Puestos a pensar, o convencidos de que en vista del cariz que las cosas han tomado, tal proceder es inútil en tanto que muy probablemente resulte además malinterpretad pudiéndonos llevar a toda suerte de interpretaciones malintencionadas; lo cierto es que cada vez resulta no ya más necesario, me atrevería a decir que del todo imprescindible, dedicar unos instantes no tanto a seguir avanzando como sí más bien a buscar en nuestro pasado más reciente el momento en el que nos equivocamos, el momento en el que nos desviamos del camino propicio; condenando con ello toda acción que de nuestro quehacer futuro pueda devengarse.

Entendiendo que en la relación lógica que como tal ha de darse entre el significante y el significado de las cosas bien puede hallarse hoy el espacio en el que con más comodidad y a la sazón de forma más prolífica puede darse el desarrollo de eso que algunos consideramos no ya lógico sino a la sazón imprescindible, cual es el aporte que la Filosofía hace sobre la Política; es por lo que con más fuerza aspiramos a que sea precisamente desde la comprensión que se espera de todos los elementos que componen y a la sazón consolidan tal sistema, desde donde con mayor afán se prodiguen los esfuerzos destinados a consolidar no solo la comprensión de éstos, sino especialmente la de el proceder estrictamente filosófico cuya presencia, por esencial solo apreciable a partir de sus resultados (los cuales se manifiestan en la coherencia de la que el sistema como tal goza,) goza en sí misma de carta de naturaleza “necesaria”; pues en si misma tiene la causa de su propia existencia; lo que en aplicación de las teorías del Motor Inmóvil la llevan a gozar de una dosis de preponderancia pues al resultar inaceptable un permanente retroceso amparado en la esperanza de encontrar el motor que mueve sin ser a su vez movido por otro; hemos de aceptar en esa “naturaleza”, siquiera por mera oposición a la “contingencia” que todo lo llena; la causa fundamental a partir de la cual denotar el principio desde el cual comenzar a erigir el tan ansiado “Edificio”. 

Pero lo que en principio se anunciaba como un menester sencillo, al menos en lo concerniente al establecimiento de las relaciones que terminaran por denotar los vínculos existentes entre significante y significado; acaba por convertirse en una suerte de misión imposible la cual empieza a mostrar su evidente dificultad cuando, de propio, somos incapaces siquiera de establecer los limites (de denotar con corrección,) los parámetros que servirán para definir, siquiera para delimitar, los campos que a unos y a otros les serán reconocidos como propios.

Es así que, en definitiva, somos incapaces de conceptualizar.

Supone la conceptualización un proceso que va mucho más allá del mero menester de poner nombres. Mas aunque desde tal superficialidad se procediera, incluso desde ahí podríamos partir a la hora de comprender que para nominar resulta imprescindible conocer, toda vez que el nombre define, y es la definición la integración potencial de toda suerte de elementos que de una u otra manera se dan cita en lo nombrado, a la sazón definido.

Es entonces que cuando a la vista de lo esperpéntico de la situación por todos conocida una de las escasas explicaciones pasa por la aceptación de que en contra de lo que es de suponer, cuando hablamos de Izquierda como significado, de PSOE como significante; muy pocos son en realidad los que comprenden absolutamente la magnitud de lo expresado.

Por eso, cuando se cumplen ciento cincuenta años de la I. ª Internacional, momento que aceptamos como el detonante de la conceptualización ordenada de lo que desde entonces denominaremos La Izquierda; y casi ciento cuarenta de la conformación del PSOE, elemento vital a la hora de componer precisamente el catálogo de los llamados a hacer comprensible lo que en realidad responde por definición a un cúmulo de ideas; es cuando más dantesco resulta vernos hoy en la tesitura de no poder hacer frente a preguntas tales cómo las vinculadas a la propia definición de La Izquierda. 

Es entonces cuando la realidad, prolija a la hora de mostrarnos sus resultados, contumaz a la hora de enfrentarnos con ellos; nos enfrenta a la paradoja que resulta constatar que incluso para nosotros es imposible enunciar, en todo su esplendor y magnitud qué es La Izquierda; habilitando con ello la condición por la que casi resulta inevitable convertir en utópico atreverse a decir qué es el PSOE, y a qué menesteres le queda dedicarse.

Con todo, o tal vez por ello, queda determinado un escenario en el que la definición de La Izquierda se vincula en exclusiva a la negación de todo lo que, ya siendo bueno o malo, se identifica como reconocible (ya no digo tan siquiera propio,) de La Derecha.

