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Celebrando las naciones desde la palabra: antología para Centroamérica

Jarquín, Carlos Javier, compilador. Antología del Bicentenario de Centroamérica 1821-2021. AYAME EDITORIAL, 2021.

Melissa Figueroa
Melissa Figueroa
• Melissa Figueroa (puertorriqueña) es consultora educativa. Obtuvo un bachillerato y una maestría en Estudios Hispánicos en la Universidad de Puerto Rico, Río Piedras. Completó su doctorado en la Universidad de Cornell. Sus escritos académicos han sido publicados en Bulletin of the Comediantes, ehumanista/Conversos, Journal of Spanish Cultural Studies, MLN, Bulletin of Hispanic Studies y Journal for Early Modern Cultural Studies. Su primer libro de cuentos, Nota de duelo, fue publicado por ArtePoética Press en 2018 y obtuvo una mención honorable en la categoría de cuento en el certamen del Pen Club de Puerto Rico. En la actualidad, publica artículos relacionados a grados académicos, búsqueda de trabajo y escuela graduada en las Humanidades en su página: https://careersinspanish.com.
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análisis

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¿Sabías que la palabra ‘antología’ significaba en su origen recogida o selección de flores? ¿Sabías que en la actualidad el término sirve para recopilar obras de uno o varios autores o artistas? ¿Sabías que las antologías se pueden compilar para celebrar naciones?

Sí, las antologías son un medio poderoso para homenajear a nuestros países.

Para conmemorar el bicentenario de Centroamérica, el poeta nicaragüense Carlos Javier  Jarquín ha compilado una antología en la que reúne la obra de 79 escritores y pintores. La obra cuenta con un prólogo de la mexicana Ana María Ayala Carbajal, quien es Directora general de Ayame Editorial. La antología se divide en seis secciones que corresponden a los países centroamericanos.

Cada sección comienza con un breve ensayo introductorio de un coordinador. Con el mismo espíritu de unión que motiva a Jarquín, los coordinadores Rodrigo Villalobos Fajardo (Guatemala), Claudia Alexandra Figueroa Oberlin (El Salvador), Rubén Sanabria (Honduras), Nicaragua (Carlos Javier Jarquín), Óscar Leonardo Cruz Alvarado (Costa Rica) y Edwin Kenys Chacón (Panamá) se han encargado de presentar a sus países con un tono emotivo, personal e íntimo. De este modo, estos coordinadores se aseguran de que el primer acercamiento de los lectores a cada país sea desde el afecto y, desde ese amor, puedan aprender un poco de historia y de los retos sociales que enfrenta cada nación.

En cada sección, el lector encontrará pinturas, narraciones y poemas con biografías. Los únicos parámetros que se han utilizado para la selección son la inclusión y la libertad de expresión. En el primer caso, no hay restricciones de género, de edad o de estilo. En el segundo, cada autor se presenta a sí mismo sin seguir un formato preestablecido y seleccionando escritos de diferentes temas. Esta es una antología diversa en todo el sentido de la palabra y que abre el espacio a crear nuevas publicaciones para incluir a más autores.

Los escritos y pinturas ofrecen una variedad de ideologías, estilos y géneros literarios. Se escribe sobre el sentimiento patriótico, el amor o seres legendarios. Igualmente, sucede con los estilos. Los autores llegan hasta nosotros con su propia voz y manera de combinar las palabras. En cuanto a los géneros literarios, esta antología ofrece una variedad interesante. Por ejemplo, la narrativa no se limita al cuento. Se puede encontrar ensayos sobre el cine en Nicaragua o sobre la ausencia de ejército en Costa Rica.

El gran acierto de esta antología es su gesto reconciliador. La unión de escritores y pintores para celebrar el Bicentenario de Centroamérica refleja un deseo de colaboración que trasciende distancia geográfica y brechas generacionales. Además, el hecho de que una antología de centroamericanos sea editada por una mexicana, Ana María Ayala Carbajal, confirma los lazos que unen la región con otras naciones de América. Con esta publicación, el compilador, los coordinadores y la editora nos invitan a acercarnos a Centroamérica desde la palabra y la imagen. ¿Cuánto sabemos de Centroamérica? ¿Conocemos a sus escritores y pintores? ¿Conocemos a sus figuras históricas? ¿Hemos estudiado su historia? ¿Estamos al día con lo que sucede en estos seis países que tienden puente entre América del Norte y América del Sur? ¿Qué se ha logrado en doscientos años? ¿Qué falta por lograr?

Con un epígrafe de Rubén Darío, esta antología vuelve a la Patria con plena conciencia de que la construimos de nuestro imaginario colectivo y personal. Cada uno inventa la noción de patria que mejor nos sirve y, desde ahí, nos unimos a la pluralidad de voces y visiones. Con esta publicación, se demuestra que se puede crear unidad para celebrar a Centroamérica desde la diversidad. El acercamiento de un poeta panameño se distancia del acercamiento de una poeta nicaragüense. Sin embargo, hay un punto de encuentro entre ellos. En este punto, se percibe la evocación al origen del deseo de dependencia y la apuesta por mantener ese espíritu de libertad.

Las imágenes incluidas en la antología son poderosas. Desde la portada, se palpa la carga simbólica al utilizar el color azul que recuerda al libro Azul de Rubén Darío. Igualmente, la contraportada nos remite a la flora y fauna de Centroamérica que se mira desde el fondo. Si bien cada sección contiene una pintura en homenaje a una figura sobresaliente del país, al final de la antología se incluyen una serie de pinturas que fueron finalistas en el concurso celebrado para elegir la pintura de la portada. Esta sección es magnífica porque nos invita a repensar a Centroamérica desde lo visual sin restarle a la imaginación. La diferencia en contenido y la técnica de estas pinturas confirma nuevamente la diversidad que une a los centroamericanos.

La antología termina con un epílogo de Mario Hernán Ramírez. Con la consigna de “misión cumplida”, el epílogo intenta concluir una empresa que necesariamente seguirá reproduciéndose cada vez que se celebre a Centroamérica. Con la antología, se cumple la misión de celebrar el Bicentenario. Sin embargo, esta misión es continua tanto para los escritores y pintores que participaron en este volumen como para los lectores que desde sus espacios leen sobre unas naciones que se independizaron hace doscientos años.

En resumen, este libro

  • Demuestra  que la palabra sirve para rendir homenaje a las naciones.
  • Aglomera  una diversidad de escritores y pintores centroamericanos en un solo volumen.
  • Ofrece  una variedad de ideologías, estilos y géneros.
  • Invita al lector a reflexionar sobre el Bicentenario de Centroamérica.
  • Muestra  que el espíritu de hermandad entre los centroamericanos sigue vivo.

Quisiera terminar esta reseña con dos sugerencias.

Primero, me gustaría que reflexionaras sobre cómo se puede celebrar a Centroamérica:

  • ¿Qué sabes de esta región?
  • ¿Has visitado uno de estos países?
  • ¿Cómo una antología sirve de homenaje?
  • ¿Qué escritores y pintores se incluyen?
  • ¿Qué lazos de unión puedes entablar con los centroamericanos?

Segundo, me gustaría que leyeras este libro:

  • ¿Podrías comprarlo para tu biblioteca personal?
  • ¿Podrías pedirle a un bibliotecario que lo añada a la universidad o biblioteca local?
  • ¿Podrías pedirle a alguien que te lo regale? ¿Podrías regalarlo?
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