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Datos históricos y mitos del conflicto del Sáhara occidental

Samir Bennis
Samir Bennis
Doctor en relaciones internacionales. Es consejero diplomático principal en Washington. Es especialista de la política exterior de Marruecos. Es autor de un libro sobre las relaciones entre España y Marruecos. Sus publicaciones aparecieron en árabe, español, francés e inglés.
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análisis

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El conflicto del Sáhara es uno de esos conflictos que han polarizado amplios sectores de la opinión pública internacional y donde ha imperado, durante varias décadas, mucha desinformación y omisión de hechos históricos clave sin los cuales será imposible entender sus entresijos, sus matices y la vía adecuada para solucionarlo.

Según el relato predominante entre los autores de habla hispana, el Sáhara occidental fue colonia española y este territorio ganó relevancia histórica con la creación del Polisario en mayo de 1973. Así se borran de un plumazo los hechos históricos determinantes que marcaron la presencia colonial española y el período que la precedió. Esta lectura truncada y parcial de la historia se para allí como si el Sáhara occidental hubiera sido tierra de nadie cuando España empezó a hacerse con su control entre 1884 y 1934 y como si antes de la creación del Polisario ningún país hubiera hecho prevalecer sus derechos históricos y legales sobre este territorio.

Los datos históricos no se pueden borrar

Por más que traten los partidarios del Polisario de silenciar la historia y de imponer su relato parcial, la historia no se puede borrar porque uno así lo quiere. Los hechos históricos son tercos y allí están para quien quiera consultarlos para darse cuenta de que existe otra lectura de la historia más allá del relato que ha predominado durante más de cuatro décadas.

Existen documentos jurídicos que atestiguan que este territorio por derecho pertenecía a Marruecos en virtud del tratado firmado entre este país y el Reino Unido en marzo de 1895.

Este tratado fue firmado después de que España empezara, a partir de 1884, firmando acuerdos con jefes de tribus del Sáhara para apropiarse el territorio. Esa acción se dio a raíz del intento de un comerciante británico llamado Donald McKenzie instalar una plataforma comercial en el Sáhara, lo que Marruecos rechazó y denunció. Años más tarde, Marruecos y el Reino Unido firmaron el citado tratado.

Entrado ya el siglo veinte, la competición entre Francia y el Reino Unido llegó a su punto álgido en 1904. Aquel año, ambos países firmaron un tratado en virtud del cual Francia tenía las manos libres en Marruecos, mientras que el Reino Unido tenía las manos libes en Egipto.

Según el historiador americano Frank E. Trout, en el mismo tratado había cláusulas secretas de acuerdo con las cuales Francia podía ceder a España el norte y el sur de Marruecos como parte de sus esferas de influencia. El tratado decía claramente que Francia no podía emprender ninguna acción que contraviniera el tratado firmado nueve años antes entre Marruecos y el Reino Unido.

No obstante, en vez de ceder a España el sur de Marruecos, inclusive el Sáhara, Francia se lo cedió en plena posesión y soberanía en virtud del tratado que ambos países firmaron en octubre de 1904. Este acuerdo, cuyas cláusulas quedaron secretas, violó no sólo el acuerdo firmado entre Francia y el Reino Unido, sino también el acuerdo firmado entre éste y Marruecos. Esa acción constituyó una clara violación del derecho internacional, puesto que dicho acuerdo no fue denunciado ni por Marruecos ni por el Reino Unido, con lo cual sus disposiciones seguían válidas.

Por otra parte, Marruecos fue el primer país que planteó la cuestión del Sáhara occidental en la ONU, haciéndolo por primera vez ante el Consejo de Tutelaje en 1957. Gracias a la labor diplomática de Marruecos, su internalización del conflicto y la presión que ejerció sobre la España franquista, la ONU adoptó en diciembre de 1960 la resolución 1514 en la cual instó a España a poner fin a su presencia colonial al sur de Marruecos, inclusive en Sidi Ifni y el Sáhara occidental. El territorio fue al fin y al cabo incluido en la lista de territorios no autónomos gracias a la labor diplomática de Rabat.

