La frontera entre Estados Unidos y Canadá se cerró el 21 de marzo a causa de la pandemia del Covid19. Sin embargo, mientras que los canadienses han sabido contener la propagación del virus, en el lado estadounidense la situación está descontrolada, sobre todo por la gestión que está haciendo Donald Trump de la misma. Este hecho está provocando que la tensión social se esté incrementando en la frontera entre los dos países, principalmente porque la reapertura está prevista para el próximo 21 de agosto.

Los canadienses tienen miedo de que la llegada de los Estados Unidos dispare los contagios o que saturen el sistema sanitario universal. Una encuesta reciente, realizada por Ipsos demostró que el 80% de la ciudadanía de Canadá quiere que la frontera permanezca cerrada hasta 2021 a pesar de las pérdidas económicas que esta decisión pueda provocar.

El incremento de la tensión se ha demostrado con actos vandálicos contra vehículos con matrícula de los Estados Unidos, ya sean transportistas o trabajadores esenciales que pueden circular en ambas direcciones. Los estadounidenses que tienen permiso para trabajar en Canadá tienen miedo, precisamente, de ser agredidos o de que les destrocen los vehículos.

En Canadá la gente ha aumentado su agresividad porque teme por sus vidas viendo lo que está ocurriendo en los Estados Unidos. En la frontera de Columbia Británica, el gobernador sugirió a todos sus conciudadanos que tuvieran coches matriculados en EE.UU. que se desplazaran en transporte público, moto o bicicleta para evitar enfrentamientos.

A esto se une las entradas ilegales de estadounidenses, lo que está generando pánico entre los habitantes de las provincias del sur de Canadá. Un ejemplo de ello lo protagonizó un fugitivo que robó un coche y que estuvo huyendo de la Policía Montada durante dos horas e, incluso, intentó huir cruzando un río a nado.

En estas zonas fronterizas se puede comprobar cómo la actividad económica se está resintiendo pero sus habitantes tienen claro que mucho peor sería si se reprodujera la situación del mes de marzo en la que hasta el primer ministro Justin Troudeau se contagió.

En este verano, la situación más dura la tienen las zonas lindantes con el estado de Montana, donde se ha producido un importante brote y porque muchos estadounidenses se están aprovechando de una laguna jurídica, que les permite cruzar Canadá para llegar a Alaska, para quedarse en zonas turísticas como la isla de Vancouver, el lago Louise o Jasper. La policía ya ha impuesto multas y enviado a estos viajeros estadounidenses a Alaska.

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