La dictadura franquista, en aquel entonces, también impuso un castigo de género:
Despojar a las mujeres y las niñas del cabello, actos que iban acompañado de un ritual público de humillación, incluso les hacían beber aceite de ricino un potente laxante para que defecaran mientras iban andando sufriendo insultos, pedradas y otras barbaridades de sus propios vecinos de un régimen que nacía sobre la brutalidad sistémica y el intento de manipular sicosocial mente a una población inocente.
En aquella terrible época, este acto tenía como fin , crear un ambiente de terror y miedo con un «castigo ejemplar para las mujeres» que según los vencedores se habían salido de su papel “natural” al haber ejercido una política activa en el bando de los republicanos.
Las palabras de Cayetana Álvarez de Toledo han generado indignación entre una gran parte de la sociedad española .
Quizás deba hacer un «mea culpa» y probar el mismo castigo que impusieron sus partidarios de aquel entonces y luego contarnos «Qué se siente » .
«Tal vez el tiempo no se sentiría tan duro si no tuviera este sentimiento de culpa… La culpa por conocer la verdad y arrepintiéndome donde nadie puede verlo, ni tobias. Quizá no tendría que estar tan asustada de decir algo, porque honestamente me hará sentir liberada». – Veronica Roth