Cuando la mujer se puso el tricornio

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LLegaron para quedarse a la Casa fundada en 1844 por el Duque de Ahumada. El duque tenía por nombre Francisco Javier Girón, de importante abolengo militar; su padre, Pedro Agustín Girón de las Casas, había adquirido fama luchando contra las tropas napoleónicas. Él se había destacado en la defensa de los postulados absolutistas encarnados en Fernando VII, seguramente el peor rey de la historia de España.

Pero la Guardia Civil fue un invento pensado para la modernidad. Cuando lo funda lo hace sobre la idea de crear un cuerpo que unifique la seguridad de un país excesivamente deslavazado. Cuerpo militar y jerárquico fundamentado en la disciplina y la subordinación total al poder legalmente constituido. Sin embargo, nada había en la mente del duque que uniera su proyecto a la mujer.

Las mujeres llegaron al Cuerpo en la ola ochentena del siglo pasado, en la alegría de una España que se abría en canal. Ocuparon comandancias y llegaron a un mundo de muchos machos con bigote en cuyos acuertelamientos no había aseos para ellas. Hoy las primeras lo cuentan con orgullo. Lo cuentan como si hubieran pasado siglos.

Pero fue en 1988 cuando las primeras mujeres se vistieron de Guardia Civil en la famosa 94 Promoción. Felipe González estaba en su punto álgido. El país acababa de ingresar en la UE. Luis Roldán, de infausto recuerdo, era el Director General de la Benemérita aunque todavía no se sabía nada de lo que habían ensuciado sus manos.

Incorporar a la mujer, no obstante, fue un gran acierto. El sentido femenino introdujo, reconocen ahora los hombres de Benemérito Instituto, sentido común y sobre todo un gran avance en los departamentos dedicados a la investigación.

Algo de la España alegre de aquel momento no encajaba, sin embargo, en la transformación de un cuerpo de seguridad tan incrustado en el tradicional sentir español. “Un señor se salió de la carretera asustado cuando pretendía darle el alto”, recuerda una de las primeras agentes en enfundare el uniforme, hoy en labores de portavocía.

Fueron pioneras. La ley del divorcio cumplía apenas cinco años. Las mujeres se abrían paso y fue la Guardia Civil una de las primeras en encender la mecha. Poco se sabía entonces de mujeres dedicadas a funciones policiales. Solamente las llamadas “matronas” se aproximaban al concepto y siempre en trabajos que tenían que ver con los registros corporales. Por lo general eran viudas o huérfanas de agente fallecido.

En la famosa 94 Promoción había 2817 aspirantes. Solamente 197 consiguieron el objetivo. La Academia de Baeza fue el primer escenario de la feminización. Hoy prestan servicio más de cinco mil agentes mujeres. Algunas se quedaron por el camino, algunas fueron víctimas del brutal terrorismo de ETA.

María Del Carmen Carvajal y María del Pilar Cascales estuvieron entre esas pioneras y ahora recorren España con la exposición Mujer y Guardia Civil. Hasta el 12 de marzo en el centro comercial de El Corte Inglés de San José de Valderas dirigido por Miguel Ángel Gimeno.

 

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