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Contra la Usura y el Interés del Dinero (IV) 

La Usura es una manifestación patológica

Daniel Ponce Alegre
Daniel Ponce Alegre
Técnico Superior Análisis de Laboratorio, *Teología en Pontificia Universidad Lateranense. *Historia Antigua en Pontificia Academia de Ciencias Sociales y Políticas. *Comunicación en Universidad de Navarra - COSO
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análisis

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La Usura, y con ella el mamonismo que la alimenta, es el imperio siniestro e invisible de las grandes fuerzas internacionales del dinero.

Sin embargo, mamonismo, como ya dijimos anteriormente en Diario 16, es una disposición desordenada del espíritu human; la adoración del poder del dinero. 

Mamonismo es el ansia desmedida del instinto adquisitivo, que en sí es bueno en el ser humano. 

Es la avidez que no conoce meta más alta que amontonar dinero sobre dinero tratando de forzar a todas las energías del mundo a su servicio y conduciendo a la esclavitud económica a los pueblos, a la explotación y expolio de la fuerza productora de los pueblos. 

Esta Usura, y su precedente mamónico, han llevado a la corrupción y perfidia de los conceptos éticos y morales, incluso religiosos, y son en su esencia más profunda la religión del sujeto orientado a lo terrenal y a lo mezquino pues ha dejado los tesoros superiores del Culto al Dios y la excelencia humana.

Los usureros se ocultan detrás del imperialismo angloamericano y de la finanza virtual.

Odian lo tangible pues sirven a dioses intangibles. Un ejemplo son las criptomonedas y los sistemas digitales o virtuales. 

Las grandes potencias usureras, como propietarias de los grandes periódicos y espectáculos, nos han envuelto en una red de mentiras y de degradación artística con el fin de animalizarnos y hacernos más terrenales. Han excitado todas las pasiones bajas, los anhelos de independencia y de »empoderamiento» individual y popular. Debemos de ser muy cuidadosos y no caer en su red de pajarero: 

Miremos hacia arriba, a lo divino y trascendente, con anhelo de verdad.

Ordenemos nuestras fuerzas y pasiones humanas terrenales mediante la práctica religiosa y las sanas lecturas de los clásicos grecorromanos y orientales.

El Pérfido odio de los usureros hacia esto viene porque saben que son nuestras armas contra sus tretas usureras y mamonas pues ellos sirven al Baal Mamón y no al que una vez fue su Dios, el Único Dios Verdadero, Jahvé.

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1 COMENTARIO

  1. A mí me parece más apropiado el clásico término de avaricia, para determinar “la avidez sin límites por el dinero, que no conoce límites para amontonarlo tratando de forzar a todas las energías del mundo a su servicio, conduciendo a la esclavitud económica de los pueblos, a su explotación y al expolio”. La posición del avaro; cuya realidad se limita a conservar un valor de cambio que se satisface en sí mismo y reproducirlo como único objetivo de la vida, que se disuelve en su pérdida y a cuya disposición pone todos los sentidos, estando dispuesto a sacrificar cualquier otro valor; describe mejor a esos personajes que ni siquiera saben lo que tienen y a los que les es imposible adquirir una valoración conceptual del mismo, y que aun así siguen trabajando por aumentar una cifra que su cabeza no puede medir: algunos de estos sujetos, que piden que los salarios no sobrepasen las exiguas cifras con que se sostienen algunas familias de las que referimos explotadas, no podrían gastarse por medios propios, si tuvieran que pagar en mano eligiendo lo que compran para vivir, todo lo que ganan, por lo que no estamos hablando de realidades, sino de un delirio enfermizo que, como el del avaro clásico contando a diario lo guardado en las arcas, no puede hacerse idea del trabajo expoliado que representan las cifras que le pasa su guardia pretoriana.
    Cuando un sistema hace dinero vendiendo viviendas y concediendo créditos a quien no puede pagarlas, culpando además del agujero creado en el sistema financiero a aquellos que lo compran con créditos entregados por especialistas que forzaban, una tras otra vez, el cambio de una vivienda a la otra como forma piramidal de adquisición; o como ahora, encontramos que el mercado dispara sus precios de la energía través de un proceso que permite que vendiendo la mitad (como ocurre con Rusia) se gane el doble (menudo negocio el que se le ofrecen a los dictadores para someterlos a la razón de las democracias liberales) es que el propio sistema que sostiene estos marcos no funciona, está podrido.

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