Sin duda este artículo, dada la trascendencia del tema que pretende abordar, requeriría una dosis más profunda de mesura y, tal vez, un grado menor de indignación.

Fue con tal Montesquieu, francés por más datos, quien hace unos siglos fijo los requisitos de un estado democrático: separación de los tres poderes que conformaban dicho Estado, el poder legislativo, el poder ejecutivo y el poder judicial. Tales poderes deben gozar de plena autonomía e independencia, sin por ello estar exentos de control, lo que comúnmente se viene calificando como «equilibrio de poderes».

Pero resulta que el control y fiscalización del poder legislativo y el ejecutivo se otorgó al tercero de los poderes: al judicial. Circunstancia está que ya preocupo a los constitucionalistas franceses, cuando aludieron a la inaplazable necesidad de fijar límites al peligroso predominio del poder judicial… Pero en este país nuestro, parece que la corriente va en sentido contrario,preferimos incrementar la posición cuasi omnimoda que ostentan.

Si son los jueces los que controlan tanto al legislativo como al ejecutivo ¿quien controla al controlador… NADIE.

Hemos dotado a los jueces para su gobierno de la denominada Ley Orgánica del Poder Judicial, cuyo Art. 5 les faculta para, nada más ni nada menos, «interpretar y aplicar las leyes», es decir, por mucho que el poder legislativo sea la representación de nuestro voto, y sea este poder el que elige al ejecutivo, en virtud de la representación que le delegamos con nuestro voto, es lo cierto que, hagan lo que hagan lo podrán revisar y anular un juez…o algunos jueces.

Y este gobierno de los jueces está constituido por 20 miembros: 8 se escogen así mismos, para entendernos, son elegidos por sus propios compañeros, y los 12 restantes los nombran el Congreso y el Senado, es decir, nosotros los ciudadanos, en virtud de la representación, que no de la representatividad, que les otorgamos con nuestro voto. Personalmente, ya considero una anomalía que 8 sean nombrados por sus compañeros. Lo plausible sería que la totalidad de los integrantes de este poder/control fueran elegidos por los ciudadanos. Sería deseable que tal elección fuera realizada por los propios ciudadanos, en elecciones directas a listas abiertas… Pero la lógica, frecuentemente está reñida con las miserias de ciertos políticos.

Todo esto viene a cuento de que el pasado sábado nos hemos despachado con la noticia siguiente: entre las medidas que van a suscribir el yuppie salva – patrias de Rivera y el ínclito Rajoy se encuentra, teóricamente para salvaguardar la independencia judicial, que el sistema de elecciones del Gobierno Judicial se cambia: 12 miembros los auto elegiranlos jueces y los 8 restantes… los elegimos nosotros. Es una coña marinera insoportable justificar esta medida reaccionaria y antidemocrática en una pretendida despolitización de la justicia…ni Aznar se atrevió a llegar a estos extremos, y de reaccionarios hablamos.

Miren Vds.: politizados estamos todos -salvo los apolíticos, que ya los griegos asimilaban a los idiotas- los parlamentarios, los senadores, los gobernantes, Vd. y yo…y los jueces. Pero…si estos están agrupados en tres Asociaciones: la conservadora APM, la progresista JD y la Vitoria que ni fu ni fa. Y cuando tiene que hacer nombramientos, se rigen por los criterios de su Asociación y casi siempre gana la APM… Porque a conservadores, a los jueces les ganan pocos… Así que, menos cuentos chinos, aquí el reaccionario Rajoy accede a una petición que venía reclamando la Asociación Judicial conservadora y, el «salvapatrias» de Rivera se pliega y, eso que en este tema ha venido sosteniendo tres tesis diferentes ,pero a este tío le vale todo. Le describe perfectamente Groucho cuando manifestó: «estos son mis principios y si no les gustan…tengo otros».

Pero resulta que además de su capacidad de autogobierno el Poder Judicial esta dotado de una Comisión disciplinaria, que tiene la  competencia para juzgar y sancionar conductas de los jueces ¿lo pillan?. El Poder Judicial pretende autogobernarse, autocontrolarse, y juzgarse… ¿No les recuerda esto a los Tribunales de honor de la policía franquista ?…que eximían de cualquier delito a sus miembros. A la mayoría de abogados, que conocemos el funcionamiento corporativista del Poder Judicial, nos produce una sonora carcajada que los ciudadanos coloquen a estos probos funcionarios como los mejores valorados, máxime aquellos que hemos realizado el vano intento de denunciar el irregular comportamiento de alguno de sus miembros.

Tal vez, alguno de ustedes, estén de acuerdo con lo que exponemos, pero se preguntarán que si los jueces no se juzgan así mismos ¿quién les puede juzgar?. Como iniciamos este artículo ¿quien controla al controlador?. Recuerdo haber asistido hace años a una conferencia del Sr. Belloch, posteriormente poderoso Ministro de Justicia e Interior, entonces sólo destacado miembro de la asociación progresista JD. Cuando le plantee la cuestión sobre quien les debería juzgar sobre imputaciones de prevaricación u otras, su respuesta fue contundente «Carlos, pues un  Jurado Popular». A mi la respuesta me dejó satisfecho aunque escéptico, el se fue tan ancho: le duró hasta que le nombraron Ministro.

Sres. resulta inadmisible una nueva regresión democrática, esta vez en materia judicial: los miembros del Poder Judicial no pueden nombrarse mayoritariamente asi mismos. Debemos ser los ciudadanos, bien directamente o a través de nuestros representantes, los que nombremos los miembros del Controlador. Y dejen de idealizar a estos funcionarios porque,  como en Botica hay de todo. Recuerden la frase de Bertolt Brecht «muchos jueces son absolutamente incorruptibles, nadie puede inducirles a hacer justicia»

DEJA UNA RESPUESTA

Comentario
Introduce tu nombre