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Correos emite un sello dedicado a Maruja Mallo, dentro de la colección #8MTodoElAño

Maruja Mallo, una de las mayores exponenetes del cubismo y el surrealismo en España, que formó parte del grupo de mujeres artistas llamado ‘Las Sinsombrero’

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análisis

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Correos emite hoy un sello dedicado a Maruja Mallo, una de las mayores exponentes del cubismo y el surrealismo en España, que formó parte del grupo de mujeres artistas llamado ‘Las Sinsombrero’ y desarrolló su obra junto a otros creadores como Lorca, Dalí, Neruda, Zambrano y Alberti.

Correos con las mujeres en el arte

La emisión de este sello se incluye dentro de la serie Mujeres en el arte y pertenece a la colección de #8MTodoElAño, dedicada a mujeres emblemáticas en la lucha por la igualdad.

Maruja Mallo

Ana María Gómez González (nombre original de Maruja Mallo) nació el 5 de enero de 1902 en Viveiro, al norte de Galicia. Fue la cuarta de catorce hermanos y hermanas y contó con unos padres adelantados a su época que apostaron por educar a todos sus hijos en la igualdad. A los once años, Maruja Mallo se trasladó junto a su familia a Avilés, en Asturias. Su padre, que había observado el creciente interés de la joven por el arte, aprovechó para matricularla en la Escuela de Artes y Oficios de Avilés, dando así comienzo a la carrera de una de las pintoras españolas más influyentes e importantes del siglo XX.

Correos con las sinsombreros

Resulta imposible atrapar en apenas una líneas a esta evanescente artista, mitad ángel, mitad marisco, como la definió Salvador Dalí:  pintora, ceramista, escenógrafa, muralista, fue adorada por los poetas de su generación, que captaron antes que nadie la prodigiosa diferencia, el sello del genio que transmitía en todo lo que hacía.

Maruja Mallo voló hasta Madrid en los años veinte, cuando los jóvenes de la generación del 27 comenzaban a transformarse en lo que eran; entre aquellos escritores, artistas y cineastas ella acudía al Lyceum Club Femenino, escandalizaba a los ciudadanos al quitarse el sombrero y reivindicaba un espacio que obtuvo pronto. En 1928 expuso por primera vez, después de años de ilustrar para la Revista de Occidente o La Gaceta literaria.

Precisamente una de las anécdotas más recordadas de la juventud de Maruja Mallo fue la que dio nombre a ni más ni menos que ‘Las Sinsombrero’, el grupo de mujeres artistas e intelectuales implicadas en los movimientos de la Generación del 27.

#8MTodoElAño

Este grupo estaba formado por Concha Méndez, María Zambrano, Ernestina de Champourcín, María Teresa León, Josefina de la Torre, Rosa Chacel, Margarita Gil Rösset, Margarita Manso y Maruja Mallo, entre otras. Estas reclamaron su autonomía e independencia, al igual que una formación intelectual igualitaria con respecto a los hombres. Se dedicaron a la pintura, la novela, la escultura, la poesía, la ilustración y el pensamiento, reflejando en sus obras los nuevos conceptos de modernidad con una actitud rompedora y abierta. 

Un viaje a París de 1932 transformó por completo el estilo de Maruja Mallo; se inició en el surrealismo, entró en contacto con creadores como Bretón, Picasso o Magritte, y esa estética marcaría sus colaboraciones con Miguel Hernández o Alberti. Se encontraba en un momento excelente de su carrera, con diversas exposiciones y una lenta pero clara evolución hacia el constructivismo, cuando estalló la Guerra Civil.

Correos homenajea Maruja Mallo

Pasaría los siguientes veinticinco años exiliada en América, principalmente en Buenos Aires, pero también en Uruguay y por último en Nueva York. Los triunfos continuaron pues expuso a nivel internacional, avalada por un prestigio creciente. A su labor como ilustradora y pintora se le unió la docencia, que siempre había practicado. Si antaño había estado involucrada con las Misiones Pedagógicas, en América, continuó esa labor con clases y conferencias.

Cuando regresó a España, en 1962, se la consideraba ya como una de las grandes pintoras del siglo XX. Maruja Mallo falleció en Madrid el 6 de febrero de 1995, después de haber dedicado toda su vida al arte y habiéndose convertido en la pintora española más importante del siglo XX, a la altura de coetáneas de otros lugares del mundo como Frida Kahlo o Georgia O Keeffe.

La obra de esta genial artista caracterizada por su espíritu libre y rompedor, plasmado a través de una mirada sensible y despierta, ha sido expuesta en los mejores museos y galerías de Europa y América. Actualmente, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía cuenta con varios de sus cuadros más emblemáticos, que siguen fascinando y sorprendiendo a quienes contemplan el arte de la última pintora surrealista del país.

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