Con la exigua XI Legislatura ya en los libros de historia, el penúltimo acto de esta Segunda Transición se encamina a su escenario final el próximo 26-J y los principales partidos en liza toman posiciones de inicio para acometer la que se prevé como la campaña más impopular de todas las registradas desde la reinstauración de la democracia hace ya 40 años, debido al fracaso sin paliativos de todos los implicados y en todos sus extremos en las negociaciones para conformar un gobierno de consenso tras el fragmentado resultado de las generales del 20-D.

De entrada, el PSOE ha mirado por primera vez en su historia a su izquierda en vez de a su derecha como el verdadero rival a batir, una vez que el ‘sorpasso’ de la coalición de Podemos con IU es ya una realidad y todas las encuestas auguran que será la segunda fuerza más votada por delante de los socialistas.

No ha perdido el tiempo el portavoz socialista del Comité Electoral, Antonio Hernando, en airear el fantasma del comunismo contra la previsible coalición de Podemos con Izquierda Unida. El PSOE cree que Podemos busca ahora “convertirse en la vieja izquierda, la vetusta izquierda, comunista, obsesionada con superar al PSOE a costa de que la derecha siga gobernando España”. El mensaje de la ‘pinza’ que en los años noventa ejecutaron Aznar y Anguita en versión 2016 es el latiguillo que machaconamente desde la dirección socialista –resucitado sobre todo desde Andalucía gracias a Susana Díaz– han puesto de nuevo sobre el tapete para convencer a esos votantes indecisos y moderados de izquierda que pasar del PSOE a Podemos es hacerlo también directamente al ideario comunista.

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Un fantasma que, a tenor de las últimas encuestas y sobre todo el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), dependiente del Gobierno, ya no convence a muchos potenciales votantes socialistas, que no solo ven con buenos ojos un acuerdo de Podemos con IU sino que dan al líder de la federación de izquierdas la mejor valoración entre todos los candidatos que han fracasado estrepitosamente en formar un acuerdo de Gobierno tras el 20-D.

El dirigente socialista, que no atiende la hoja de ruta de Susana Díaz de acudir al 26-J a ganar las elecciones al PP y se limita a la estrategia de arañar votos por su izquierda para evitar un batacazo mayor, cree que Podemos nació con la sentencia de que los términos de izquierda y derecha habían sido «superados», y que por tanto no tiene sentido, según Hernando, que ahora pretenda coaligarse con Izquierda Unida con el único objetivo de ganar a los socialistas, cuando su partido lo que busca supuestamente ante todo es el cambio para España.

Podemos ha comenzado esta precampaña electoral dando ya por superado el obstáculo del PSOE, e incluso su líder, Pablo Iglesias, le promete un puesto de vicepresidente a Pedro Sánchez en caso de ser el propio Pablo Iglesias el próximo presidente del Gobierno. También el líder de IU, Alberto Garzón, asume este mensaje triunfalista y ve al PP como el verdadero rival a batir, y va más allá y cree que ganar a la derecha el 26-J es posible.

El coordinador del Comité Electoral del PSOE, pese a todo, apunta que los socialistas siguen siendo los verdaderos motores del cambio que requiere este país, y por tanto son los únicos que pueden enviar al PP a la oposición. Aunque el objetivo inicial es el de salir a ganar a la derecha y todos sus compañeros se entregarán al máximo “como si fuera la última campaña de nuestros días”, el mensaje crítico de los socialistas va hacia su izquierda porque son conscientes de que por ahí se escapa la sangría de votos que elecciones tras elecciones llevan experimentando desde hace ya años.

1 COMENTARIO

  1. Y ya trataron de estigmatizar a Podemos, calificándolos como «separatistas». Me pregunto si acabarán hablando también de judromasones, para rizar el rizo… Mala estrategia de campaña ha elegido el PSOE.

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