Un hombre y su hija en un complejo turístico semiabandonado. El viento, la arena y el paisaje volcánico de la isla son omnipresentes. Durante sus paseos por el resort, el hombre redacta algo parecido a un informe y rememora, a través de sus propios recuerdos y los testimonios de su padre, la historia del complejo y la radical transformación que ha experimentado el territorio en apenas cinco décadas. Simultáneamente, se suceden una serie de episodios en el complejo: un sabotaje en un polígono industrial anexo al resort, unos jóvenes que reivindican una llamada “ecología gris”, unas conferencias en una agrupación fantasmagórica y un volcán siempre vigilante de fondo.
Así podría resumirse la primera novela de Julio Hardisson, escritor y docente en la Universidad de Barcelona, recientemente publicada por la editorial barcelonesa Tercero Incluido. Con todo, la descripción del argumento solo nos aporta unas pocas claves para comprender esta novela en su totalidad. Costa del Silencio contiene algo más de lo que a primera vista pudiera deducirse de la síntesis de su trama. Este es, sobre todo, un libro que apela directamente a los sentidos y que busca, a través de distintos recursos narrativos, excitar la memoria del lector. Una memoria, individual y colectiva, que sin duda nos remite a la historia reciente del archipiélago canario y, por extensión, a la de todo el litoral español.
Este es un libro que apela directamente a los sentidos y que busca, a través de distintos recursos narrativos, excitar la memoria del lector
En Costa del Silencio, Hardisson nos invita a contemplar un paisaje insular semidesértico, una isla atlántica convertida en un territorio mágico, una suerte de nueva Comala rulfiana, donde se destapa la burbuja inmobiliaria como recordatorio de un desastre nacional, y que recurre a la ecología como nuevo intento de recuperación de espacios naturales cargados de salitre, hormigón y aridez. Al fin y al cabo, se trata de una lectura que nos sirve para asociar historia, arquitectura y urbanismo en las últimas décadas en un territorio constantemente explotado por todos. Y todo ello con una prosa que logra entretejer el tiempo histórico y el geológico, en una suerte de patchwork de géneros discursivos, donde los dos sentidos de la palabra «historia» convergen en el esbozo de una historia natural del turismo.
En este sentido, el complejo turístico y el territorio se irán conformando a lo largo de la lectura en un personaje más, si no en el principal, de la novela. El espacio se revelará entonces como una especie de geografía metafórica, una cosmogonía desmitologizada, un enclave liminal en el que lo real, el pasado, lo imaginario y la utopía se entrecruzan sin aparentes sobresaltos. Porque la novela de Hardisson nos retrotrae a la memoria, pero en la segunda mitad se proyecta también hacia el futuro, en busca de nuevas posibilidades para ese territorio insular devastado, huyendo siempre de idealismos y fantasías evasivas, manteniendo bien firmes los pies en la tierra.
Tal y como afirma en el prólogo de la novela Bernat Castany Prado, profesor de literatura latinoamericana en la Universidad de Barcelona y finalista del Premio Anagrama de Ensayo 2022: «La isla de Utopía que imaginó Thomas More era una península cuyos habitantes transformaron en isla. Lo cual simbolizaba su desconexión idealista respecto de la realidad. En la utopía realista de Julio Hardisson, la isla se transforma en un continente, porque se nos revela como un microcosmos, esto es, como una cifra de todo el mundo».
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Enlaces:
Instagram de la novela: https://www.instagram.com/costa.del.silencio/
Web de la novela: https://www.costadelsilencio.org
Editorial: https://terceroincluido.net/
Costa del Silencio
Julio Hardisson Guimerà
Editorial Tercero Incluido
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