Hoy, 25 de noviembre, se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, un día señalado porque se recuerda el asesinato de Patria, Minerva y María Teresa Mirabal en la República Dominicana del dictador Rafael Leónidas Trujillo.

La violencia de género o machista, como se la quiera denominar, es el aspecto más cruel de la desigualdad implementada por el patriarcado y la lucha contra esta lacra se basa en demasiados compromisos que los Estados parece que, a pesar de las buenas intenciones, no son capaces de implementar con eficacia. Es una lucha dura, difícil de controlar, pero, aun así, hay suficientes elementos como para partir de una base en la que ponerle freno como primer paso para su erradicación.

En muchos casos, sobran las palabras y hacen falta muchos hechos. Sobran los discursos y se precisan recursos con fines eficaces y alejados del clientelismo político. Sobran los gestos y se hace menester la implementación de una estrategia efectiva que pueda evitar que en los últimos 15 años hayan sido asesinadas 1.028 mujeres por violencia de género, según las cifras oficiales, lo cual indica que, en realidad, han sido muchas más, dado que no todas las mujeres asesinadas entran en esa estadística.

Las palabras sólo estarían justificadas si fueran acompañadas de las reformas necesarias para luchar decididamente contra la violencia machista. Mientras que el Estado destinó más de 25.000 millones de euros en la lucha contra ETA, porque era necesario y había que utilizarlo,sin embargo, para la lucha contra la violencia de género se destina muchísimo menos, alarmantemente menos, de lo que se destinó a la lucha contra ese terrorismo. Todo ello, evidentemente, sin tener en cuenta el valor del dinero en el siglo XX, lo que daría una inversión estatal para terminar con ETA muy superior. Y ese dinero fue muy necesario.

Yo fui víctima de ETA, perdonar que lo repita de nuevo, y fui protegido durante más de 10 años por escoltas del Ministerio del Interior…, más perdón, pero lo hago para preguntar, ¿por qué las mujeres que son víctimas del terrorismo machista no están protegidas por el Estado? ¿Por qué se permite que se continúen violando las órdenes de alejamiento? ¿Por qué no se da oportunidades en otros lugares de España para que estas mujeres rehagan sus vidas como lo hacen los testigos clave en investigaciones judiciales? Son muchos los por qué y la respuesta es siempre la misma: palabras y discursos vacíos de contenido porque no van acompañados por hechos coherentes con las costosas manifestaciones públicas.

Formación, no hay tiempo que perder

La formación es uno de los elementos clave para erradicar el machismo que genera la violencia posterior sobre la mujer. Se trata de dar un paso adelante para que las generaciones más jóvenes se eduquen en la igualdad real. Esto es un compromiso hacia la sociedad, en general, que el Estado debe asumir de inmediato porque no hay tiempo que perder, dado que los resultados de esa formación se verán en el medio y largo plazo. Mientras la seguridad.

La implementación del espíritu de la igualdad real como modelo fundamental en la búsqueda de una sociedad más justa, una sociedad basada en comportamientos inducidos por la conciencia social colectiva y la verdad, es un elemento clave. Por esta razón, la igualdad real se convierte en el cimiento que asegura un camino a recorrer hacia un mundo más justo y posible basado en la educación y la formación  como pilares fundamentales del humanismo comparado y,  con él, en la senda de la sabiduría capaz de aceptar, comprender y difundir desde el conocimiento la aceptación de la Igualdad Real como conciencia de convivencia desde conductas donde la coherencia de la verdad esté basada en los valores intrínsecos de una filosofía existencial humanista.

Se trata de la creación de formación que tendrá como base el conocimiento de lo que realmente significa la igualdad real, el humanismo, la comunicación y la cultura en la vida, vivida y para vivir y existir para dar testimonio de la coherencia social con la verdad.

Todo lo que se ha hecho hasta ahora no funciona

Lo que queda claro es que todo lo que se ha hecho hasta ahora no funciona porque las mujeres siguen siendo asesinadas y, por lo tanto, hay que cambiar de estrategia, es decir, pasar de las palabras a los hechos, hechos coherentes con la verdad de los sentimientos en favor de una revolución para vencer a los asesinos y los maltratadores.

Es necesario reiniciar la estrategia, empezar de cero y plantear la implementación de protocolos realmente efectivos. Al terrorismo político o tradicional se le combate con la interconexión de los servicios de inteligencia y de las policías. La violencia de género sólo puede ser combatida con estrategias realmente eficaces que den seguridad a la mujer a la hora de denunciar y, por tanto, convertir los protocolos en el mejor sistema de persuasión a los criminales.

La estrategia de la formación y la educación en igualdad real es fundamental, sobre todo cuando los índices de machismo y maltrato entre los jóvenes se está disparando en cifras alarmantes.

