Denuncian al Summa 112 por la muerte de su hijo, desatendido mientras se ahogaba

Los padres en han denunciado que llamaron porque el chico se estaba ahogando, pero el médico le contestó: "Señora, su hijo respira perfectamente. Él dirá lo que quiera, pero respira"

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Los padres de Aitor García, un joven de 23 años de Navalcarnero, en Madrid, han denunciado al servicio Summa 112 por la muerte de su hijo por ahogamiento. La madre llamó para solicitar auxilio, al servicio de emergencia, pero el médico que le atendió en la primera llamada niega que se estuviera ahogando. El médico le pide hablar con el chico al que le dice Señora, su hijo respira perfectamente. Él dirá lo que quiera, pero respira”. El personal de emergencia insiste a la mujer que a su hijo no le pasa nada y que cree que su hijo está un poco tocado y le cuelga el teléfono.

Los padres de Aitor reclaman a la Comunidad de Madrid 175.000 euros por lo ocurrido,

Esta es la transcripción de la llamada:

– Madre: Mire, es que se ha levantado el chico y se ha mareado al levantarse. Yo estaba en la cocina y le he sentido caerse

– Médico: Sí

– Madre: Y entonces un sudor enorme… Ahora se ha quedado más bien frío, pero con un sudor enorme.

– Médico: ¿Él está en tratamiento de algo?

– Madre: No, no.

– Médico: Ha tenido un síncope entonces.

– Madre: Y está como, como… Dice que no puede respirar.

– Médico: Vale. Pásemelo al teléfono, por favor.

– Madre: A quién: ¿al chico?

– Médico: Claro.

– Madre: No puedo, no puedo.

– Médico: Es que tiene que hablar con el médico. ¿No tiene un móvil, y la llamo yo?

– Madre: ¡Si él no puede, si él está en la…!

– Médico: Señora, si estuviera en el hospital ahora mismo un médico allí, ¿tendrá que hablar con él o no?

– Madre: Bueno, pero usted…

– Médico: Da igual que sea por teléfono o lo que sea, tiene que hablar con el médico.

– Madre: Él dice que no puede respirar y que…

– Médico: Bueno, ya, pero yo necesito evaluarlo. Señora, porque él puede necesitar una UVI, puede necesitar un ingreso hospitalario o puede necesitar un médico…

– Madre: Mira, que dice el médico que tienes que hablar con él, que a ver lo que te pasa…

– Médico: Dígame, qué te ocurre, cuéntame un poquito.

– Aitor: Me ahogo…

– Médico: Yo no te escucho que te ahogues. ¿Has estado nervioso o algo?

– Aitor: No

– Médico: Entonces, ¿estás en tratamiento de alguna cosa?

– Aitor: No puedo. Me ahogo…

– Médico: A ver, pásame a tu mamá.

– Aitor: No puedo…

– Médico: Pásame a tu mamá.

– Madre: Mire usted como está.

– Médico: No, respira perfectamente. ¿Está a tratamiento psiquiátrico de algo?

– Madre: No, no, de nada

– Médico: ¿De nada? ¿Ha tomado alguna…?

– Madre: No, mire, si ayer ni salió ni nada, estuvo aquí en casa metido todo el día…

– Médico: Bueno, irá un médico a verlo y tendrá lo que sea, no lo sé, pero ¿no puede ser que haya tomado algo?

– Madre: No, no…

– Médico: ¿Algún medicamento o algo?

– Madre: No.

– Médico: Pues respira perfectamente, ¿eh? Que respira perfectamente…

– Madre: Pues él dice que no puede respirar.

– Médico: Él dice lo que quiera, pero respira perfectamente porque habla perfectamente, ¿vale?

– Madre: Pues mire usted yo no sé lo que…

– Médico: Bueno, irá un médico a verlo, pero él sí respira…

– Madre: Yo no sé…

– Médico: Sí, respira. Venga. Hasta luego. Parece más bien que está tocado de algo. No sé. Vamos a ir a verlo. Venga, hasta ahora.

La Asociación del Defensor del Paciente considera uno de los casos más “dolorosos e impactantes que ha recibido a lo largo de la historia de la asociación”. Aitor García tenía un trombo en el pulmón, se desplomó y entró en parada cardiorrespiratoria mientras su madre pedía desesperada ayuda.

Cuando llegó la médico de la UVI móvil le dijo que “el cerebro había estado demasiado tiempo sin riego”. Fue trasladado al hospital más cercano, donde el joven murió cuatro días después.

Sardinero y los padres de Aitor deducen que, si en esa primera llamada se activa la UVI Móvil del Hospital Rey Juan Carlos de Móstoles, a 14 minutos con tráfico normal (mucho menos obviamente para una ambulancia) del lugar en que Aitor García luchaba por su vida, el desenlace podría haber sido otro.

El SUMMA 112 lamenta el triste desenlace y comprendemos el padecimiento de estos padres tras el fallecimiento de su hijo. Asegura que puso a disposición del paciente todos los recursos materiales y humanos disponibles en un Servicio de Emergencias Extrahospitalarias para prestar una asistencia precoz a este joven de 23 años, que por desgracia falleció posteriormente en el hospital.

El SUMMA 112 insiste en que sus profesionales actuaron en todo momento con diligencia y profesionalidad, conforme a los protocolos, y sus recursos móviles tuvieron unos tiempos de respuesta óptimos.

El día en que se produjo la atención sanitaria, hace casi dos años, se produjeron dos llamadas en un intervalo de 8 minutos. Los síntomas aportados en la primera llamada apuntaban a un problema respiratorio sin signos de gravedad al inicio, siendo práctica habitual que el médico regulador (el que atiende desde el Centro Coordinador) solicite hablar directamente con el paciente para comprobar el tipo de respiración que presenta, lo que se hizo, mientras se movilizaba una Unidad de Atención Domiciliaria.

En la segunda llamada, la situación clínica había cambiado y se trató como una emergencia, ya que Aitor no respiraba. Se movilizó una UVI móvil, un soporte vital avanzado para situaciones en las que existe un riesgo vital. No obstante, el médico no se limitó a ello, sino que guio al padre en las maniobras de reanimación cardiopulmonar explicando qué pasos debía seguir para hacer el masaje. Le aconsejó a no dejar de hacerlo mientras llegaba la UVI móvil porque era la mejor manera de ayudar a su hijo.

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