La primera entrega de los debates electorales defraudó a quienes esperaban que el plató de Prado del Rey se convirtiera en un foro en el que los candidatos expusieran, no sólo sus programas o sus propuestas, sino cómo las van a llevar a cabo. En realidad, fue un pase de monólogos, dado que apenas hubo debate, sino que el cruce entre los cuatro líderes fue para realizar reproches e insistir en plantear a los españoles cosas que son mentira pero que les pueden generar votos. En el de hoy en Atresmedia, ¿seguirá la misma tónica o los cuatro candidatos darán un paso más a la hora de hacer propuestas —y cómo las van a llevar a efecto— para aclarar puntos que en el de RTVE dejó en suspenso?

En el debate de la televisión pública el único que estuvo un poco a la altura fue Pablo Iglesias, quien, aunque resultara reiterativo, demostró cómo los artículos de la Constitución referidos a garantizar sus derechos a los españoles y españolas no se cumplen. El líder de Unidas Podemos dejó encima de la mesa aspectos que los otros tres candidatos ni mencionaron como, por ejemplo, que la banca apenas paga impuestos, a pesar de que cuando tienen que desahuciar a una familia no dudan en ponerla en la calle sin ningún tipo de miramiento. El problema de Iglesias es la coherencia, puesto que su partido plantea grandes reformas que no se reflejan en su actividad parlamentaria, como se pudo comprobar en el caso Banco Popular.

El presidente del Gobierno estuvo muy conservador y a la defensiva para defenderse de los ataques de dos de las tres derechas de la Plaza de Colón y para destapar las mentiras, sobre todo, de Pablo Casado. Sánchez estuvo en una actitud presidencial y expuso algunas propuestas continuistas a las políticas sociales de su gobierno, a pesar de que empezó con un tono victimista que sirvió para atacar a los dos partidos de la derecha. Lo peor fue que no despejó las dudas sobre si pactará con Ciudadanos, algo que, quizá, tendrá relación con la reunión secreta mantenida en el mes de febrero por su jefe de gabinete, Iván Redondo, con representantes del IBEX-35, reunión que fue desvelada por Diario16 y que no fue desmentida por Moncloa.

Rivera estuvo activo y propositivo. Mostró un programa económico neoliberal e intentó ser efectista con cartulinas y fotografías. Sólo le faltó poner a la flamenca y al toro encima del atril junto a la foto de Sánchez con Torra. Fue el líder más incisivo y contundente y se enfrentó tanto al presidente del Gobierno como a Pablo Casado, aunque después le tendió la mano para llegar a un pacto para gobernar, lo que demostró que la foto de la Plaza de Colón puede llegar a Moncloa.

Pablo Casado estuvo incómodo al intentar meterse en un papel tranquilo. El líder del PP está más a gusto en el barro y la campaña electoral que está haciendo lo demuestra. Alguien así no puede ser presidente del Gobierno. Puso cifras sobre la mesa, muchas de ellas falsas o manipuladas, y se dedicó a contraponer el presunto éxito de los gobiernos del PP frente a los del PSOE. Daba la sensación de que sólo se enfrentaba a Sánchez, obviando a Rivera e Iglesias, como si buscara el cara a cara que se le ha negado y que no tendría ningún sentido en un escenario político atomizado.

Sin embargo, ¿qué se espera de los cuatro candidatos para el debate de Atresmedia? Respecto al bloque de la derecha, Casado y Rivera deberían ser más explícitos en las consecuencias de sus propuestas económicas y fiscales porque el hecho de que Casado, por ejemplo, ponga como ejemplo lo ocurrido en el gobierno de Aznar es una manipulación similar a la que utilizó el PP en la campaña del 2011 cuando Rajoy prometió crear empleo y bajar impuestos y, posteriormente, ocurrió lo contrario. El paralelismo con las legislaturas de 1996 a 2004 no es aplicable puesto que en esos años se produjo la bonanza económica provocada por la burbuja inmobiliaria, hecho que fue una de las causas de la grave crisis económica de 2008. Esto no lo dice Casado. Por otro lado, Rivera habló de empleo de calidad. ¿Ampliará sus propuestas al respecto? El contrato único que propone Ciudadanos nada tiene que ver con el fin de la precariedad laboral porque el tipo de contrato puede seguir generando bolsas de empleo basura ya que esto se mide en la duración de la relación laboral entre trabajador y empresa, en el número de horas contratadas y en el salario a cobrar. Eso tampoco lo dijo Rivera.

