La miliciana Marina Ginestà, miembro de la juventud comunista catalana, posa en la terraza del hotel Colón, donde se estableció una oficina de alistamiento de milicianos.

 Es más fácil engañar al pueblo que convencerle de que le han engañado.

(Mark Twin)

Es enormemente decepcionante comprobar que la izquierda está apoyando la conspiración independentista que la burguesía lidera en Catalunya, en contra de su propio pueblo con discursos falaces que enfrentan a los catalanes con el resto de los trabajadores de los restantes pueblos de España. Como decía Marx, los nacionalismos son un invento de la burguesía para dividir a los trabajadores. Invento de la nacionalidad y de la identidad, que la oligarquía catalana difunde desde el siglo XIX cuando las crisis económicas, y la pérdida de las colonias, ponían en dificultades sus negocios.

Resultó patético e indignante el discurso de Joan Tardá en la sesión de investidura del gobierno en el Parlamento, en otoño pasado, cuando se apropió de la representación de la izquierda y se erigió en adalid de todas las reclamaciones y denuncias del pueblo expoliado por el fascismo y las oligarquías españolas. Y después de un extenso relato de tales conductas, que remontó a muchos años atrás, aportó como solución la separación de Catalunya de España. Ese Joan Tardá que había sido militante del PSUC, y que como tal habría defendido el internacionalismo proletario, la unión de los trabajadores contra las clases dominantes y la República Federal española que en 1932 aprobó el Estatut de Catalunya.

Sólo hace unos días un veterano camarada de ese mismo partido se mostraba entusiasmado con el “procés”, ese bolero de Ravel que los independentistas llevan cantando seis años. Él, que había sido apaleado y encarcelado por defender los derechos de tantos trabajadores que en Catalunya son andaluces y extremeños y murcianos, estaba encantado con entregarle el poder y el dinero –que ya los tienen- a los burgueses que hicieron sus negocios al pairo de la complicidad con el franquismo y que siguen esquilmando a su pueblo.

Un discurso aparentemente democrático que pide un referéndum para decidir que Catalunya se separe de España, que se hace viral cuando la oligarquía catalana, esa que ha gobernado el país desde hace 150 años, ante la crisis económica que la asusta y que amenaza con provocar un renacimiento del Movimiento Obrero y de los movimientos ciudadanos, decide acusar a “España” de todos los males de los catalanes. Excitando las peores mezquindades entre los pueblos, con esa consigna de “España nos roba”, pretende que los campesinos murcianos y los obreros extremeños y las limpiadoras andaluzas aporten más sudor y lágrimas de sus esfuerzos para pagarles a los señoritos catalanes ese déficit fiscal del que tanto hablan.

Lo más desdichado es que esas perversas reclamaciones, organizadas y dirigidas por las mafias burguesas de los Pujol y los Mas, han sido adoptadas por los representantes de la antaño izquierda catalana. Resulta patético escuchar a Joan Coscubiela y ahora a la nueva líder comunera, Ada Colau, que desde la supuesta defensa de los trabajadores exigen un referéndum en razón de un inexistente derecho de autodeterminación. Con el que argumentan un discurso que nos retrotrae a la Renaxenxa, cuando la burguesía, perdidas las colonias españolas, reclamaba aranceles a las importaciones y subvenciones al Estado para mantener sus beneficios.

Un capítulo más del drama shakesperiano catalán se ha escrito estos días con la detención de algunos capitostes del extinto partido Convergencia Democrática de Catalunya, acusados de haber cobrado comisiones del 3% sobre las obras que se encomendaban a diversas empresas. E inmediatamente los voceros del gobierno catalán, y muchos de sus acólitos que esperan rendimiento de tal fidelidad, han afirmado que esta es otra operación contra el independentismo.

