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Cuñadanos

Jesús Ausín
Jesús Ausín
Pasé tarde por la universidad. De niño, soñaba con ser escritor o periodista. Ahora, tal y como está la profesión periodística prefiero ser un cuentista y un alma libre. En mi juventud jugué a ser comunista en un partido encorsetado que me hizo huir demasiado pronto. Militante comprometido durante veinticinco años en CC.OO, acabé aborreciendo el servilismo, la incoherencia y los caprichos de los fondos de formación. Siempre he sido un militante de lo social, sin formación. Tengo el defecto de no casarme con nadie y de decir las cosas tal y como las siento. Y como nunca he tenido la tentación de creerme infalible, nunca doy información. Sólo opinión. Si me equivoco rectifico. Soy un autodidacta de la vida y un eterno aprendiz de casi todo.
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Hilario acaba de llegar. Viene de su paseo diario de dos horas por el parque. Desde que sale a pasear por las mañanas, le ha bajado el colesterol y el azúcar y su doctora de cabecera le dice que está hecho un chaval. Pero a Hilario la niñez le queda muy, muy lejana. A sus setenta y dos años ha pasado mucho. Nació seis años después de la guerra y su niñez fue dura. A diferencia de casi todos sus vecinos, él es de Madrid. De aquel Madrid de adoquines levantados, traperos, cartillas de racionamiento, hambre, mocos, frío y penurias. De aquel Madrid en el que los niños más afortunados, con siete años, se ponían a trabajar gratis mientras aprendían un oficio. El resto, los que no tenían la fortuna de conocer a nadie del régimen, recogían carbón por las calles o se internaban entre los puestos ambulantes a ver si podían robar una patata, una penca de berza o una cebolla.

Nunca conoció a su padre que murió en Cuelgamuros cuando él tenía solo unos meses. Un gran bloque de granito le había aplastado. Eso fue lo que le dijeron a su madre. Su padre no era rojo. Pero en 1945 tuvo la osadía de coger un papel del suelo. Era un panfleto. La mala suerte hizo que un policía pasase a su lado justo cuando estaba acabando de leerlo e iba a volver a arrojarlo a la acera. Se lo llevaron a Carabanchel, de ahí al Puerto de Santa María y de allí, al Valle de los Caídos donde falleció a los cinco días. Hilario nunca se lo perdonó a Franco. Su padre no había hecho nada (como todos los demás). Jamás ha militado en ninguna formación. Jamás a acudido a ninguna manifestación. Ni siquiera después de muerto el dictador. El dice que es una persona de bien y que la política solo trae problemas.

Se acerca a la cocina dónde Posidia, su mujer, trastea en la pila. Está fregando los cacharros del desayuno. Hilario deja el pan en la panera y pregunta a Posidia si debe bajar a comprar algo al mercado. Su mujer le dice que no. Hoy no viene nadie a comer. Raro porque habitualmente su hija, con sus tres nietos y su hijo mayor, que trabaja cerca de casa de sus padres, suelen acudir al pesebre materno. El mediano, que se casó y se separó sin llegar a cumplir el año de matrimonio, vive con sus padres. Está en el paro. No solo no tiene trabajo sino que a sus treinta y cinco años, ha perdido toda la esperanza. Esta semana no viene a comer porque el INEM le está dando un curso de inglés. Para ello, tiene que hacerse todos los días dos horas y media de metro. El curso es de nueve de la mañana a cinco de la tarde, en la otra punta de la capital. Pero si no acude, le borran de las listas. No entiende para qué le dan un curso de inglés. No sabe ni decir “yes” y no cree que en las dos semanas que dura el evento formativo aprenda algo más que a decir si, no, buenos días, buenas tardes y poco más. El cree que le han concedido el curso, sin pedirlo, para que se borre del paro.

Como están solos a comer hoy, Hilario y Posidia se sientan un rato más a ver la televisión. Están preocupados por su pensión. Hilario cobra casi mil euros porque después de ejercer de aprendiz de muchos oficios, en 1975 tuvo la suerte de que un vecino le metiera en la Renfe. Allí permaneció enganchando trenes hasta su jubilación. Las noticias que llegan desde los expertos que salen en la tele, no son nada halagüeñas. Parece que el fondo de pensiones se acaba y que no hay dinero para seguir pagándolas. Hablan de que la solución es hacer como en Grecia. Bajarlas un 25%. Y eso les dejaría a ellos con serios problemas económicos. Dar de comer a ocho personas casi todos los días, es un coste económico considerable. Ni su hija, ni el mayor de sus hijos les han preguntado nunca si tienen suficiente pensión. Ellos llegan, se sientan, comen, toman café y se van hasta el día siguiente. Pero es que cada uno de ellos tiene sus propios problemas económicos. Su hijo mediano, el que vive en casa de Posidia e Hilario, les dice a sus padres que esto no puede seguir así. Que tienen que hablar con sus hermanos. Que sepan que cinco bocas son muchas bocas que alimentar con una pensión de mil euros. Pero tanto Hilario como Posidia le responden que también son sus hijos y que ¿cómo no les van a dar de comer?

