“Si por el 1-O estamos aquí, entonces deberíamos estar millones de personas”, ha asegurado esta mañana la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, durante su declaración como testigo en el juicio del ‘procés’ que se celebra en el Tribunal Supremo. Colau ha hecho una defensa cerrada de la gran “movilización” que fue el referéndum de independencia del 1 de octubre de 2017. Además, ha definido los incidentes que se produjeron el 20-S frente a la Conselleria de Hacienda como una “movilización pacífica” que se produjo en un contexto “preocupante y de gran alarma social”, hasta el punto de tener la sensación de estar bajo “un estado de excepción”. Colau ha comparecido a petición de la acusación popular que ejerce Vox, no sin antes manifestar su “incomodidad profunda” por “tener que responder a un grupo de extrema derecha que amenaza los derechos fundamentales”.

Pese a que no estuvo en el 20-S, Colau se ha referido como una “movilización pacífica que se produjo dentro la normalidad democrática, pero la situación era de excepcionalidad”.

En concreto, ha dicho que “la situación era muy preocupante y de gran alarma social”, hasta el punto de tener una “sensación de estado de excepción” ya que se “producían situaciones que no habíamos visto en democracia”.

La alcaldesa ha explicado que, como no estuvo presente, fueron sus compañeros del Gobierno municipal quienes le informaron de manera permanente de lo que allí ocurría, una “situación de preocupación, pero pacífica y tranquila”. “Todo lo que me referían es que había un comportamiento muy cívico por mantener la calma”, añadió.

Colau ha asegurado que pidió un informe sobre el 20-S que concluyó que “no hubo incidentes relevantes ni daños” y que lo más relevante que tuvo que hacer el Consistorio fue “poner más vallas de las habituales”.

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