El Tribunal Supremo ha anulado la condena a un año de cárcel de Cassandra Vero, la joven que fue acusada por la Audiencia Nacional por realizar “chistes” a través de Twitter sobre Luis Carrero Blanco. La máxima autoridad judicial de nuestro país ha determinado que «la repetición» de chistes «fáciles» sobre Carrero Blanco que hizo la joven en Twitter «sobre un atentado ocurrido hace ya 44 años, sin ningún comentario ultrajante hacia la víctima, es reprochable social e incluso moralmente en cuanto mofa de una grave tragedia humana, pero no resulta proporcionada una sanción penal«.
Una sentencia que ha sido aprobada con la unanimidad de los cinco magistrados que conforman el Tribunal Supremo. De acuerdo con el juez Alberto Jorge Barreiro, encargado de exponer la resolución, los mensajes que escribió Cassandra en twitter “no contienen ningún comentario ácido contra la víctima del atentado ni expresan frases o comentarios hirientes,lacerantes o ultrajantes» sobre Carrero Blanco o su vida.
El propio Tribunal reconoce que el dato de que el coche de Carrero saliese despedido en el aire en el atentado que le costó la vida es “un dato muy trillado y agotado”. Asegura además que el comportamiento de Cassandra es “una reacción muy propia de nuestro entorno social”, en la que los españoles estamos acostumbrados a “criticar u hostigar sarcásticamente a cualquier personaje público en cuanto sale al paso cualquier contingencia que permita improvisar un chiste idóneo para ridiculizar o parodiar un defecto o una desgracia personal”.
Cassandra Vero era menor en el momento de la publicación de los tweets. Fue condenada por la Audiencia Nacional en aplicación del nuevo tipo penal de exaltación del terrorismo y humillación a las víctimas del terrorismo incluido en el Código Penal en el año 2000 (artículo 578).
Pues «más madera». Aquí vale todo. Si se lo hubieran dicho al padre de algún juez, seguro que la sentencia hubiera sido otra. Basta ya de que las sentencias de los jueces hay que respetarlas, por qué?, es que me van a sancionar como si discrepo de la ley LGTB. Los jueces se equivocan como todo el mundo, sólo que nos tenemos que aguantar con sus sentencias, pero eso de acatarlas, como si estuviéramos de acuerdo con ellas, pues que no.