estéticos. Pedro Jaén, presidente de la Academia Española de Dermatología y Venerología, afirma que “está más que demostrado que [los rayos UV artificiales] producen un envejecimiento de la piel y cáncer”. Pues bien, ahora es la Agencia Nacional de Seguridad Sanitaria (Anses) de Francia la que aconseja, en un informe al Gobierno emitido el pasado miércoles, el cierre de estas instalaciones en el país y que la prohibición incluya la venta de estos aparatos a particulares, según señala el jefe de la unidad de evaluación de riesgos de la Anses, Olivier Merckel, a la Agencia France Presse. Por su parte, los profesionales de estética anuncian que las pérdidas serían enormes para un sector ya en crisis.

La Agencia en su informe advierte que “el riesgo de cáncer asociado a los rayos UV de los aparatos de bronceado artificial está comprobado” y en consecuencia, “recomienda a los poderes públicos que tomen todas las medidas necesarias para cesar la exposición de la población a los rayos UV artificiales emitidos por las cabinas de bronceado con fines estéticos”. Y recuerda que ya en un informe de 2014 advertía que las personas que han usado una cabina de bronceado, al menos una vez antes de los 35 años, “aumentan un 59% el riesgo de desarrollar un melanoma cutáneo”. En Francia, según la Agencia, se calcula que “el 43% de los casos de melanoma entre los jóvenes podrían ser atribuidos a un uso de las cabinas de bronceado antes de la edad de 30 años”.

Según Le Monde, dermatólogos, la Academia de Medicina y hasta algunos políticos llevan desde 2015 pidiendo su prohibición, pero hasta ahora los Gobiernos se habían limitado a endurecer su reglamentación. De ahí que este informe responda, explica Anses, a una petición del Ministerio de Sanidad que deseaba revisar la reglamentación que rige este negocio cada vez más demandado en las últimas tres décadas.

”Hace años que esperamos que los políticos tomen las decisiones necesarias […] Es muy importante que se prohíban [los rayos UV artificiales] porque hacen aumentar la tasa de cáncer, especialmente los melanomas. Es un problema de salud pública”, ha declarado el presidente del Sindicato Nacional de Dermatólogos-Venerólogos, Luc Sulimovic, a la emisora France Info.

También recuerda la Agencia, que el bronceado artificial conlleva el envejecimiento acelerado de la piel, “estimado en cuatro veces más rápido con las lámparas de bronceado que con el sol” y que, la coloración de la piel causada por la exposición a rayos UV artificiales “sigue un mecanismo diferente del bronceado natural”, por lo que “no garantiza ninguna protección” contra los efectos perjudiciales de estos rayos. Desmiente, además, que su uso proteja de las quemaduras solares y que proporcione un aporte significativo de vitamina D.

Como no podía ser de otra manera, el informe topa con la oposición de los profesionales de la estética, que critican la ausencia de “elementos nuevos que apoyen” el informe de Anses y denuncian una “deriva higienista peligrosa”. En este caso, la Confederación Nacional de Estética y Perfumería (CNEP) cita un estudio que asegura que “los conocimientos actuales científicos no permiten sostener la hipótesis de un riesgo aumentado de melanoma con el uso de cabinas de bronceado”.

La propia presidenta de la CNEP, Régine Ferrère, ha declarado además a France Info que las consecuencias económicas de una eventual prohibición de las cabinas bronceadoras serían terribles. Según la Confederación, en Francia existen 350 centros especializados en el bronceado artificial, a los que se unen 4.500 institutos de belleza que ofrecen una o dos cabinas de bronceado. Y ha agregado que el sector produce un total de 10.500 empleos directos e indirectos. Aunque según la emisora Europe 1, estas cabinas bronceadoras son un negocio a la baja que ha perdido en los últimos años cerca de 5.000 empleados.

Mientras tanto, la agencia sanitaria francesa considera urgente tomar medidas drásticas. “No podemos esperar más”, subraya el experto Merckel. “Los datos científicos se acumulan, ya no caben dudas, tenemos pruebas sólidas, el riesgo de cáncer está comprobado, tenemos las cifras sobre los efectos en los jóvenes, para toda la población. Ahora, recomendamos una acción de los poderes públicos”, concluye.

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