Fotos: ACN

La considerada histórica visita del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, a Cuba después de casi 90 años sin pisar suelo cubano un máximo dignatario estadounidense es un decisivo paso adelante en la normalización de las relaciones bilaterales, pero a día de hoy se mantienen, sin ni siquiera intentar atajar, dos de los más graves problemas: la prisión de Guantánamo sigue abierta contraviniendo los principales derechos humanos y la dictadura cubana sigue deteniendo masivamente a disidentes para evitar posibles problemas al régimen.

Desde que fue convertida en prisión, después de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, la relación entre los estadounidenses que viven en la base naval de esta región de Cuba, con los habitantes de la zona, se tornó prácticamente inexistente. Esto se produjo tras convertirse en una prisión de máxima seguridad, ya que en Guantánamo están recluidos algunos de los presuntos responsables de los ataques a las Torres Gemelas de Nueva York y al Pentágono en Washington.

Cuando la base se convirtió en cárcel, terminó toda relación de los habitantes de Guantánamo con los americanos, ya que antes de 2001 había cubanos que hacían diversos trabajos en la base naval, que fue establecida en el lugar desde finales del siglo XIX, al término de la guerra de Estados Unidos con España.

Desde entonces, Cuba ha reclamado el territorio de unas pocas hectáreas, pero los gobiernos de Washington, incluido el actual, se han negado a devolverlo, bajo el argumento de que a raíz de la Enmienda Platt, pagan una renta de alrededor de cinco mil dólares anuales por la ocupación.

En la visita de Barack Obama a Cuba, la primera de un presidente de Estados Unidos en los últimos 90 años, el tema de Guantánamo no figura en la agenda, aunque previamente el actual ocupante de la Casa Blanca reiteró su intención de reubicar a los presos en otras cárceles de alta seguridad en su propio territorio, bajo el argumento que en la actual situación resulta económicamente muy costosa.

En este contexto, previo a la visita de Obama, representantes del gobierno cubano reiteraron sus reclamaciones para que la base Guantánamo desaparezca y vuelva a ser territorio cubano, pero el tema ni siquiera fue incluido en la agenda de conversaciones del mandatario estadounidense con el presidente Raúl Castro.

Entretanto, los pobladores de la bahía de Guantánamo, ubicada a poco menos de mil kilómetros de La Habana, comparten parte de su territorio en un nulo contacto con los ocupantes de la base estadounidense, a los que apenas logran ver desde miradores en algunos cerros de la región. «Nada de aquí pa’ allá; nada de allá pa’ acá», comenta uno de los habitantes del poblado de La Gloria, donde su ubica uno de los miradores naturales, que se han convertido en atractivo turístico.

El almirante es un joven cubano que vende fotos de la base naval, tomadas desde el lugar, las que completa con otras tomadas de publicaciones extranjeras, donde se muestra a prisioneros con grilletes en los tobillos y se muestran las apretadas celdas de la prisión de la bahía de Guantánamo.

Desde la Gloria también se ve el cercano mirador de La Caimanera, población a la que solo se puede acceder previo permiso oficial de las autoridades cubanas que impiden el libre paso a las cercanías de la base naval estadounidense.

De ahí que el trato entre los pobladores de Guantánamo y los americanos sea inexistente, aunque a nivel gobierno, Estados Unidos la defiende como territorio sobre el que tiene bajo arriendo legal y paga una cantidad ridícula que Cuba no cobra, como una forma de protesta silenciosa, pero que deja claro que para el gobierno de la isla, «la ocupación» de esa porción de su territorio por parte de una potencia extranjera, sigue siendo «una piedra en el zapato».

Al mismo tiempo que se mantiene abierta esta prisión de máxima seguridad en la que se han denunciado incontables violaciones de derechos humanos, el régimen de Raúl Castro sigue practicando la política de detenciones masivas de disidentes. En este caso, unas cincuenta Damas de Blanco y otros opositores como el grafitero El Sexto o Antonio González Rodiles fueron arrestados en La Habana horas antes de la llegada de Obama a la isla caribeña tras la habitual marcha dominical del grupo disidente femenino, que fue respondida con una contramanifestación de repudio por partidarios del Gobierno.

Al finalizar la habitual marcha pacífica a la salida de misa en la habanera Iglesia de Santa Rita, las Damas de Blanco intentaron caminar hacia otras calles fuera de su recorrido, donde se habían concentrado grupos afines al oficialismo que comenzaron a increparlas.

El incidente, que con diferente intensidad se viene repitiendo todos los domingos desde hace unas 46 semanas, se produjo a pocas horas de la llegada a la isla del presidente de EEUU, que tiene previsto reunirse también con miembros de la disidencia.

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