Felipe González se ha convertido en un icono para la derecha española, incluso para José María Aznar, con quien últimamente se lleva muy bien. La derechización de quien en su momento afirmó que «la República se identifica en el pueblo con libertad y democracia» y que hoy se presenta ante la ciudadanía como un defensor a ultranza de la Monarquía, hace que sea normal que se utilice al PSOE de González en un arma arrojadiza contra el Gobierno de Pedro Sánchez.

El último que lo ha hecho ha sido Pablo Casado, presidente del Partido Popular, quien ha pedido a Sánchez que defienda al rey como «hace el PSOE verdadero» ante los ataques de Podemos y de los independentistas. Casado ha hablado en estos términos al referirse al discurso pronunciado por Felipe VI el día 3 de octubre de 2017, un discurso que perfectamente podría haber pronunciado Santiago Abascal. Por eso, para Pablo Casado, fue una actuación del rey correcta.

El líder del PP no puede evitar ocultar su atracción hacia los postulados antidemocráticos de la extrema derecha, por eso su apreciación sobre el discurso más ultra escuchado a un Jefe del Estado de España desde la muerte de Franco, fue fundamental. «Por eso debe defenderle Sánchez, como hace el verdadero PSOE y como haremos siempre en el PP».

La verdad es que continuar asimilando a Felipe González al Partido Socialista es desconocer absolutamente lo que significa la coherencia ideológica porque, en realidad, el expresidente del Gobierno se ha convertido en el paladín de las ideologías a las que combatía cuando defendía el verdadero socialismo. No hay más que recordar cuando dijo aquello de que «la filosofía marxista explica las leyes que rigen los procesos evolutivos de los fenómenos económicos, instituciones, estructuras sociales y sus correspondientes superestructuras, y el desarrollo histórico de la humanidad en general». Años más tarde, González no dudó en traicionar al verdadero socialismo para asimilarse a las teorías socialdemócratas que, en esencia, no es otra cosa que un neoliberalismo oculto bajo una pátina de políticas sociales que no afecten mucho a las clases dominantes.

Felipe González, cuando se presentaba ante los españoles como el adalid del socialismo, dijo lo siguiente: «El socialismo rechaza los sistemas sociopolíticos en los que unos individuos se apropian de grandes cantidades de bienes mientras que otros se encuentran en la pobreza, así como aquéllos en los que unos pocos ordenan autoritariamente la convivencia mandando sobre los demás». En los últimos años, gracias a sus relaciones con representantes de las clases dominantes como Carlos Slim, González ha defendido absolutamente lo contrario, es decir, al sistema capitalista, por muy inhumano que sea.

En medio de la pandemia, mientras el gobierno de Pedro Sánchez intentaba frenar la expansión del virus con medidas muy duras pero que el tiempo demostró que fueron eficaces desde el punto de vista sanitario, González escribió un artículo en su periódico, El País, en el que defendió medidas contra el Covid19 que no afectaran al sistema empresarial: «Si no somos capaces de poner en valor nuestro tejido empresarial, desde el autónomo, pasando por las pymes y las cooperativas, hasta las grandes empresas de todos los sectores, interpretamos mal, o sectariamente, el interés general que invocamos».

Felipe González se ha convertido en un capitalista, uno más de aquellos que se presentaron ante la sociedad defendiendo la socialdemocracia y que demostraron que esta ideología no era otra cosa que el capitalismo emboscado. Por eso le pone tanto a Casado.

Sin embargo, González no sólo se ha convertido en un punto de referencia del Partido Popular, sino también de la ultraderecha. Durante el estado de alarma, Vox presentó en sociedad, a través de su portavoz adjunta Macarena Alona, rodeada de condicionales, su terna para presidir el gobierno de emergencia nacional que pretenden formar si consiguen derribar al legítimo, al elegido por el pueblo español. Los tres candidatos son: Rosa Díez, José María Aznar y…, Felipe González.

A un extranjero que no conozca la evolución de los políticos españoles le podría sorprender que en esa terna la ultraderecha haya incorporado a dos exsocialistas como Díez y, sobre todo, González. Sin embargo, sus hechos y su evolución ideológica hacen que la elección por parte de Vox de esos nombres sea totalmente coherente con lo que esos personajes representan en la actualidad.

Además de su conversión al capitalismo más inhumano, González se ha convertido en un defensor a ultranza del nacionalismo patrio utilizando unos términos más propios de la ultraderecha que de una persona con carnet del PSOE.

