Llegó el esperado día para los británicos. Van a votar su futuro más inmediato y lo más importante, van a votar el tono que va a tener ese futuro: agresivo o dialogante. Que se juegan mucho es innegable, pero que nos afecta a los demás también es innegable. Y es que no es lo mismo que gane Theresa May y el Partido Conservador a que gane Jeremy Corbyn y el Partido Laborista. No es lo mismo ganar con mayoría absoluta que tener que pactar con un segundo partido o peor aún, gobernar en minoría.

Vayamos por partes. Todas las encuestas dan por ganadora a la actual Primera Ministra, de hecho está fue una de las razones por las que Theresa May convocó elecciones anticipadas en el mes de abril, porque tenía las encuestas de su parte, asegurándole que obtendría mayoría absoluta para poder negociar libremente y sin presiones por parte de los diputados de su propio partido, si conseguía reafirmar su liderazgo en estos comicios. Recordemos que no fue elegida Primera Ministra por el pueblo británico, sino que fue la solución más moderada tras la dimisión de David Camerón. O eso parecía en aquel momento.

Un líder débil en el principal partido de la oposición le allanaba el camino hacia su proclamación como la nueva dama de hierro. Pero sus constantes errores, su incapacidad de lidiar con los diputados rebeldes, los recientes a ataques terroristas en Londres y Manchester que han sacado a la luz su reducción de personal de policía cuando era Secretaria de Interior, y sus propuestas de recortar en sanidad, educación y recientemente en libertades para garantizar la seguridad ciudadana, a hecho que el Partido Laborista, que parecía muerto, resucitará de la mano de su ninguneado líder como si de un ave fénix se tratase.

Jeremy Corbyn ha subido inesperadamente en todas las encuestas reduciendo la ventaja de alrededor de 20 puntos a 5. Y parece ser que gran parte de mérito se debe a la nueva imagen que ha proyectado el líder laborista frente a la premier británica. Esto ha hecho que la afiliación al partido laborista se incrementase hasta doblar sus cifras de militantes. Además ha ilusionado a los jóvenes británicos que ha sido el sector demográfico que más ha crecido en la etapa previa a la votación, la del registro electoral para emitir el voto. Convirtiéndose así en la llave que podría dar, de manera imprevista pero posible matemáticamente, la victoria a los laboristas o al menos arrebatarle la mayoría a los conservadores. De los jóvenes depende que mañana se siga negociando un “brexit duro” o se adopte la vía del “brexit blando”.

Las encuestas más recientes siguen dándole a May el triunfo pero ninguna se atreve a darle mayoría absoluta pues la volatilidad del joven británico hace que sea un terrero difícil de predecir. No obstante la jornada en los colegios electorales se está desarrollando con normalidad, excepto por la fuerte presencia policía en los puntos geográficos más amenazados y en alerta, e indica que los jóvenes no se van a quedar en casa y van a participar mayoritariamente a como lo hicieron en el referéndum sobre el Brexit donde la población de más de 50 años impuso su voluntad a una juventud que no supo reaccionar confiándose a las encuestas que pronosticaban que el NO al Brexit ganaría. Veremos esta madrugada, con los primeros datos del escrutinio, si han aprendido la lección y consiguen darle la vuelta a las encuestas. Aunque en cuanto a encuestas se refiere, en Reino Unido últimamente suelen servir de poco, pues no acertaron con la mayoría absoluta de David Cameron ni con el SI a abandonar la Unión Europea. Pues a la hora de la verdad, se vota más con el corazón que con la cabeza.

Esta noche será una noche larga. Las elecciones que se iban a centrar sobre qué tipo de Brexit querían los británicos han resultado ser unas elecciones donde se ha hablado de todo menos del Brexit. May porque no ha estado a la altura con sus repetidos errores y Corbyn porque se sentía incómodo hablando de un tema que tiene dividido a su electorado. Pero aunque ninguno se ha atrevido a tratar el Brexit directamente en la campaña, tan solo los Liberales defendían un NO rotundo y un segundo referéndum, pese a todo eso, esta noche lo que se decidirá es si los británicos se irán de la Unión Europea dando un portazo o si se irán manteniendo la puerta abierta para volver a la UE en un futuro. Los jóvenes tienen la decisión en sus manos.

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