Además, hasta 1966, en ningún caso la ONU contemplaba disociar la cuestión de Sidi Ifni de la del Sáhara occidental, pues ambas cuestiones formaban parte del mismo entramado de diferendos territoriales que oponían España a Marruecos y debían ser tratados desde la misma perspectiva. Tampoco se contemplaba el referéndum como una vía para solucionar estos diferendos. Esa opción surgió sólo cuando Marruecos, a instancias de España, decidió disociar la cuestión de Sidi Ifni de la del Sáhara occidental, después de haber recibido garantías de que el conflicto de Sidi iba a ser resuelto en breve y que el un referéndum de autodeterminación para el Sáhara occidental sería organizado en 1967.

La doctrina de la ONU con respecto a este conflicto cambió a raíz al entendimiento hispano-marroquí, con lo cual adoptó la resolución 2229 (XX) del 20 de diciembre de 1966, en la que exhortó a España organizar el referéndum a finales de 1967. No obstante, a pesar de la adopción de otras resoluciones, España faltó a su compromiso con Marruecos y con la ONU, trató de dar largas al asunto con miras a ganar tiempo e influir en el resultado del referéndum de manera de que se adecuara con sus intereses estratégicos e impidiera un resultado favorable a Marruecos.

Por otra parte, la inscripción de la cuestión del Sáhara occidental en la agenda de la ONU no fue el resultado de una lucha armada del Polisario o de su presión sobre la potencia colonial, sino que ocurrió más de una década antes de la creación de éste. El Polisario se autoproclamó el representante legítimo de los saharauis después de que Marruecos hubiera internacionalizado su diferendo territorial con España y consiguiera que el territorio del Sáhara occidental fuera inscrito en la lista de territorios no autónomos. Sin la campaña diplomática de Marruecos, ese territorio quizá se hubiera quedado bajo dominio español.

El Polisario y el mito de la representatividad de los saharauis

La mayoría de los autores que escriben sobre el tema tratan de describir al Polisario como una víctima, como una organización honorable que representa los intereses de todos los saharauis y a Marruecos como un verdugo, como un país cuya principal seña de identidad sería violar acuerdos previamente firmados, así como el derecho internacional.

De ninguna manera hablan de la historia del Polisario, cómo fue creado, cómo todos sus miembros no vivían entonces en el Sahara occidental, sino en otras partes de Marruecos o en Mauritania. A este respecto, cabe poner hincapié en un dato fundamental: los fundadores del Polisario eran hijos de ex miembros del Ejército de Liberación Nacional de Marruecos, que habían tomado parte en largas batallas contra España a finales de los años cincuenta del siglo pasado para forzar su salida del sur de Marruecos, inclusive del Sáhara occidental. Eran oriundos de las ciudades de Tan Tan, Guelmim y Tarfaya y estudiaban en su mayoría en la universidad Mohammed V de Rabat. Junto con ellos, había otros saharauis de Mauritania y Argelia.

Al principio el objetivo del Polisario no era crear un estado independiente, sino echar a España del territorio. Asimismo, al principio los miembros del Polisario buscaron el apoyo marroquí. Sólo cuando Marruecos desestimó su petición se dirigieron al entonces Presidente de Libia Muammar Ghaddafi quien les propició armas y se comprometió a apoyar su lucha armada contra España. A partir de entonces la idea de establecer un estado independiente empezó a gestarse.  

Por su parte, después de haber asegurado a Marruecos que apoyaba la marroquindad del Sáhara, Argelia quebrantó su compromiso -como hizo antes con el tema de las fronteras entre ambos países-, tomó control del Polisario y le propició el apoyo político, diplomático y militar para llevar a cabo una lucha armada contra Marruecos y obstaculizar su marcha hacia la consecución de su integridad territorial.

Por otra parte, contrariamente a los que pretenden los partidarios del Polisario, el Consejo de seguridad nunca ha condenado la Marcha Verde, pues el texto que fue adoptado el 6 de noviembre de 1975 carece del verbo “condenar”. Lo que sí el Consejo de seguridad hizo es instar a Marruecos a que retirara del territorio los participantes en la Marcha Verde. Por otra parte, la ONU no considera Marruecos como potencia que ocupa el territorio. El único texto de la ONU que usa este lenguaje es la resolución 34/37 del 21 de noviembre de 1975 de la Asamblea General. Desde entonces la ONU no ha vuelto a usar dicho término en sus textos.