Pascual Maragall, en la sesión de investidura del que iba a ser President de la Generalitat de Catalunya, en 2003, se atrevió a espetarle al jefe de la oposición Artur Mas, de Convergencia Democrática, que había gobernado Catalunya desde 1980, es decir 23 años, ininterrumpidamente, que “tenían un problema, y era el 3%”. El 3% de comisión que cobraba el gobierno de Convergencia a través de sus consellers y gerentes y socios y directores, por todas las obras públicas y privadas que se realizaban en el país. Y desde entonces, desde 2003, es decir hace 14 años, se están investigando las mordidas, comisiones, peajes, favores y desfalcos que ese partido y las empresas relacionadas con él, han cometido contra su pueblo en una cadena de corrupciones realizadas y hasta confesadas con absoluta desfachatez. Hasta el molt Honorable Jordi Pujol tiene que explicar cómo ha reunido su fortuna en Andorra, y con él sus siete hijos y su esposa y sus socios y fundadores de aquella Convergencia que reinaba en el país.

Y a esos dirigentes políticos, corruptos, esquilmadores de los trabajadores, que basan en mentiras sus mendaces discursos, los que deberían ser la oposición de izquierda le están entregando la autoridad de ser los héroes de la independencia. No sólo mantienen ese discurso perverso de un supuesto derecho democrático a decidir, sin que puedan explicar en qué fundamentos ni legales ni éticos se apoyan, para difundir el cual el gobierno está empleando fortunas que no invierte en ningunas de las estructuras y servicios que necesita su pueblo, sino que han salido a la calle a manifestarse a favor de Artur Mas, representante de esa casta corrupta que les gobierna desde hace más de un siglo.

¿Cómo la izquierda pretende serlo defendiendo la división de países?, en imitación de la ofensiva que llevaron a cabo las grandes oligarquías del mundo para destrozar la Unión Soviética y Yugoslavia y Checoslovaquia, atomizando Europa en minúsculas porciones de territorio para hacer más débiles a sus pueblos y a sus trabajadores.

Ciertamente, si los internacionalistas del mundo que acudieron a España en 1936 para defender la unión de los proletarios contra el fascismo resucitaran, se escandalizarían al ver cómo la izquierda catalana –y alguna parte de la del resto de España- ha caído presa del Síndrome de Estocolmo.

8 COMENTARIOS

  1. Esta señora tan moderna, Lidia Falcó, tiene un discurso muy muy antiguo, el del mismísimo Alejandro Lerroux. Identificar el catalanismo con la burguesía, y el españolismo centralista con las clases mas humildes de España. Vamos, que la defensa de la Corte y Villa, la monarquía y las oligarquías extractivas de Madrid es lo que deben hacer los trabajadores humildes de habla castellana.

    • Esta señora dice verdades como puños, para ej. del poder de unas cuantas familias catalanas, basta leer el libro «L’oasi català», de Andreu Farràs y Pere Cullell. Por cierto, el domingo pasado vi una pequeña exposición en el Museo de las Culturas de Barcelona, «Ikunde, Barcelona, metrópoli colonial», en la que se mostraba como explotaron a los nativos de Guinea Ecuatorial.

      a los nativos negros en Guinea Ecuatorial diversos poderes catalanes.

