Pese a los desgarradores testimonios de algunos testigos, la defensa del futbolista del Real Betis Balompié Rubén Castro, representada por el mediático penalista sevillano Francisco Baena Bocanegra, se ha volcado, en el juicio iniciado este jueves en la sala de lo Penal número 14 de Sevilla, en confirmar todos y cada uno de los falsos patrones de ‘femme fatale’ de la presunta víctima de malos tratos durante los casi dos años de relación mantenida con el delantero del club sevillano. «Fue una relación loca», declaró el presunto maltratador mientras tres compañeros del Real Betis, entre ellos su capitán Adán, asistían al juicio para apoyarlo, así como algunos empleados y directivos del club.

La víctima «temió por su vida en varias ocasiones porque la estaba asfixiando al apretarla por el cuello», relata una amiga

Mujer celosa, infiel, mala madre, agresiva, mantenida económicamente por la estrella futbolística, irascible, problemas con el exceso de alcohol… Así ha perfilado a su ex pareja el acusado, al que la fiscalía le pide cuatro años de prisión y la acusación particular ocho por ocho presuntos delitos relacionados con los malos tratos. Los sobrecogedores testimonios de algunos amigos de la denunciante han evidenciado que la relación mantenida entre jugador y presunta víctima iba mucho más allá de lo puramente «tóxico». «La maquillé para que no la vieran así ni su madre ni su hija», dijo una amiga en la vista oral.

Otra ex pareja de la denunciante que la acogió en su casa tras una agresión relata aún impactado por el recuerdo de cómo la vio al abrirle la puerta. «No le voy a decir que no la reconocería, pero me impactó muchísimo lo que vi: labios inflamados, moratones, ojo hinchado…». Mientras la sala escucha este testimonio, la víctima, oculta tras una mampara, no puede reprimir las lágrimas.

Los amigos de la denunciante certifican que las peleas, discusiones y agresiones por parte del jugador eran constantes, algunas incluso delante de la hija menor de ella.

Una amiga desde la guardería declaró: «Cuando estás tan enganchada a una persona no puedes salir de ese círculo. Estaba ciega, no enamorada», contaba a preguntas de la fiscal mientras la presunta víctima no podía contener el llanto en algunos momentos.

La acusación pide ocho años de prisión para el goleador bético

Incluso una conocida pudo ver cómo la denunciante recibió una patada en el estómago por parte de la estrella bética. «Cayó al suelo y la ayudé a levantarse», añadió.

Otra testigo confirma algunos patrones claros de cualquier víctima habitual de violencia de género. «Venía a casa llorando, sufría cada vez que lo veía, no estaba bien ni física ni psicológicamente. Salía a escondidas para vernos, porque a Rubén no le gustaba que saliera con amigas. Tenía otro móvil para poder hablar con nosotros porque le controlaba las llamadas, Rubén no quería que la llamaran de su trabajo porque era gogó», apuntó en el juicio.

Rubén Castro, que acaba de concluir su participación en la Liga sin ningún apercibimiento por parte del club o de la Liga de fútbol para preservar su presunción de inocencia, ha terminado con un balance de 13 goles y 35 partidos jugados de 38.

El futbolista ha querido subrayar, en su declaración durante la vista oral del juicio, que la relación era estable en el tiempo, pero de encuentros solo temporales y esporádicos, fundamentalmente en hoteles y contadas veces en el domicilio del jugador, según la versión del presunto maltratador. «Jamás la he maltratado», ha asegurado a preguntas de la fiscal y de su abogado. Ha rehusado responder a las preguntas de la acusación particular.

El acusado aseguró que mantuvo durante casi dos años la relación con la denunciante basada exclusivamente en «una profunda atracción sexual» y ha rechazado en todo momento las acusaciones de agresiones y malos tratos continuados sobre su pareja.

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