La transformación de Felipe González hacia el ultra conservadurismo o neoliberalismo ya viene de lejos, incluso cuando aún no había llegado a la Presidencia del Gobierno. Sólo ha que recordar lo sucedido en el Congreso Extraordinario de 1979 en el que González presionó para que los socialistas españoles abandonaran la ideología marxista para adecuarse a los postulados socialdemócratas de Alemania o Suecia, es decir, que antes de ser presidente del Gobierno, González hizo que su partido, el que en sus siglas lleva la palabra «Socialista», renunciara a la lucha de clases como fundamento económico y acatara la aceptación del capitalismo como elemento clave de desarrollo social.

Retrocediendo aún más en el tiempo, Felipe González ya mostró un perfil más conservador en la reunión que mantuvo en casa de Miguel Boyer en el año 1975, Franco aún vivo, con Nicolás Franco Pascual de Pobil. En ese encuentro, promovido por Juan Carlos de Borbón, el secretario general del PSOE ya reconoció que él no renunciaba a ocupar el espacio político de la socialdemocracia. Esta confesión, que puede parecer inofensiva, hay que enmarcarla en un momento en el que los socialistas tenían un discurso de respeto absoluto a su programa máximo. Sin embargo, González ya estaba pensando en «modo socialdemócrata».

Por otro lado, en el libro El sueño de la Transición, de Manuel Fernández-Monzón, un alto oficial de inteligencia, se cuenta cómo el propio Carrero Blanco apoyó a Felipe González frente a Llopis: «Felipe González sabía muy bien que cuando se planteó la dicotomía entre el PSOE histórico, de Llopis, en el exilio, y el PSOE renovado, Carrero fue definitivo al decirle a Heinemann que por favor rogara a Willy Brandt que aceptara como partido socialista (español en la Internacional) al renovado. Esto es tan cierto que, cuando yo se lo recordé a Felipe González el primer día que hablé con él, en un restaurante de la calle Santa Engracia, me dijo: “No se preocupen ustedes, que no olvidaremos nunca a Carrero Blanco. Soy perfectamente consciente de ello, de nuestra boca no saldrá jamás una crítica contra el almirante Carrero Blanco”».

El historial de Felipe González hacia las posiciones más conservadores tiene que ver, evidentemente, con sus relaciones personales. En los últimos años se le ve muy cercano a José María Aznar, sobre todo desde que Pedro Sánchez alcanzara el Gobierno tras la moción de censura. Ya no sorprenden que sus declaraciones lleguen a alcanzar un nivel de ultra conservadurismo superior a las del ex presidente del PP o que su posición respecto al conflicto político en Cataluña no difiera en nada con la defendida por Pablo Casado o Santiago Abascal. 

Por otro lado, sus relaciones con grandes representantes del capital inhumano, como Carlos Slim, le llevaron a intentar mediar en el negocio de la telefonía en Venezuela, hecho por el que Hugo Chávez le declaró persona non grata en la República Bolivariana. Respecto a Venezuela, por cierto, no se pueden olvidar jamás su amistad con Carlos Andrés Pérez, sospechoso de ser agente de la CIA y que facilitó fondos a los socialistas españoles que ayudaron a que Felipe fuera elegido secretario general en Suresnes, o con los hermanos Cisneros, a quienes entregó una fortuna procedente de Rumasa.

¿Entienden ahora por qué Casado se refiere a González como «el PSOE verdadero»? Porque no ese Partido Socialista no es más que una filial off shore del Partido Popular.

3 COMENTARIOS

  1. Obviamente, utiliza al «Cal Viva» porque ambos son idénticos. La ley para ellos está para ser pasada por sus cojo… Uno crea el GAL, al otro le dan licenciatura y master sin pisar la universidad. En fin: la ley para el pendejo y la cárcel para el pobre. Todos los demás están exentos de cumplirla, salvo que entre a «cuchillo» entre ellos, y al perdedor lo utilizan de modelo ejemplarizante.

  2. No ha cambiado tanto, defendía la libertad y la sigue defendiendo, defendía la Constitución y la sigue defendiendo. Y tiene un currículum cargado de prosperidad para todos. Deseo por el bien de todos que los gobernantes actuales puedan conseguir algún éxito. Pero de momento no. Ni en el plano económico, ni en el sanitario, ni en el de defensa de las Instituciones, ni en ninguno. Atacar las Instituciones desde el Gobierno, me temo que es un síntoma de inutilidad para el cargo

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