Cuando la izquierda perdió su brújula el mundo se hizo más tenebroso. Esa podría ser la frase definitoria en el futuro de un tiempo. el de hoy que a una generación nacida a medio camino entre el siglo XX y el siglo XXI nos toca vivir. Un tiempo de cambios, de incertidumbres y de fin de ciclos enmarcado en una cuarta revolución tecnológica que lo cambiará todo, un tiempo el presente en el que la respuesta a los retos y desafíos de un mundo globalizado se presenta como compleja en un escenario de interrogantes en materia de desarrollo económico global , generación de empleo o cambio climático, ámbitos estos en donde la necesaria búsqueda del equilibro y el bienestar de progreso de los seres humanos sin exclusión se muestra como la única vacuna efectiva ante los populismos mesiánicos y la crisis de las democracias occidentales. Y es que ,la historia siempre se repite en una humanidad en la que la transformación en la infraestructura económica crea de manera directa e indisoluble profundos cambios en otros ámbitos, en aquellos sociales, políticos y geoestratégicos que vienen a determinar el cambio de era, previa inestabilidad y conflicto entre unos seres humanos que sólo encontramos el encaje tras el conflicto como medio de solución a aquellos retos que no somos capaces de solventar desde el consenso.

Hoy la crisis económica no deja lugar a dudas sobre la búsqueda de encaje de un sistema capitalista que busca un nuevo espacio de desarrollo en una cuarta revolución industrial que de la mano de la tecnología y la innovación transformará de manera profunda las relaciones humanas cotidianas y los aspectos básicos de la empleabilidad de un ser humano que tendrá que generar su riqueza familiar en torno a nuevas competencias o habilidades alejadas del sistema de producción tradicional de servicios del siglo XXI. La maquina vencerá al hombre en un mercado laboral que en poco a nada se parecerá en los próximos años al que hoy vivimos los que habitamos esta realidad desde el siglo XX. Y junto a ello, el difícil encaje de una humanidad en un mundo de consumo insostenible en donde el cambio climático impondrán grandes cambios y lucha por los recursos básicos como el hídrico. Y en todo este proceso, la ciudadanía, ese ente que compone la soberanía popular de unas democracias occidentales que incapaces de dar respuesta a tantos cambios en tan poco tiempo ve como los conflictos humanos en los territorios, la radicalización de las posturas de naciones y sociedades en forma de nuevos patriotismos populistas y la falta de respuesta a las necesidades cotidianas de la clase obrera generan un cocktail de profunda inestabilidad y de choque de trenes. Trump, Putin, Hoffer, Le Pen, Farage y Orban son sólo algunos de los nombres de los portadores del nuevo caos y la ruptura en países como EEUU, Rusia, Austria, Francia , Inglaterra y Hungría. Sus anuncios los de la Xenofobia, la negación del cambio climático, el conflicto como método para la resolución de los conflictos y el del patriotismo nacionalista por encima de la solidaridad y la cooperación , elementos estos que lejos de servir a la causa común de la humanidad y al progreso sólo tienen ante sí la llegada de la ruptura con la estabilidad y el consenso generado por unas democracia occidentales que ven como hoy los pactos que sirvieron para fijar las relaciones globales en los últimos sesenta años saltan por los aires.

Y todo ello, con la incomparecencia de una izquierda y de un socialismo que perdiendo la brújula de su acción política ha permitido que en Europa se acomoden los populismos de ultraderecha y de ultraizquierda gracias al voto de una clase obrera huérfana de ese socialismo transformador que antaño les ayudo a dar progreso, estabilidad y bienestar a sus vidas.

Hoy , cuando la oscuridad se cierne sobre una sociedad incapaz de ver con su ceguera las idus de Marzo que se aproximan la respuesta ante tan aciago tiempo que parece aproximarse parte de la necesidad de la reconstrucción de un discurso socialdemócrata actualizado a las necesidades de un tiempo en donde la ciudadanía espera las respuestas que fragüen una nueva sociedad del bienestar.

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