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Cayetanos y negacionistas vuelven a la carga, esta vez contra el plan de ahorro energético de Sánchez

Amenazan con repetir las movilizaciones que ya llevaron a cabo contra las medidas sanitarias durante la pandemia

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análisis

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Uno está dispuesto a poner el aire acondicionado a 27 grados para ahorrar energía y ser solidario con sus paisanos en medio de una guerra como la que nos ha declarado Putin. Uno (llámenme antiguo porque aún me siga guiando por el bien común), acepta recortar el número de duchas semanales si ello sirve para aliviar el problema de la pertinaz sequía que padece España. Uno incluso puede tolerar las frivolidades de Pedro Sánchez, que desde esta semana va sin corbata a todas partes porque no la necesita, que para eso es Mister Handsome y le sobra percha y cuerpo serrano, no como al resto de los mortales que sin corbata no somos nadie. Pero con lo que uno ya no está dispuesto a tragar ni a transigir es con las sandeces de toda esa legión de ácratas de derechas, libertarios ultras, cayetanos de yate y misa de doce, anarcofascistas, rebeldes antisistema, señoritos feudales contra el Estado de bienestar, negacionistas iluminados y demás fauna ibérica que, tal como ya hicieron durante la pandemia, se han propuesto darnos la brasa y la turra de nuevo con el discurso de la libertad mal entendida, esta vez para negarse a cumplir las medidas de ahorro energético propuestas por el Gobierno de coalición.

No por favor, ya tuvimos bastante mierda ideológica durante el confinamiento. ¿Lo recuerdan? Sí hombre, cómo olvidarlo. Las manifestaciones en coche promovidas por Vox al grito de libertad, libertad; las caceroladas de héroes de pacotilla contra la supuesta dictadura bolivariana-sanchista; el absurdo no a la mascarilla; el tabernario movimiento ayuser movilizándose como un solo hombre en los bares de medio país para darnos lecciones baratas de filosofía, de derecho constitucional, de derechos humanos. Soportar otra vez la misma pesadilla, el mismo circo de los cínicos sin miedo al ridículo, la misma pantomima, el mismo delirio trumpista y terraplanista, puede ser demasiado para el cuerpo. No podremos superarlo, enloqueceremos sin remedio. Y mira que se ve venir.

Preparémonos para una movilización general de hordas insolidarias, egoístas y fanatizadas unidas única y exclusivamente por el odio a Sánchez que bajo el pretexto de que nadie puede recortarles la libertad se echarán a la calle para defender su sacrosanto derecho a convertir su casa en un iglú con la refrigeración a veinte bajo cero y a dejar el grifo abierto para despilfarrar agua si les viene en gana. Que se vaya olvidando Sánchez de que su plan de ahorro sea un éxito de cara al crudo invierno que se avecina si Putin cierra el canal del gas. Que abandone toda esperanza de que su apelación a la responsabilidad de cada ciudadano para hacer frente al peor de los escenarios, como dice la ministra Calviño, cale en las mentes de esas élites que van a su aire al margen del Estado. España siempre fue un país individualista donde cada cual hace la guerra por su cuenta. España es ese extraño lugar donde un fanático es capaz de ponerse tres corbatas en pleno mes de agosto, una encima de otra, con doble nudo si hace falta y aún a riesgo de morir ahogado de calor por el sol de la Castellana, solo para fastidiar al presidente que no es de su cuerda.

Algunos comerciantes del sector textil y de las boutiques grandes y pequeñas ya han empezado a realizar los primeros movimientos subversivos contra el plan gubernamental de ahorro de energía. Se quejan de que subiendo unos grados el aire acondicionado, tal como ordena Moncloa, les espantarán a la clientela, que acabará buscando otras tiendas donde haga más fresquito. Dicen que la economía del siglo XXI funciona así. A esa monumental estupidez nos ha llevado la posmodernidad. A ese mundo de bobos neurotizados que no paran de quejarse por todo hemos llegado tras décadas de superficialidad, banalidad, deshumanización, pérdida de valores, hedonismo ególatra, individualismo insolidario y sociedad de consumo posindustrial. Hemos alcanzado un punto insoportable de degradación moral y cretinismo en el que, mientras el mundo está a punto de irse al garete por una guerra nuclear entre superpotencias (lo de Taiwán pinta muy mal), el mayor problema que parecen tener algunos es que Sánchez les obliga a pasar un poco de calorcillo por el bien de su país.

