Nuestro cuerpo es sabio y, en muchas ocasiones, nos da avisos de que hay algo mal en nosotros. La relación entre mente y cuerpo es indudable, hasta el punto de que los estados emocionales pueden llegar a producir o agravar enfermedades.

Enfermedades como el colon irritable, la fribromialgia, las migrañas y cefaleas tienen un componente psicológico muy importante y están muy relacionados con el estrés y la ansiedad. Normalmente, la parte física de la enfermedad se ve agravada cuando nos enfrentamos a situaciones que generan emociones que reprimimos o que nos producen malestar.

Así, por ejemplo, los estudiantes que padecen alguna de estas enfermedades ven agravados sus síntomas durante las épocas de exámenes o tras la finalización de estos. En estos casos, lo que el cuerpo hace es eliminar la tensión acumulada por un período más o menos largo de tiempo, pero lo hace de una forma que no es funcional o, lo que es lo mismo, sana.

Junto con ello, los dolores lumbares, musculares y en las articulaciones también se ven agravados por factores psicológicos.

Otro claro ejemplo de esta relación es el bruxismo. Esto es un hábito que consiste en apretar o rechinar los dientes sin propósito y de forma involuntaria, provocando el desgaste de las piezas dentales y otras enfermedades relacionadas con los dientes. Es más frecuente que se haga mientras se duerme, levantándose la persona que lo padece con un fuerte dolor mandibular. La principal causa de este trastorno es la ansiedad.

Por desgracia, en la mayoría de los casos, las personas que padecen las enfermedades que hemos ido comentando sólo acuden al médico especialista o al de cabecera y en contadas ocasiones estos derivan el caso a un psicólogo.

Esto sólo contribuye a eliminar el síntoma de forma temporal, pero no elimina la causa de que esos síntomas se aparezcan o se agraven.

Por ejemplo, en el caso del bruxismo, al comenzar con los dolores en la mandíbula y tener problemas en los dientes, la tendencia es acudir al dentista. En la mayoría de los casos, éste le recomendará al paciente el uso de una férula de descarga mientras duerme. Ello va a ayudar a que los dolores y el desgaste dental se reduzcan o desaparezcan, pero no lo hará la ansiedad que es la causa principal, por lo que se expresará de otra forma, probablemente, poco efectiva.

En otras palabras, es como si fuéramos al médico porque tenemos gripe y sólo nos recetara una pastilla que nos quita los síntomas (tos, fiebre, inflamación, mocos,…), pero que dejara en nuestro cuerpo para siempre el virus que lo produce. Lo único que conseguiríamos es que los síntomas volvieran a aparecer en cuanto dejáramos de tomarnos la medicación que los elimina.

Es decir, si aprendemos a expresar y controlar nuestras emociones de forma funcional, efectiva y sana, la posibilidad de que aparezcan los síntomas o que se agraven ciertas enfermedades se va a reducir.

El autoconocimiento y el aprendizaje emocional va a tener efectos más duraderos que cualquier medicación.

 

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