El Polisario usurpa la representatividad de los saharauis

Hay un dato importante que muchos observadores pasan por alto con relación a la representatividad de los saharauis. El Polisario- con la ayuda de la Argelia y la complicidad de amplios sectores de académicos que prefieren los atajos a la investigación y la indagación profunda de las cosas- ha establecido el mito de que es el legítimo representante de todos los saharauis. Es otra falsedad que que no resiste el análisis objetivo y riguroso.

Según los libros de historia y los relatos de varios ex altos cargos del Polisario, como Mustafa bin Salma Ouel Sidi Moulou, el Polisario defraudó a los miembros de la Jemaa cuyos 100 miembros representaban las tribus del Sáhara. Estos jefes de tribu formaban parte del parlamento local que fue creado después del censo de la población de 1974. Cada tribu eligió su jefe que la representaba en este parlamento llamado la Jemaa.

A lo largo del año 1975 y a medida que Marruecos daba muestras de querer zanjar el conflicto con España y poner fin a su presencia en el territorio, surgieron discrepancias entre los jefes de tribus que gozaban de la legitimidad derivada de su elección por los miembros de sus tribus y los jóvenes miembros del Polisario que vivían fuera del territorio por el cual querían luchar.

El Polisario se reunió con esos jefes de tribus en la localidad de Bentili el 12 de octubre de 1975. Había desacuerdos insuperables entre el Polisario y los miembros de la Jemaa sobre el camino a seguir para liberar el territorio. Mientras éstos optaron por la vía pacífica y la negociación con España, aquéllos optaron por la lucha armada. Al cabo de esa reunión, el Polisario se comprometió a estudiar la propuesta de la Jemaa.

Sin embargo, a finales de octubre publicó el comunicado del Geltat Zemmour, y se autoproclamó representante legítimo de los saharauis, alegando que 67 miembros de la Jemaa decidieron disolverla y transformarla en un consejo nacional de la revolución y juraron su lealtad al Polisario.

Según ex altos miembros del Polisario, la realidad era otra, puesto que los miembros de la Jemaa nunca renunciaron a su representación de las tribus saharauis. Además, Khatri el Jamani, jefe de la Jamaa, se desplazó a Rabat y juró su lealtad a Marruecos. Es más, hasta hoy en día nunca se ha constituido ese consejo nacional de la revolución. 

El otro dato importante que pasado por alto en relato predominante es el hecho que el Polisario y Argelia han malversado las ayudas humanitarias destinadas a los saharauis de Tinduf durante más de cuatro décadas. No se trata de alegaciones o especulaciones, pero sí de datos documentados con lujo de detalles por la oficina de lucha contra el fraude de la Unión Europea (OLAF).

Además, Argelia y el Polisario vienen rechazando que la ONU lleva a cabo un censo de los saharauis de Tinduf y los privan de la carta de refugiados, lo que contraviene las convenciones de Ginebra.

El relato dominante entre los partidarios del Polisario y los “bien pensantes” trata, de una manera sistemática, de hacer caso omiso de estos factos históricos que son de suma importancia para poner el conflicto en su contexto histórico y entender las reivindicaciones de una y otra parte. Abordan un conflicto tan complicado y tan intrincado como si no hubiera habido historia y como si fuera posible pasar por alto todo ese período de la historia cuando el único pueblo que luchó por acabar con el colonialismo en ese territorio lo hizo bajo la bandera de Marruecos y como si el Polisario hubiera existido antes de 1973 y luchado en nombre de los saharauis.

Como el profesor marroquí Mohamed Cherkaoui ha dicho en su libro Morocco and the Sahara uno puede tratar de borrar la historia por razones partidistas, pero no puede contestarla. Por más que los partidarios del Polisario hagan para controlar el relato y orientar el debate a favor del Polisario y Argelia, los datos históricos están allí y atestiguan de la existencia de lazos legales históricos entre el Sáhara y el resto de Marruecos y la lucha que lideraron los marroquíes del sur para repeler el colonialismo español y francés.

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