Respecto a las políticas de la izquierda, Iglesias debería ser más explícito a la hora de exponer el cómo va a potenciar el cumplimiento de la Constitución en el que tanto énfasis hizo, cómo va a aplicar la subida fiscal a las grandes fortunas y las grandes empresas, pero, sobre todo, el mecanismo para que la banca devuelva los 60.00 Pedro Sánchez, por su parte, debería dejar claro si apoyará estas medidas propuestas por Unidas Podemos que van encaminadas a la Justicia Social de la que tanto habló el presidente ayer cuando dijo que la política fiscal debe ir orientada a eso.

La política territorial fue uno de los puntos donde más fricción hubo porque tanto Casado y Rivera siguen patrimonializando los símbolos nacionales para utilizarlos como arma de confrontación con quienes pretenden alcanzar soluciones dialogadas y no impuestas. Los dos líderes de la derecha tienen la obligación de ser más explícitos sobre las medidas restrictivas de libertad que pretenden imponer en Cataluña o si tienen la intención de convertirla en un Ulster hispánico. Por otro lado, tanto Sánchez como Iglesias defendieron el diálogo como única vía de solución del problema catalán, pero sin exponer claramente por dónde lo van a enfocar. El presidente del gobierno afirmó que cualquier consenso tiene que estar dentro de la vía constitucional y estatutaria, pero, ¿cómo lo pretende hacer teniendo en cuenta la situación sociopolítica actual? Por su parte, el líder de Unidas Podemos también tiene que ser más explícito a la hora de sus propuestas de diálogo y aclarar puntos que la gente no ha entendido de su postura respecto a Cataluña.

En referencia a la política territorial sólo Iglesias habló de la España rural o de la España vacía. Los candidatos que tanto ha recorrido estas zonas y que parece que le han cogido el gusto a subirse a tractores, sobre todo los de la derecha, ¿van a olvidarse de tratar un tema que es más importante aún que el conflicto de Cataluña? Si tanto quieren la igualdad entre los españoles dejarse en el tintero sus propuestas para luchar contra la despoblación sería un error de bulto. El propio Sánchez deberá presentar su plan para ello porque esos ciudadanos y ciudadanas también votan y la claridad de las medidas es fundamental para que comprendan que sus líderes políticos van al meollo de una situación que se está convirtiendo en una verdadera emergencia nacional.

Finalmente, en materia de pactos, todos los candidatos deberán ser más concretos. Por un lado, tanto Rivera como Casado deberán dejar claro si van a llegar a acuerdos con los ultraderechistas de Vox o no y, si tienen intención de reeditar al «trifachito» andaluz, qué concesiones le van a dar los de Abascal porque entregarles, por ejemplo, las competencias en materia de violencia de género a un partido que la niega sería una regresión en políticas de igualdad o de defensa de los derechos de las mujeres.

En el lado de la izquierda, Iglesias fue el más claro a la hora de prestar su apoyo al PSOE. Sin embargo, Sánchez no fue capaz de negar que vaya a pactar con Rivera por las razones que indicamos anteriormente, lo cual podría ser más catastrófico aún que la triple entente Vox-PP-Ciudadanos, puesto que supondría que Ciudadanos paralizaría, por su ideología neoliberal, muchas de las políticas sociales que los socialistas llevan en su programa.

Hoy se juega la segunda parte en Atresmedia, pero lo que queda claro es que en RTVE los candidatos se dirigieron en exclusiva a sus nichos de votantes, no intentaron arrebatar votos de los otros. Jugaron un partido como lo hubiera hecho José Mourinho, a empatar. La falta de valentía o la falta de propuestas explicadas, desde luego, ni convencerán a los indecisos ni bajará las ratios de la abstención.

1 COMENTARIO

  1. Hay una cosa que es segura, no se verá a NINGUNO de estos decir absolutamente nada sobre el macro robo a más de 300.000 familias, nada sobre el banco popular. Hay que votar ERC en todos los sitios que se pueda, en los que no se pueda, lo que más se parezca a ERC, o al PACMA o lo que sea, nada de dar el voto a estos encubridores.

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