Ni siquiera la ausencia este año de la Virgen del Rocío en la aldea almonteña ha evitado que cientos de personas se reúnan saltándose el confinamiento domiciliario impuesto por la pandemia del coronavirus. Los diez policías locales con que cuenta por cada turno el Ayuntamiento de Almonte, en Huelva, se han visto totalmente sobrepasados para controlar las concentraciones de estos días pese al decreto del estado de alarma del pasado 14 de marzo. La Policía Local ha tramitado hasta este lunes un total de 586 denuncias por incumplimiento del confinamiento domiciliario, 41 de ellas este pasado domingo. Tanto es así que Rocío del Mar Castellano, alcaldesa del municipio onubense, de unos 23.000 habitantes entre sus tres núcleos de población (Almonte, El Rocío y la playa de Matalascañas), ha solicitado hasta en tres ocasiones la ayuda de la Unidad Militar de Emergencia (UME) a la subdelegada del Gobierno en Huelva, Manuela Parralo, que finalmente ha accedido a enviar este martes dos unidades de la UME para evitar estas frecuentes concentraciones ilegales de personas.
Hacer la compra en grupos
La regidora municipal ha mostrado su satisfacción por la llegada del ejército a este municipio, que cuenta con una amplia comunidad de temporeros extranjeros que trabajan en la recogida de los frutos rojos, principalmente la fresa. Castellano ha lamentado la frecuencia con la que numerosas personas “se alojan en casas de El Rocío o en viviendas agrícolas en el campo, yendo en grupo a hacer las compras o formando reuniones sin respetar las medidas de protección y seguridad vigentes”, una circunstancia que “eleva peligrosamente el riesgo de contagio de la población”.
En la actualidad, el municipio onubense eleva su “población flotante” de temporeros extranjeros en la actualidad a unas 10.000 personas y las aglomeraciones que denuncia la regidora se deben, principalmente, a personas que se dirigen a los invernaderos a trabajar o para hacer la compra en los supermercados del municipio.