Estos aspectos formativos no se deben centrar en exclusiva en el sector educativo o del activismo, mucho menos aún en el demagógico desde ideología o cobardía de identidad financiada, sino que deben implementarse en todos los ámbitos: en el judicial, el de las Fuerzas de Seguridad del Estado, en las Universidades, empresas, medios de comunicación y redes sociales.

Con unos protocolos adecuados, con una redistribución adecuada de los recursos, se pueden evitar situaciones de este tipo. No se trata de invertir por invertir más o de multiplicar los presupuestos, se trata de redistribuir el dinero asignado a lo realmente necesario: la protección de las víctimas. Eso es lo que haría que las mujeres perdieran el miedo a la denuncia o a sentirse desprotegidas porque la causa principal de que no se interpongan más denuncias sea el miedo, en primer lugar, a las represalias del maltratador y, en segundo término, el miedo también a que el Estado las deje a expensas de la venganza, la ira y el instinto homicida de sus maltratadores.  

Protección y protocolos eficaces

La protección de las víctimas, una vez formulada denuncia o detectada una situación de maltrato es crucial para evitar que las mujeres sigan siendo asesinadas. No se puede permitir que en España haya juzgados en los que se rechace más del 90% de las solicitudes de órdenes de protección o que no se activen las órdenes de alejamiento.

Para ello es fundamental la creación de protocolos eficaces sobre los que asentar procedimientos en los que el poder judicial y las Fuerzas de Seguridad sirvan de muralla contra los maltratadores y los asesinos. No hay más que aplicar procedimientos que garanticen la seguridad de las mujeres, sobre todo para que, en caso de que una víctima pueda encontrarse en peligro porque su maltratador esté cerca de ella, la reacción de las fuerzas de seguridad sea inmediata para poder actuar y abortar un asesinato. Algo así es posible, viable y prevendría, por un lado, actos de violencia de género y, sobre todo, daría seguridad a las mujeres maltratadas de que una denuncia no conlleva empeorar su situación.

Sanidad y prevención del maltrato

Otro de los ámbitos fundamentales para la prevención de la violencia machista está en el sector sanitario. Existen una serie de protocolos de detección que no funcionan o que no se aplican puesto que los profesionales de la sanidad no se atreven a adoptar decisiones porque no existe una estrategia clara de protección a la víctima. Por lo tanto, es crucial que sean los especialistas en violencia de género los que formen y eduquen a los profesionales de la sanidad para que los procedimientos de comunicación con las fuerzas de seguridad o los juzgados se activen de manera inmediata y los protocolos de protección de la víctima se implementen rápidamente.

Todo esto, que parece de sentido común, no se está realizando. Y aquí viene la necesidad de que el Estado, desde la administración local hasta la central, se impliquen dotando de recursos a los organismos, públicos o privados, capaces de generar el escenario en el que las mujeres se sientan seguras porque exista la seguridad de que todo el entramado estatal está comprometido con una de sus funciones fundamentales: garantizar la seguridad del pueblo.

Es cierto que son necesarias las campañas de concienciación, es cierto que ciertos eventos dan visibilidad a la lucha contra la violencia machista. Sin embargo, se demuestra que no es efectivo porque las mujeres siguen siendo asesinadas y maltratadas.

Presupuesto monitorizado y evaluación de eficacia

Si hay que ampliar el presupuesto, se hace, pero con responsabilidad, sabiendo a dónde se destina cada euro presupuestado y la efectividad real que ha tenido esa inversión. Hay, quizá, demasiadas organizaciones que basan su actividad en actividades que ya se ha demostrado que no son efectivas. La concienciación es necesaria, pero, en una crisis social como la que se está viviendo en España, son más necesarias las medidas con una efectividad factible.

Todo pasa por una redistribución presupuestaria en la que se prime, precisamente, la efectividad de la formación, la educación y la seguridad, todo ello gestionado por verdaderas y verdaderos profesionales en cada materia. El activismo tiene una función fundamental en la visibilización, pero cuando hay tantas vidas en juego es necesario que los presupuestos prioricen la profesionalidad porque, de ahí, nacerá la efectividad.

Hay vidas en juego, hay menores que se quedan huérfanos (o son también asesinados). Existen soluciones de protección a un coste bajo que se ha demostrado que son efectivas. Desde los Ayuntamientos, pasando por las Diputaciones Provinciales y las Comunidades Autónomas, hasta llegar a la administración central, deben ser quienes pongan todos los recursos que sean necesarios dotando sus presupuestos para luchar desde la verdad directa con el exclusivo fin de evitar más asesinatos. Insisto, eso sólo se consigue si las mujeres se sienten seguras a la hora de denunciar una situación de maltrato que inevitablemente, puede conducir al asesinato.

Existen soluciones que pasan por el compromiso real de que se pasará de las palabras y los discursos a los hechos, al compromiso real desde comportamientos coherentes. No hay tiempo que perder porque no puede haber una próxima asesinada.

DEJA UNA RESPUESTA

Comentario
Introduce tu nombre