En la tele, como cada día cuando se sientan, antes de hacer la comida, sintonizan Antena 3. El programa de la Grisso que nuevamente entrevista a Rivera. Hilario le escucha con atención y le dice a Posidia: “este, este es el que nos va a solucionar el tema de la pensión. Cuando gobierne, con su contrato único nuestro hijo encontrará trabajo y no tendrán que bajar las pensiones”. Lo que Hilario no sabe, porque la tele no lo dice, es que el contrato único traerá más precariedad y más reducción de cotizaciones. Y que si gana el charlatán, su pensión corre mucho más peligro.

 


 

Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar.

―Joseph Goebbels

Cuñadanos

 

Hablaba el otro día Alejandro Sanchez Moreno en un artículo aquí sobre Ciudadanos y el ridículo de su candidata Virginia Millán. Leyendo el artículo, me parecía estar viendo a Begoña Villacís. A la que tuve el disgusto de conocer el año pasado en una visita a mi barrio tras las inundaciones. De nuestro problema con el agua ni una sola palabra. Un discurso inconexo lleno de vaguedades y florituras (aprendido de memoria porque si la interrumpías tardaba en volver a coger el supuesto hilo). Un discurso sobre todo dedicado a poner a caldo a AhoraMadrid, a Podemos y empeñado en quitarle importancia al ahorro que ha rebajado la deuda del Ayuntamiento de la capital en más de dos mil millones. Ella incidía en una mentira como es afirmar que podían haber dedicado ese ahorro en invertir en la ciudad, cuando todo el mundo sabe que detrás está Montoro con las tijeras para impedirlo. Pero aunque parezca mentira hay gente que les compra el discurso. Además un discurso peligroso porque incide en el mismo error del PP: endeudar a los ciudadanos es bueno.

Los que hemos sufrido a personajes como Rivera, Girauta o Arcadi en las redes, sabemos que tipo de ideología y tolerancia tiene esta gente.

La misma que Millán Astray, Primo de Rivera o Mussolini. Tolerancia cero con el discrepante. Por no hablar de que alguien que presume hasta de haber traído el fuego a España, no es muy de fiar. Dime de que presumes,… Pero si nos fijamos allí dónde tienen poder, vemos que lo ejercen o bien para mantener al PP, como en la Comunidad de Madrid, o bien para mantener al peor PSOE, el de los enchufismos, amiguismos, subvenciones, el más liberal como en Andalucía. Solo han gobernado dos ayuntamientos importantes: Valdemoro dónde fueron expulsados de la alcaldía por llevar a la quiebra al ayuntamiento y el ayuntamiento de Mijas que ha pasado de ser uno de los más trasparentes al segundo con menos transparencia de toda España desde que gobiernan estos indeseables.

El auge de esta formación es difícil de valorar. Desde su creación, todos aquellos medios del hijoputismo liberal que han dado por perdido al Partido Popular por su insistencia en la corrupción, han apostado ciegamente por ellos, elevando su pronostico en el voto de forma poco realista. Llevan ganando o siendo cuasi ganadores desde al menos tres o cuatro procesos electorales. La realidad es que hoy es el cuarto partido de la oposición y que en comunidades como Madrid dónde apenas llegaron a los 17 escaños, los medios concertados convirtieron el batacazo de una cocina de encuestas, en un fabuloso éxito. Mientras, que por ejemplo, los 27 diputados de Podemos para esos mismos medios de intoxicación, fueron un rotundo fracaso.

Estos días, nuevamente todo los medios de intoxicación, cuyos dueños son los mangantes que cotizan en el Ibex, las responsables de la precariedad y de los abusos como el ERE de Cocacola, dan como ganadora a esta formación de extrema derecha en las próximas elecciones generales, además con el conveniente blanqueo de la marca hacia el centro derecha.