Incapaces pues de enumerar sus componentes, qué decir de la posibilidad de describir los procedimientos en cuyo desarrollo ha de hacerse grande La Izquierda.

De tal alienación, enajenante en sí misma, se desprenden paradojas tales como las que se observan de tener que tachar de procedimientos democráticamente deficientes acciones hasta tal punto fundamentales como pueden ser la convocatoria de un Congreso, o la toma en consideración de una convocatoria de primarias en pos de valorar quién y a la sazón cómo ha de articularse el futuro de la que hoy por hoy se considera a sí misma baluarte si no bastión de la esencia de Izquierdas en España. 

Es entonces cuando la Filosofía Política se ve traicionada, en tanto que lo es el procedimiento destinado a lograr su satisfacción última que no es otro que el de lograr, en adición con el brazo amable del ejercicio político en sí mismo, la construcción de un sistema comprensible por todos, llamado a satisfacer las demandas lícitas que en tanto que tal ejerce la mayoría.

Pero hoy, todo este proceder ha quedado destruido. La confianza que unos y otros habíamos depositado en La Izquierda, esperanzados en que el desarrollo que se esperaba como natural terminase por conjurarse en una consecución lógica de acuerdo a tales principios; ha dado lugar a un esperpento en el que ya ni las visiones propia de una Izquierda “psicologicista”, no digamos ya de la antes enunciada, tienen en realidad algo que decir, y mucho menos algo que hacer.

Nos queda pues la tercera opción, la de La Izquierda Divagante. Una Izquierda pagana y quién sabe si herética, en la que solo la paradoja que supone la aceptación de que cada uno es libre de tener su opinión al respecto, puesto que ante nada ni ante nadie cabe presentar cuentas; sirve para mantener viva la ilusión que supone habrá de alimentar los sueños de supervivencia de la que sin lugar a dudas es La Izquierda que nos hemos dado.

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Natural de La Adrada, Villa abulense cuya mera cita debería ser suficiente para despertar en el lector la certeza de un inapelable respeto histórico; los casi cuarenta años que en principio enmarcan las vivencias de Jonás VEGAS transcurren inexorablemente vinculados al que en definitiva es su pueblo. Prueba de ello es el escaso tiempo que ha pasado fuera del mismo. Así, el periodo definido en el intervalo que enmarca su proceso formativo todo él bajo los auspicios de la que ha sido su segundo hogar, la Universidad de Salamanca; vienen tan solo a suponer una breve pausa en tanto que el retorno a aquello que en definitiva le es conocido parece obligado una vez finalizada, si es que tal cosa es posible, la pausa formativa que objetivamente conduce sus pasos a través de la Pedagogía, especialmente en materias como la Filosofía y la Historia. Retornado en cuanto le es posible, la presencia de aquello que le es propio se muestra de manera indiscutible. En consecuencia, decide dar el salto desde la Política Orgánica. Se presenta a las elecciones municipales, obteniendo la satisfacción de saberse digno de la confianza de sus vecinos, los cuales expresan esta confianza promoviéndole para que forme parte del Gobierno de su Villa de La Adrada. En la actualidad, compagina su profesión en el marco de la empresa privada, con sus aportaciones en el terreno de la investigación y la documentación, los cuales le proporcionan grandes satisfacciones, como prueba la gran acogida que en general tienen las aportaciones que como analista y articulista son periódicamente recogidas por publicaciones de la más diversa índole. Hoy por hoy, compagina varias actividades, destacando entre ellas su clara apuesta en el campo del análisis político, dentro del cual podemos definir como muestra más interesante la participación que en Radio Gredos Sur lleva a cabo. Así, como director del programa “Ecos de la Caverna”, ha protagonizado algunos momentos dignos de mención al conversar con personas de la talla de Dª Pilar MANJÓN. Conversaciones como ésta, y otras sin duda de parecido nivel o prestigio, justifican la marcada longevidad del programa, que va ya por su noveno año de emisión continuada. Además, dentro de ese mismo medio, dirige y presenta CONTRAPUNTO, espacio de referencia para todo melómano que esté especialmente interesado no solo en la música, sino en todos los componentes que conforman la Musicología. La labor pedagógica, y la conformación de diversos blogs especializados, consolidan finalmente la actividad de nuestro protagonista.

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