Las medidas adoptadas por el Gobierno en el estado de alarma no son gratuitas. El confinamiento en los domicilios tiene una razón de ser: hay personas que no tienen síntomas pero que son evidentes focos de contagio. Por eso es fundamental que la ciudadanía, con todo el sacrificio que eso supone, siga las recomendaciones de las autoridades y se quede en su casa.
Ya hay una evidencia científica de que esto es así. Según un informe realizado por investigadores de la Universidad de Columbia tras analizar la línea de contagios en China. Las conclusiones de este estudio son claras: dos tercios de los contagios por coronavirus se producen a través de personas asintomáticas o a las que no están diagnosticadas.
Jeffrey Shaman, investigador y profesor de ciencias de la salud ambiental en Columbia, afirmó en un comunicado que «la explosión de casos de COVID-19 en China fue impulsada en gran parte por personas con síntomas leves, limitados o sin síntomas, que no fueron detectadas. Los casos no detectados pueden exponer a una porción mucho mayor de la población al virus». Esto supone que personas sanas, que no presentan síntomas y, por tanto, que no han sido diagnosticadas son propagadoras del virus sin saberlo. Por ello es fundamental que se cumpla con el confinamiento para evitar el contagio al resto de personas.
La investigación muestra que, durante las primeras semanas de la pandemia en China, por cada caso diagnosticado había 6 personas portadoras del virus que no lo sabían.
El estudio incide en que, tal y como ocurrió en China, la responsabilidad, la concienciación y el cumplimiento de las instrucciones del Gobierno supusieron una reducción de la tasa de contagio. Los investigadores afirman que es fundamental el distanciamiento social total. La aplicación de esta recomendación es muy sencilla: quedarse en casa.
