viernes, 29marzo, 2024
11.3 C
Seville

Cuando el mensaje decente se encuentra escupido por todos

José Repiso Moyano
José Repiso Moyano
Escritor español de larguísima trayectoria nacido en Cuevas de San Marcos, Provincia de Málaga, que ha publicado miles de obras en 50 años (literarias, de conocimiento,etc), y ha obtenido premios y reconocimientos por su participación en concursos, periódicos, revistas, recitales, programas de radio, acciones humanitarias y eventos literarios en todo el Mundo.
- Publicidad -

análisis

- Publicidad -

Únicamente puedes entender el bien como lo que no puede desarrollar nunca algún mal con lo que dices o con lo que haces. Por eso, desde primeras, hay que poner muy claro, clarísimo, lo que es el mal o cualquier mal, o todo lo que conlleva mal en todo lo que alguien dice o en todo lo que alguien hace.

Así que el mal es lo que estorba a cualquier proyección de la racionalidad o del equilibrio en el ser humano. Sí, eso,  el que no genera bien, sino siempre sinrazón y equivocación. El mal (tan esquivo a tener y a admitir una información racional por asumirla) siempre equivale a que se hace un daño (gratuito o remediable) a la vida, al eficaz funcionamiento de la sociedad o a algo esencial (como lo es la Naturaleza).

El mal, ¡bueno!, es no entender las cosas de una forma equilibrada, sino el entenderlas para lucrarse unos poderes o para complacer a unos fanatismos muy sutiles (pues se atribuyen ellos el hacer el bien por cara dura) o para complacer solo a tus propios beneficios.

El mal es, en voluntad, el deseo ni más ni menos del daño, o el no hacer nada (en indiferencia) para evitar el daño, o el no ayudar a los que sí de verdad lo pueden evitar o lo intentan (al menos) evitar.

El mal, en un impacto con el entorno, es el tener y el mantener una vista gorda o una colaboración indirecta o una complicidad (ya sutil o no) con algo que es indecente o terco o abusivo en cualquier acción individual o social.

Sí, el mal es no favorecer a algo que sea útil para algo imprescindible o para algo esencial, como es la vida. El mal es el no colaborar para que se difunda todo racionalmente (y jamás telebasuramente). ¡Por sensatez! Y que se valore que sea… ¡por sensatez!

El mal es el no prestarse uno diariamente a ayudar a lo que sí hace un bien de una manera obvia u objetiva, claro, como es el ayudar a tal persona que sí lo racionaliza todo y sí lo demuestra todo sin equivocaciones, en firmeza y en esfuerzo racional, valiente y sin trampas.

El mal es siempre también el crearte una falsa prioridad (por error o porque no sabes elegir las cosas responsable o correctamente); y, en tal falsa prioridad, atiendes tú antes a algo muy (pero que “muy”) secundario a algo que ya es únicamente lo primordial.

El mal el no querer tú enterarte (porque no aplicas suficientemente un sentido de responsabilidad o de ética) de lo que es cualquier mal. Y así vas tú con una ceguedad o con una renuncia indecente o indignante al bien sin que quieras contraponerte a tanta miseria humana o estupidez o prepotencia o mierda que no puede pasar desapercibida. ¡No!

- Publicidad -
- Publicidad -

Relacionadas

- Publicidad -
- Publicidad -

DEJA UNA RESPUESTA

Comentario
Introduce tu nombre

- Publicidad -
- Publicidad -
- Publicidad -
- Publicidad -

últimos artículos

- Publicidad -
- Publicidad -

lo + leído

- Publicidad -

lo + leído