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Ceros

David Almorza Gomar
David Almorza Gomar
Profesor Titular de Universidad de la Universidad de Cádiz, en el Departamento de Estadística e Investigación Operativa, adscrito a la Facultad de Ciencias del Trabajo. Ha sido Vicerrector de Alumnos de la Universidad de Cádiz (desde el año 2003 hasta el 2013) y Vicerrector de Responsabilidad Social y Servicios Universitarios de la Universidad de Cádiz (desde 2013 hasta 2015). Durante estos doce años, ininterrumpidamente, ha tenido entre sus competencias el Área de Deportes de la Universidad de Cádiz. Ha promovido la creación del Aula Universitaria de Fútbol de la Universidad de Cádiz, y en estos momentos ocupa el cargo de Director del Aula de Fútbol. Tiene el título de Entrenador Nacional de Fútbol con Licencia UEFA-PRO. Ha entrenado en las categorías Infantil y Cadete del Cádiz C.F. desde el año 2010 hasta la actualidad. Además, en el Cádiz C.F. ocupa el cargo de Coordinador de Delegados y Auxiliares de Fútbol Base desde el año 2014.
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análisis

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A Boris Pérez le gustaban las espinacas, además pensaba que las espinacas tenían mucho hierro y eso le venía bien. Sin embargo, leyendo un libro de Claudi Alsina se enteró del caso del Dr. Alexander, que fue quien determinó que el contenido de hierro que hay en 100 gramos de espinacas es de 0,0003 gramos. Un error de transcripción hizo que saliera publicado que la cantidad era de 0,003 gramos. Faltaba un cero. Pero los datos ya eran públicos y, a raíz de esa información y por interés comercial, aparecieron en 1929 las aventuras de Popeye el Marino que, con gran éxito, convirtió en leyenda urbana el que las espinacas tuvieran mucho hierro. Hasta el año 1937 no se recalculó y corrigió el error, concluyéndose que las espinacas, muy ricas en cualquiera de las formas en que se preparen, contienen una cantidad pequeña de hierro.

Todo por un cero, pensó Boris, y también que en la historia de los números el cero debió jugar un papel muy interesante. Se trata de un concepto difícil de descubrir porque consiste en hacer presente algo que está ausente. Si alguien no tiene manzanas no es fácil entender que “tiene” cero manzanas.

Los ceros pueden hacer a un número mucho más grande o, si hay una coma de por medio pueden hacerlo mucho más pequeño. Pero lo cierto es que los ceros a la derecha de la coma, y más en las cuestiones de dinero, se ven pronto. Si en vez de un euro por el billete de un autobús urbano nos quisieran cobrar diez euros, aunque sea solo por un cero se notaría enseguida.

Un uno seguido de dieciocho ceros significa un billón, es decir, un millón de millones. Parece algo muy grande, pero Boris recordó que no se debió pensar así en Zimbabue. En el año 2009 el Banco Central de Zimbabue realizó un cambio de moneda. Pasaron del dólar zimbabuense al nuevo dólar. El cambio era de un billón del antiguo por un nuevo dólar. ¡1 billón por 1! Habían conseguido la moneda de menos valor del mundo, y disponían de un billete de cien billones de dólares. Algo que tenía muchos ceros pero que no valía casi nada.

Sacar un cero en un examen es una nota muy mala, pero el cero también es bueno en algunos sentidos. Desear un desempleo cero, o que haya cero accidentes de trabajo en una empresa, cero ingresos hospitalarios o cero muelas picadas, es algo positivo. Ceros como esos, que vengan muchos, pensaba Boris mientras cocinaba espinacas.

“¿Cómo estás preparando las espinacas, Boris?”, le preguntó su mujer. “Con muchos ceros”, contestó Boris absorto en sus pensamientos.

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