  2. Francia es un país democrático, De hecho, durante décadas, ha sido un referente para los ciudadanos como nosotros, los españoles, que durante tanto tiempo hemos estado sometidos a la dictadura del general Franco, por otra parte largamente combatida por fuerzas, no precisamente nacionalistas catalanas. Pero bueno, eso poco importa una vez trascurridos cuarenta años.
    En Francia, ese país democrático, creo yo que sin el más mínimo atisbo de actividad fraccional nacionalistas, excepto el caso de Córcega del que hace años que nada se sabe, nada de nada de que formaciones nacionalistas del Rosellón tengan presencia en la Cataluña francesa. Bien, dicho esto, y allá por los días que aquí en España (en Cataluña) se “celebraba” el ya “día de la causa 9N”, un grupo de ciudadanos solicitó, al gobierno de la República Francesa, permiso para celebrar en Francia, en el Rosellón, un referéndum de autodeterminación. ¿Qué sucedió en la democrática República, cuna de la democracia moderna? Pues algo propio de un Estado sólido. Que no solo denegó el permiso solicitado sino que procesó a los impulsores por actividades contrarias a la Constitución. Hay que joderse con los gabachos que tienen a gala sacar pecho por la Egalité, Indivisivilité, Liberté y Fraternité.
    Y esto, ¿en qué contexto se sucede? Sabido es que el Rosellón, lo que se dice la Cataluña francesa, tiene un nivel de desarrollo ¿notablemente? Inferior con respecto a las regiones francesas más desarrolladas. Y uno se pregunta, ¿Cómo es posible?, si los “catalanes” franceses son los mismo que los catalanes del ESTADO ESPAÑOL, ¿A que es debido que partiendo de la misma materia sagrada, el empuje de los catalanes del Norte y los de la Marca Hispánica sea tan dispar? Tan elevado el desarrollo en el Sur y tan mediocre en el Norte? ¿Qué ha podido influir para que tal disparidad se dé? Tal vez sea a que Cataluña, la nuestra, tras el Decreto de Nueva Planta, accede al monopolio del mercado español y al de las colonias, que aún le quedan años de historia colonial.
    A este agravio con respecto al desarrollo en el que, junto a la iniciativa de los catalanes está el empujón decisivo del gobierno español a lo largo de tres siglos, hemos de añadir la casi completa aniquilación del catalán (el idioma quiero decir) en toda la Cataluña Francesa. Aquí (en Francia) no hay “ataques a la lengua”, simple y llanamente está ausente de la vida corriente entre las gentes de esta zona de Francia. Puede que lo hable el 0.5% de la población. Terrible.
    Dicho esto, ¿Cómo es posible que en un área con desventaja económica y anulación cultural no cuajan partidos nacionalistas y aquí, notablemente más desarrollado que la mayoría de los territorios españoles, con una cultura catalana pujante protegida por el Estado hasta el punto de tener arrinconada la lengua de la mitad larga de la población que habla el castellano, los partidos nacionalistas han conseguido dominar, y hegemonizar, la política de la región?
    La respuesta simple, he inmediata, es que el Francés es un Estado sin complejos, firmemente asentado en la nación francesa, la de todos los franceses, en tanto que en este país el Estado siempre se ha manifestado fuerte con los débiles y débil con los fuertes, a lo que hay que añadir la complicidad de las formaciones políticas de izquierdas, las nuestras, que han sido incapaces de plantear abiertamente un tratamiento del tema desde posiciones de clase, para la convivencia de todos los catalanes y catalanas. La responsabilidad de estas formaciones es enorme, yo diría que es fundamental.
    Para cerrar el tema. Nadie nos ha de informar con textos sobre el tema nacional tal y como hoy lo padecemos. Los que peinamos canas hemos visto con claridad que, al menos en Cataluña, es el nacionalismo el que ha hecho la nación. Para corroborar esta afirmación solo hay que acudir a la evolución electoral y ver cómo ha ido creciendo la cosecha nacionalista desde el mismo momento en el que, con toda impunidad, los sucesivos gobiernos de la Generalitat se dedicaron a construir SU nación.

  3. Si la independencia es tan burguesa ¿ Porque están todos los grandes grupos economicos, de comunicación financieros etc.. en España en contra ???

    • Porque la oligarquía catalana quiere su paraíso fiscal pero a la oligarquía nacional e internacional no. El capital entiende las naciones como una mera administración, la élite catalana busca refugio ante la competitiva economía globalizada.

  4. Esta mujer cae en el mismo error que pretende denunciar al dar por buena la ensoñación medievalizante de los «pueblos» de España. Ejemplos, los que quiera, un servidor; padre manchego, madre extremeña, un abuelo murciano, los otros manchegos con antepasados leoneses y maños, y nacido en Barcelona….. De veras que cuando leo estas cosas me acuerdo de la tonada aquella de pueblis del mundo extinguíos….. Hecha esta salvedad, por lo demás, se agradece que deje en evidencia el clasismo de la reivindicación particularista…. Tendremos algún día una alternativa jacobina a la que votar?

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