La batalla del Ebro fue la contienda en la que más combatientes participaron, la más larga y una de las más sangrientas. Miles de cuerpos quedaron diseminados por el territorio y las fosas comunes excavadas por los fascistas ocultaron a quienes en nombre de la libertad acabaron perdiendo el suyo propio. Tan solo en Cataluña, se calcula que hay unas 20.000 personas enterradas en fosas de la Guerra Civil.
FOSA DE SANTA MAGDALENA
La Generalitat de Cataluña acaba de entregar en estos días los restos óseos de 100 combatientes que dieron su vida por la República y que podrán recuperar su nombre. Los restos no identificados han sido entregados al ayuntamiento de Miravet y pertenecen a la fosa de Santa Magdalena. «Hoy recuperamos la dignidad de las víctimas que lucharon aquí, pero también la de todas las de la Guerra Civil», señalaba la consejera de Justicia, Lourdes Ciuró, para quien la batalla del Ebro representa uno de los peores ejemplos de la “barbarie” que supone “cualquier guerra”. La fosa de Santa Magdalena es una de las más importantes de toda Cataluña, ya que hasta febrero de 2021 se recuperaron en ella los restos de 54 republicanos muertos en combate. En la actualidad, se contabilizan más de 64 zanjas o zonas de entierro en la zona en las cuales se ha estado trabajando durante los últimos meses y han permitido exhumar los restos de más de 180 cuerpos.
NO BAJAR LA GUARDIA
Entre heridos, muertos y desaparecidos la cifra de bajas superó las 100.000 convirtiendo a la batalla del Ebro en uno de los puntos más trágicos de la Guerra Civil. “El de hoy es uno de aquellos actos que nos golpea. Por su simbología: la del Ebro fue la principal batalla de la Guerra Civil y supuso el inicio de la derrota final del ejército republicano”, continuaba la consejera de Justicia. Pero, además de la reparación histórica, las autoridades presentes al acto han hicieron hincapié en la necesidad de luchar contra “cualquier idea xenófoba y neutralizar aquellas ideologías que cuestionan los valores democráticos”, advirtiendo de que el auge de la ultraderecha nos debe ayudar a recordar que “hay que velar para que no se repitan los mismos errores”.
DONDE LLORAR
La mayoría de los restos entregados pertenecen a jóvenes de entre 20 y 35 años que murieron sin ser identificados. Gracias al Memorial Democrático, muchas familias podrán cerrar un episodio que por culpa del olvido y el anonimato de las víctimas dejó una herida abierta. Las autoridades han señalado que los familiares podrán, por fin, “cerrar el luto” enterrando a sus seres queridos en una tumba con nombre. La consejera se mostraba emocionada al recordar a las víctimas y aseguraba que este tipo de actos: “Nos inmuniza ante el fascismo y es una nueva oportunidad de hacer justicia a las víctimas y a sus familias, aunque sea 80 años más tarde” y ha concluido destacando la importancia simbólica y emocional de tener “un cuerpo donde llorar”. El pueblo de Miravet pasará a convertirse en uno de los 127 Espacios de Memoria Democrática repartidos por toda Cataluña y que simbolizan “la lucha por las libertades democráticas”.
