Desde el ayuntamiento de Barcelona, la alcaldesa, Ada Colau, ha presentado la Declaración de Barcelona para la liberación de las patentes de las vacunas contra el Covid-19. Colau, acompañada del presidente de Médicos sin Fronteras, David Noguera, y del epidemiólogo Antoni Trilla, ha señalado que la liberación de las patentes va más allá de una cuestión de valores como la “justicia y la ética”, y que de lo que se trata es de aplicar una medida que aportaría mayor eficacia en la lucha contra la pandemia.
Un problema global
El principal problema que supone la ralentización de la campaña de vacunación, sobre todo en los países más pobres, es la aparición de nuevas variantes del virus que sean resistentes a las vacunas actuales. «Nadie estará seguro hasta que todos estemos seguros«, señalaba el Doctor y epidemiólogo del Hospital Clínico de Barcelona, Antoni Trilla. El objetivo de la iniciativa es concienciar a todos los actores implicados de la necesidad de una vacunación masiva.
Más vacunas y más baratas
La demanda consiste en pedir que se liberen temporalmente las patentes. Sobre todo, con la legitimidad que aportan las cifras millonarias aportadas por los gobiernos de todo el mundo para la investigación y desarrollo de las vacunas; que ahora están reportando unos beneficios enormes a las empresas privadas que gestionan su fabricación. El psicólogo sanitario Francisco Carrillo, de Barcelona en Comú, también ha publicado un vídeo en la cuenta de la formación en el que explica que la liberación de las patentes permitiría tener “más vacunas y a mejor precio”, facilitando, también, que pudiesen “llegar cuanto antes a todos los rincones del planeta”.
Un altavoz
La alcaldesa de Barcelona ha hecho un llamamiento a la unión global para frenar el avance de la pandemia y priorizar los intereses sanitarios por encima de los económicos: «Si no nos unimos ahora a nivel planetario en una pandemia tan grave como la que estamos viviendo, ¿cuándo nos vamos a unir?”, señalaba una Colau consciente de las limitaciones del consistorio a la hora de aplicar normativas de este tipo, pero reivindicando, a la vez, el papel de la ciudad como altavoz en las “redes internacionales”.
