A unas horas de la conclusión de la cumbre Estocolmo+50, la reunión internacional sobre medio ambiente de la ONU que Suecia y Kenia acogen esta semana, aumenta la presión para que los representantes de los gobiernos de todo el mundo debatan sobre el reconocimiento de un nuevo crimen internacional de ecocidio
En declaraciones a la prensa, la ministra sueca de medioambiente, Annika Strandhäll, ha dicho que espera que la cuestión del ecocidio se discuta ampliamente «ya que se ha planteado mucho en los procesos preparatorios por parte de gran parte de la sociedad civil y de algunos países. Esperamos que la cuestión se incluya de un modo u otro en el resultado final de la reunión».
Strandhäll ha comentado que seguirá de cerca el desarrollo de la cuestión. «Si en el futuro se dan las condiciones para establecer el ecocidio como crimen internacional, el gobierno tiene la intención de ser parte activa del debate para ello».
Los grupos de trabajo extraoficiales que preceden al encuentro de la ONU han tratado el tema de forma destacada. De igual forma lo han hecho los jóvenes a través del Grupo de Trabajo Global de Jóvenes para Estocolmo+50 que recogió la inclusión del crimen de ecocidio en el Tratado de Roma como una de sus principales demandas políticas en su documento de compromiso para la reunión internacional, redactado tras la celebración de consultas a nivel mundial, y que recoge las 34 políticas que el Grupo de Trabajo ha elaborado tras las consultas.
La primera petición es clara: «Proporcionar garantías constitucionales y legales del derecho a un medio ambiente sano y sostenible para que las víctimas del cambio climático puedan llevar a los responsables de la contaminación ante los tribunales por crímenes como el ecocidio. Más concretamente, tipificar como crimen la destrucción del medio ambiente a gran escala, incluyendo el ecocidio en el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional.”
Esta reivindicación fue presentada al Gobierno sueco, al Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente y también en la intervención de la Juventud Global en la reunión preparatoria de S+50 en Nueva York.
Más de 26 organizaciones de la sociedad civil coordinadas por CONCORD Suecia, entre las que se encuentran la Iglesia de Suecia, WWF Suecia y el Centro Internacional Olof Palme, también han pedido que Estocolmo+50 demostrara «pasos radicales hacia la justicia medioambiental y climática global». Una de sus recomendaciones concretas es apoyar la tipificación del ecocidio como crimen internacional.
Por su parte, Jojo Mehta, la cofundadora y directora ejecutiva de Stop Ecocidio, ha afirmado que «está muy claro que la petición para elaborar esta ley es cada vez más fuerte. La reunión de esta semana en Estocolmo es simplemente el siguiente paso hacia lo inevitable. La ley del ecocidio es una barrera que se necesita desesperadamente para proteger a las personas y al planeta, pero también es un marco legal para impulsar un cambio estratégico positivo en todos los sectores. Está en el horizonte y se acerca rápidamente, porque es absolutamente necesaria».
