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Caso clínico

David Márquez
David Márquez
Escritor de artículos y ficción. Colabora con diversas publicaciones periódicas y ha publicado: ¿Y? (microrrelato) y DAME FUEGO (el libro) (microrrelato, poesía y otros textos), ambos trabajos inconfundiblemente en línea con el pensamiento y estilo que manda en sus artículos, donde muestra su apego a la libertad total de ideas, a lo humano y analógico, siempre combativo frente a cualquier forma de idiotez. amazon.com/author/damefuego
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análisis

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¡La mascarilla, niño, colócala bien! No podemos relajarnos. No hay que bajar la guardia. Los números están ahí, nos dicen lo que hay, lo que no hay, lo que hubo y, más importante aún, lo que será.

Los políticos, expertos, ingenieros, periodistas, matemáticos no se equivocan nunca: disponen de sofisticadas herramientas digitales, de parámetros y “modelos”. ¡Niño, la mascarilla! Hace falta más gel hidroalcohólico (esto es, más alcohol puro perfumado) más fumigación (de cuyo agente su composición y contraindicaciones desconoces, ¿y a quién le importa cuando está en juego la salud?), más distancia social, más terror y cifras y rastreadoras de rastreadores y formadores de formadoras.

Y sigue mirando con malos ojos a tu vecino porque no viste mascarilla, aunque las autoridades sanitarias, los políticos a secas, expertos, ingenieros, policías y matemáticos aseguren, aritmánticos, que ya no es necesaria, que te la puedes quitar tranquilamente. ¡Ja! ¡Qué sabrán ellos! ¡Niño, es la última vez que te lo digo!, así, y échate más gel y deja que fumigue tus zapatitos con este spray recomendado por políticos, expertos, comerciantes y matemáticos.

“Hay que” (gran expresión) alabar el trabajo de los medios de masas y las autoridades que tanto han ayudado, mediante la sana intimidación y las sirenas, a mantener la rigidez, a no bajar la guardia ni un segundo. Y esos padres y madres y docentes que adoctrinan a sus niñas en la cultura del miedo y la tensión. ¿Lo ves? El miedo es bueno, chaval. Te protege, como la mas-ca-ri-lla. ¡Ahí, hostia! Incobrable, generosísima contribución a la salud nacional, ejemplo de civismo, patriotismo y responsabilidad.

Estamos preparadas para el futuro y la guerra. Ya se sabe que la letra con sangre y la mascarilla y el fusil con decreto y multa entran, respectivamente, por más que el Constitucional haya declarado inconstitucional el Estado de Alarma de 2020 en sentencia de ochenta páginas disponible en su web. ¿Y a quién le importa?

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