Y todo es posible. Porque parece que el discurso sobre la corrupción está por fin calando en el ciudadano de a pié que esta harto de chanchullos, de matones, bravucones, insulsos presidentes que dan vergüenza ajena y de escuchar todos los días la cantinela de la recuperación económica mientras aumenta el paro, disminuyen los subsidios y empeoran las condiciones de trabajo. Muchas horas, poco salario y casi ningún derecho. Parece como digo, que por fin el ciudadano de a pie se ha dado cuenta que le han tomado el pelo usando miles de millones de euros de sus impuestos para rescatar bancos, empresarios amigos como los de las constructoras y sus radiales y que la mayor parte de la situación económica que padecemos es debida al saqueo masivo del erario público y a la reconversión de la deuda privada en deuda pública. Sin embargo, por lo que veo en mi entorno, esa culpabilidad no se relaciona con este sistema de hijoputismo liberal sino con las siglas de un partido. O de dos. Con aquello de “todos son iguales” se auto convencen de que da igual quién gobierne porque siempre seguirán robando y que, no se porque extraña razón, creen que es mejor que les robe un fascista a que lo haga uno que se preocupa de que haya sanidad y escuelas públicas para todos, que se preocupe por los trabajadores y por los jubilados. Cuando les dices que en los ayuntamientos del cambio se ha reducido la deuda, se ha aumentado el gasto social y todo empieza a funcionar bien de nuevo, siempre te saltan con la cantinela esa de que, no es importante la deuda sino hacer cosas para el ciudadano. Y que los subsidios son para los que vienen de fuera a vivir sin trabajar. Olvidando que ni los que están ahora, ni los de la derecha extrema que están por venir, jamás han hecho nada por los trabajadores, los pobres o los desfavorecidos. Que si tenemos vacaciones, una jornada de 8 horas y unas leyes laborales (cada día más precarias) es gracias a la lucha de la izquierda. Y que si por un casual ha llegado alguna mejora que provenga de la derecha ha sido lo que ellos definen como daño colateral.

Es lógico que en un país que consume entre cinco y seis horas de televisión, dónde pululan programas de gentes que anuncian a los cuatro vientos su tremenda españolidad mientras guardan su dinero en Suiza o en sociedades Off-Shore, en paraísos fiscales o en SICAV, programas en los que se machaca constantemente a la izquierda y se alaba y blanquea a la derecha fascista, el ciudadano medio se crea que el nuevo partido de la falange sea de centro izquierda.

Es normal que a base de repetir el mantra, la gente crea que el contrato único es la panacea. Porque no se explica que lo único que hará será fomentar la precariedad al aumentar los contratos temporales y sobre todo los falsos autónomos. Por tanto lo único que hará será empeorar las condiciones laborales, reducir los ingresos del estado y elevar la edad de jubilación así como las condiciones necesarias para cobrar una pensión.

Los populistas de la extrema derecha, los anaranjados que dicen aquello que la idiocia quiere oír, que un día critican a una chica violada por cinco cabestros y al día siguiente, tras multitudinarias manifestaciones en contra de la sentencia, ponen a caldo a los jueces, que un día dicen que la huelga feminista es un invento de la extrema izquierda y que la mujer lo que tiene que hacer es estar tranquila y en casa y al día siguiente, también después de multitudinarias manifestaciones feministas, quieren colgarse la medalla de haber sido ellos los promotores de esas grandiosas manifestaciones, son un peligro para la el estado de bienestar. Como buenos fascistas, integrados en ese ideario del hijoputismo liberal, lo único que pretenden es adelgazar el estado para que los amigos puedan prestar de forma privada pero con presupuesto público, los servicios que son de titularidad pública para conseguir un negocio redondo. Lo único que pretenden es un continuismo en estas políticas que en España producen corrupción, desatención al desfavorecido, paro, miseria, destrucción de las garantías laborales de los trabajadores y potenciación de la escalada armamentística, de los negocios oscuros y de los impuestos indirectos.

Pocos posibles votantes de los falangistas leerán esta reflexión. Y soy muy pesimista en este tema. Y cuando ganen, aunque nada más sea por esa insistencia enfermiza de los medios de intoxicación, pronto harán buenos a los cafres del Partido Popular. Pero como dice Jonh M. Coyote, esto es España. Olvídense de que la gente razone. Los que crean en dios que recen lo que puedan porque el futuro es oscuro, muy oscuro. Si creen que el nazismo queda muy lejos, esperen un poco.

 

Salud, república y más escuelas.

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5 COMENTARIOS

  1. ¿Ciudadanos llevó a la quiebra al Ayuntamiento de Valdemoro? Infórmesé bien. En solo dos años, sin recortar servicios y reducciendo impuestos, los naranjas redujeron la deuda municipal en ocho millones de euros, tras el paso, como caballo de Atila de los alcaldes púnicos del PP que dejaron la población del sur de Madrid completamente arrasada. Lo demás son opiniones, respetables pero opiniones. Pero no contar la verdad de lo que pasó con Valdemoro o es ignorancia o es mentira.

    • A ver si a la tercera: Dónde dice: «Jamás a acudido a ninguna manifestación» debería decir «Jamás ha acudido a ninguna manifestación».

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