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Delicatessen para «Beatlemaniacos»

Francisco Martínez Hoyos
Francisco Martínez Hoyos
Doctor en Historia
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análisis

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El F.C. Barcelona, todos los sabemos, es “más que un club”. Pues con los Beatles pasa algo muy parecido. Son mucho más que un simple grupo de pop y rock. No solo cambiaron para siempre la música popular, también se convirtieron en un fenómeno social con incidencia, por ejemplo, en la moda. Puigdemont, el expresidente de la Generalitat, no luciría el mismo peinado sin el precedente de los Fab Four. Y cualquiera que conozca la serie Big Bang Theory puede decir lo mismo del personaje de Howard Wolowitz. En esto como en muchas otras cosas, la sombra de John, Paul, George y Ringo es alargada. Si Leonard Berstein, el artífice de West Side Story, comparó uno de sus temas, Got to Get You Into My Life, con uno de Robert Schumann, el compositor decimonónico, no fue por casualidad ni capricho.

A los académicos, en Historia, le gusta utilizar el término “recepción” para referirse a la influencia que ejerce un artista o un acontecimiento. Los cuatro de Liverpool son sus discos de estudio pero también la infinidad de ocasiones en que otros músicos han interpretado sus canciones. Hasta ahora, sin embargo, no existía ningún libro sobre esta cuestión. El periodista Jordi Planas ha venido a rellenar este vacío con The Beatles. Las 100 mejores versiones (Lenoir, 2022), una exquisitez de principio a fin, empezando con esa portada que homenajea la de mítico Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band. El volumen es el producto de un poético efecto bola de nieve que se originó cuando el autor buscaba material para uno de sus artículos. Se dio cuenta entonces de que había encontrado un filón y que merecía la pena aprovecharlo con un trabajo de más envergadura.

Parte de la magia del un libro consiste en revelar al lector cosas nuevas. Incluso el fan los Beatles con cocimiento de causa descubrirá aquí muchos tesoros que le habían permanecido ocultos. Aparecen, por supuesto, versiones muy conocidas como la que hizo Elton John de Lucy in the Sky with Diamonds, o la de Michael Jackson de Come Together, pero, por el camino, encontraremos muchas cosas insólitas. ¿Creía usted que Metallica solo tocaba Heavy Metal? Pues se sorprenderá, sin duda, con su aproximación a una melodía tan intimista como In my Life, suficiente para descolocar a cualquiera.

La música de los Beatles ha sido compatible con los estilos más diversos, de forma que el mérito de muchos covers no está en imitar al original sino en todo lo contrario, en aprovechar el punto de partida para crear algo nuevo y muy personal. En la voz de Ringo, With a Little Help for my Friends tiene poco que ver con el electrizante himno soul de Joe Cocker, que conocimos primero por el concierto de Woodstock y después por la banda sonora de aquella serie inolvidable que se llamaba Aquellos Maravillosos Años. Ella Fitzgerald, en Can’t Buy my Love, también transformó la melodía de Lennon y MCartney en algo distinto por sus espléndidos arreglos para Big Band.

A la vez que nos habla de las cien versiones, Planas nos ilustra sobre los vínculos de los Beatles, a nivel personal y artístico, con aquellos que se inspiraron en su trabajo. Los Rolling Stones, para empezar, no fueron sus rivales sino sus cómplices, tanto que les pidieron una de sus canciones, I Wanna Be Your Man. Nina Simone, a su vez, sirvió de inspiración para ese clásico del romanticismo que es Michelle. Cuando Bob Dylan versionó Something, rendía homenaje a un viejo amigo, George Harrison, con el que había compartido formación en The Travelling Wilburys. Otro miembro de este supergrupo de los ochenta fue Jeff Lynne, el antiguo componente de la Electric Light Orchestra, un conjunto que en su momento muchos tomaron por “los nuevos Beatles”. La ELO aparece en el libro por su interpretación de Day Tripper, en 1974.

En ocasiones, seguramente para asombro del lector, los que versionan a los Beatles no son cantantes sino actores. Tal es el caso de Goldie Hawn o de Peter Sellers, que se atrevió con She Love You de cuatro maneras distintas: con voz germánica, con acento inglés de clase obrera, con acento inglés de clase alta y, por último, con acento irlandés. Sellers, por cierto, fue muy amigo de Ringo, con el que compartió cartel en la película The Magic Christian. El batería no tuvo demasiado éxito en esta cinta ni en sus otras incursiones cinematográficas.

El libro concluye con un apéndice con otras 50 versiones, las finalistas, algunas tan llenas de frescura como ese Something de Frank Sinatra a ritmo de swing. Es la misma canción que años después Paul McCartney, en sus conciertos, tocaría con un sencillo ukelele. En este caso, el viejo dicho de “menos es más” adquiere todo su significado. La música de los Beatles suena, una vez más, tan incombustible como siempre. Planas, con su profundo conocimiento y su estilo desenfadado y ameno, ha hecho una más que interesante contribución a la historia de la cultura en el siglo XX, que nunca hubiera sido la misma sin aquellos cuatro muchachos británicos de clase trabajadora.

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