A veces tenemos tendencia a pensar que todo este estúpido movimiento supremacista y de la negación ha surgido con el loco Trump, pero no es así. ¿Recuerda el lector de esta columna cuando nuestro ínclito Aznar, rebelándose contra una campaña de concienciación de la DGT para reducir el número de muertos en carreteras, dijo aquello tan chulesco y arrogante de “¿y quién te ha dicho que quiero que conduzcas por mí?”. Pues de aquellos polvos libertarios estos lodos, esta ola de alérgicos al principio de autoridad, estos pijos disidentes siempre dispuestos a desobedecer la ley, a no respetar nada que no sea su santa voluntad, a pisotear al otro, a saltarse las normas, a cagarse en los principios fundamentales de la democracia y del Estado de derecho. Ayer mismo, sin ir más lejos, la insumisa Isabel Díaz Ayuso, musa de la nueva hornada de seres delirantes que sueñan con un mundo caótico sin gobiernos y sin reglas, en plan Mad Max, ya avisó de que no piensa cumplir la orden de ahorro de Sánchez, rebelándose de nuevo como ya hiciese contra las normas sanitarias durante la pandemia. A IDA no le gusta que se apague el alumbrado de los edificios públicos y los escaparates de las tiendas porque la medida ahuyentará el turismo y Madrid será una ciudad “oscura, pobre y triste”. Esta mujer es peor que un dolor de muelas.

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3 COMENTARIOS

  1. Es como funciona el populismo construido en Madrid, desde hace décadas con los gobiernos del PP controlando los medios públicos y dedicados a la reescribir la historia como en ningún otro lugar de país, que se resiste a asumir cualquier idea de España ajena a la heredada del nacional-catolicismo. Que se termina encontrando racional y evolucionada a esa política reaccionaria que se representa en Ayuso, cuya principal virtud es competir con el extremismo de Vox mediante este tipo de propaganda que niega y rechaza medidas que consensan con lo que su propia tendencia demanda en Europa.
    No es un problema del PP, si se hace un repaso por los medios conservadores de Este país, los que se avergüenzan de la barbaridad la legitiman con desplazamientos y transferencias de su objetivo y efectividad, mientras que muchos de ellos se limitan a agitar la bandera “trumpista” de Ayuso del mismo modo que la dirección del partido asumiendo lo contrario de lo que predicaba Feijóo como necesidad hace unos días. Es un problema de estrategia una propaganda estructurada de tal manera que funciona como las bolas de nieve una vez puestas a rodar.
    Como vemos, para la oposición, lo de menos son los representados (como encontrar salidas a una falta de suministro de gas que contando con los especuladores del mercado disparan los precios de la energía eléctrica y aumenta los costos de producción consecuentes a su uso) porque lo importante es ocupar la representación. Por eso, si no se ponen límites Feijoo, vendiendo papel de representante preocupado, se adelanta a reclamarlos, y si los pones es a través de Ayuso que se resisten a que se pongan con la aceptación de Bendodo.

  2. No es cuestion de cayetanos ni negacionistas,NO.Yo no pertenezco a ninguna de las dos definiciones,pero tengo claro algo:
    1-Las llamadas vacunas Covid,que en realidad no es una vacuna,ha quedado demostrado «cientificamente»que han servido y sirven para poco,al menos las que actualmente hay en el mercado.Siguen los contagios y siguen las muertes entre las personas vacunadas que es la gran mayoria en la actualidad.Y a saber de los graves efectos secundarios a medio y largo plazo.
    2-¿Quien o quienes han ordenado eso del «ahorro energetico» y porque motivo?¿Los mismos que ordenaron que el dictador Zelenski hablara en los parlamentos de los paises de Europa a las ordenes de EEUU?
    A los españoles no se nos ha perdido nada en Ucrania,se nos ha perdido mas en el Sahara y se nos ha perdido mas con Argelia.
    Es triste,muy triste, comprobar que mientras Berlin apaga sus monumentos y su iluminacion,Moscu y San Petesburgo permanecen a dia de hoy iluminadas profusamente.Esta es la cuestion:Europa occidental(Rusia tambien es Europa),no tiene petroleo,no tiene gas,no tiene de nada,solo prepotencia exportada de EEUU y esta a las ordenes de EEUU y lamentablemente el imperio actual imperante ,el anglosajon,esta agonizando,no hay nada que hacer ante el eje Rusia-China-India-Iran.

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