Una vez entregado el cuerpo sin vida de Diana Quer a la Guardia Civil, José Enrique Abuín Gey, acusado del homicidio o asesinato de la joven madrileña desaparecida en la localidad coruñesa de A Pobra do Caramiñal desde el 22 de agosto de 2016, se siente ya en buena medida ‘tranquilo’ y a partir de ahora tiene previsto intentar a toda costa que no se le impute también una acusación de agresión sexual sobre la joven de 18 años, algo que podría conllevar la condena de prisión permanente revisable. Mientras tanto, mantiene a toda costa que la muerte de Diana se debió a un “atropello fortuito”, aunque la primera aproximación del equipo forense del Instituo de Medicina Legal de Galicia (Imelga) encargado del examen forense ya apuntaba en una primera aproximación al cuerpo que había encontrado signos de estrangulamiento.
El estado de saponificación y relativa buena conservación en que se encuentra el cadáver de la joven favorece que los forenses puedan extraer con más facilidad datos concretos del cuerpo para la investigación, que debe determinar finalmente si aquella noche de agosto Abuín Gey, apodado El Chicle, la agredió sexualmente o no, algo que se conocerá con el informe definitivo de la autopsia, que se conocerá en estos próximos días. En el informe preliminar, se detalla la intencionalidad criminal clara de El Chicle, ya que el cadáver fue encontrado en un aljibe sin uso en una nave industrial abandonada de Rianxo, sin ropa y atado con cuerdas a adoquines de obra.
Ramón Sierra, abogado del autor confeso de la muerte violenta de Diana Quer, ya ha adelantado que abandonará la defensa de Abuín si se confirma que la víctima sufrió abusos sexuales. Respecto a la posibilidad de que el examen forense definitivo descarte que el acusado hubiera atropellado a la joven, el abogado ha reconocido que “sería una contradicción y habría que valorarlo”, pero en ningún caso ha dado por definitivo en este caso el abandono del caso.
