Banco Popular

Una vez resuelto el Popular y vendido por un euro al Banco Santander, éste realizó ajustes en las cuentas del Popular que resultaron en pérdidas que fomentaron la opinión entre inversores y afectados de que las cuentas del Popular estaban mal y que por ello no ofrecían una imagen fiel del Banco. De hecho, el informe de los peritos del Banco de España afirma que: «el objetivo de nuestra revisión de los ajustes tras la resolución del Popular no es opinar sobre la contabilización realizada por el Banco Popular sino determinar si se deberían haber realizado con anterioridad».

El informe pericial del Banco de España concluye que esos ajustes no deberían haberse reflejado con anterioridad y, dado que el Popular era un banco solvente y viable hasta el momento de su resolución, no habría tenido que hacer esos ajustes de no haber sido resuelto. Es decir, que los administradores que formularon las cuentas de 2016, se rigieron para su formulación por las normas aplicables en aquel momento a un banco en funcionamiento y que nada hacía previsible su resolución, especialmente por su solvencia y viabilidad.

Por tanto, los 12.000 millones de pérdidas reflejados en las cuentas del primer semestre de 2017, una vez controlado el Popular por el Santander, no deberían haberse contabilizado si el banco no hubiese sido arbitrariamente resuelto. Las causas por las que se permitió al Santander reflejar esas pérdidas no dejan de ser sui generis y tienen su origen en el irregular proceso de resolución.

Buena parte de las pérdidas resultan de vender en masa los activos inmobiliarios a una filial conjunta creada por Santander con el fondo Blackstone -más de 6.000 millones de euros-. Esa decisión se justifica por el Santander y los auditores sobre la base de un «cambio de criterio» del nuevo propietario del banco, el Santander.

Nada que objetar desde el punto de vista de la opinión del auditor, pero todo que objetar desde el punto de vista del accionista del Banco Popular, dado que los efectos de ese cambio de criterio del Santander los padece de facto el accionista y bonista del Popular, porque las pérdidas de esa decisión, que el Popular en condiciones normales, como banco viable, no hubiese tenido que tomar, las soportan los accionistas y bonistas con su patrimonio. Todavía causa más estupefacción que este año 2019 se ha sabido que esa sociedad conjunta entre Blackstone y Santander ha ganado más de 1.000 millones de euros que son de los accionistas del Popular.

Otra parte de las pérdidas se producen por la aplicación de la normativa de resolución, que está pensada para bancos insolventes, de tal manera que se amortizan fondos de comercio y se cancelan activos fiscales diferidos. Como el Popular no se liquidó, el Santander pudo seguir disfrutando de los fondos de comercio de las entidades del grupo, y pudo vender activos con grandes plusvalías. Sobre los activos fiscales diferidos, unos 2.070 millones de euros eran de los llamados AFD «monetizables», «deuda póblica» en palabras del ex gobernador Linde en su comparecencia en el Congreso de los Diputados.

Finalmente, otras pérdidas relevantes son consecuencia de la aplicación de la normativa contable de fusiones de empresas, de tal manera que el Santander carga contra el patrimonio de los accionistas del Popular los costes de los ERE’s, los bonos de fidelización que entrega a los accionistas de Popular u otros del plan de reestructuración del Popular.

Hay que recordar que después de eliminar por esta vía el patrimonio de 11.000 millones de euros acumulado durante generaciones por los dueños del Popular, Santander hizo una ampliación de 7.000 millones de euros, que destinó fundamentalmente a reparar los efectos de los ajustes contables que tuvo que hacer en 2017 por las inversiones del Santander fuera de España.

2 COMENTARIOS

  1. Es «irregular» que no se permita compensar las pérdidas a los accionistas y bonistas del Popular, que tributan por el IS, y que perdieron todo el valor de sus activos y, en cambio, permiten al Santander contabilizar según la figura de la «resolución» y de la «fusión», aprovisionando y esquilmando recursos propios, para justificar la «compra». Por otra parte, venden, contabilizando mas perdidas, activos inmobiliarios a su coparticipada con Blackstone canalizando y difiriendo, por otra vía, los beneficios porteriores de las ventas a terceros.
    Sería bueno que en la Audiencia se hicieran eco de todos estos comentarios, verificaran y actuaran, en su caso, en consecuencia.

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