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Casado se lamenta por las “colas del hambre” pero pide a la Europa xenófoba que recorte las ayudas sociales a España

La crispación, las contradicciones y la ambición del líder del PP le pasan factura en las encuestas del CIS, que dan un claro estancamiento del partido

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análisis

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Pablo Casado insiste en no asumir sus responsabilidades como jefe del principal partido de la oposición, por las que sin duda está obligado a colaborar al máximo con el Gobierno en la reconstrucción del país tras la terrible pandemia. El líder del PP se ha olvidado de que el enemigo es el virus, no Pedro Sánchez, y no quiere ni oír hablar de pactos y acuerdos. Casado ya hace la guerra por su cuenta, como aquel japonés que siguió peleando en la jungla, durante décadas, cuando los norteamericanos ya se habían largado del Pacífico.

La obcecación del presidente popular le está llevando a delirios extremos, como tratar de torpedear el Plan Marshall de la Unión Europea −las ansiadas ayudas y fondos públicos vitales en la lucha contra la pobreza de los españoles−, solo para hacerle daño al Ejecutivo de coalición. Nadie entiende que no haga otra cosa que acusar a Sánchez de los “cuatro millones de parados” y de las “colas del hambre” mientras él se dedica a conspirar y a maniobrar con los halcones de la extrema derecha de Bruselas para recortar los fondos de ayuda y cohesión social. Sin embargo, todas esas contradicciones y errores de bulto ya le están pasando factura en las encuestas. Los sondeos del CIS suponen un serio aviso a las estrategias políticas del sempiterno candidato a la Moncloa, ya que el Partido Popular se estanca de forma alarmante en intención de voto. Los pactos infames de los populares con los neofranquistas de Vox en varias comunidades autónomas no están dando el resultado apetecido y su plan para propagar la crispación con la misma rapidez que el virus (una de las páginas más abochornantes de la historia de España) tampoco ha funcionado.

Las encuestas no van bien para Génova 13, en buena medida porque en lugar de aportar ideas para aplanar la curva epidémica, el PP se ha dedicado a poner palos en las ruedas, a buzonear los dosieres manipulados de Pérez de los Cobos, a recuperar viejos fantasmas del pasado como ETA y los GAL y a enrocarse en el “no a todo” lo que proponía Sánchez. Cuando el presidente le ofrecía acuerdo y consenso él le obsequiaba con un récord de insultos (“mentiroso”, “ineficaz”, “incompetente”, “negligente”, “mago de verbena”, entre otras lindezas); cuando le invitaba a sumarse a unos nuevos Pactos de la Moncloa para la reconstrucción del país, él sólo aceptaba una inútil Comisión Parlamentaria que en realidad era una trampa más con el único objetivo de seguir desgastando al Gobierno hasta hacerlo caer.

De esta plaga del covid-19 sale el auténtico rostro de un candidato a gobernar España que no deja de ser un trampero de la Alaska europea y nazi que anda colocando cepos todo el rato, mientras sus compatriotas se mueren de hambre o se asfixian en los hospitales por un extraño virus que escapa a la comprensión humana y de la ciencia.

Pero sin duda el colmo de la infamia es esta última “Operación Bruselas”, un indigno plan con el que el PP ha decidido dejar tirada a la patria para unirse a los intereses de los partidos de la extrema derecha más xenófoba de Europa, esos rubios con tirantes que por simple racismo niegan las ayudas a fondo perdido a los españoles, portugueses, italianos y griegos, a los que consideran ciudadanos de segunda, parias morenos, vagos y apestados del sur. Con esta jugada maligna, abyecta, Casado ha consumado la mayor traición a España que cabría esperarse: alinearse con los negreros afrikáneres holandeses, nórdicos y belgas solo con el único fin de acorralar a Sánchez, el fetiche que le provoca ansiedad compulsiva y obsesión enfermiza. Nunca antes alguien había vendido España tan barato. Nunca antes se había jugado tan impúdicamente con el hambre de los españoles. Para este hombre, el sillón de Moncloa no tiene precio y está dispuesto a pagar lo que sea.

El líder del PP ha apostado todo a una carta en su intento de llegar al poder a toda costa, incluso haciendo del coronavirus y de la inmensa tragedia nacional un arma de destrucción masiva contra la izquierda, cuando lo que tocaba ahora era unidad y espíritu de colaboración. Estamos por tanto ante el perfil perfecto del vendepatrias. Casado ya trabaja al servicio del racista holandés, como un agente comercial del supremacismo europeo que en lugar de destinar su tiempo a arañar la mayor cantidad de ayudas sociales para sus compatriotas se dedica a conspirar contra Sánchez con los embajadores de las grandes cancillerías fascistas. Ahora dice que no ve “brotes verdes” en la economía española, tratando de inocular pesimismo y malestar en los mercados. Eso es lo que ofrece Casado: conspiraciones a todas horas y los malos augurios del aguafiestas ceñudo y huraño que se aparta de su pueblo, en un rincón, codiciando su tesoro, como hacía Gollum en El señor de los anillos. “No se puede hablar de recuperación cuando en España hay cuatro millones de personas con un ERTE, hay cuatro millones de parados, hay un millón de autónomos en cese de actividad y hay colas del hambre, de familias que van a recoger una bolsa de comida en las oenegé o parroquias de su barrio”. Cuando describe el paisaje devastado del país, le asoma una sonrisilla maléfica y un gesto de satisfacción en lugar de la pesadumbre de un patriota sincero y auténtico. En realidad, se le ve encantado porque cree que cuando a España le va mal a él le va bien. No cabe duda, Casado está en su salsa en medio del destrozo y el apocalipsis.

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6 COMENTARIOS

  1. » Casado pide a Europa que recorte las ayudas sociales a España » un candidato a Pte. de Gobierno pide que Europa no dé ayuda a España, en que cabeza cabe semejante idiotez. Dudo mucho de la veracidad de esta noticia, si es así, Casado que se vaya a casa.

  2. Casado ya deberia estar en casa hace mucho tiempo,hay que darse cuente que es el discipulo de Rajoy,una persona que como presidente de gobierno consintio y participo a traves del ladron de Guindos y otros muchos el ROBO del Banco Popular robando la propiedad a mas de 1200.000 españoles,entonces que se puede esperar de Casado y del PPladron.

  3. Pues estimado autor, la noticia/opinión la podremos compartir. No le doy al me gusta por no estar de acuerdo con ciertos calificativos que adjudica al aspirante, como vengo reprochando todo tipo de comentario ofensivo o con esa intención a cualquier representante parlamentario, gobierne o no. La razón se nos achica cuando usamos lenguaje que no quisiéramos para nosotros ni los nuestros. Por lo demás, hay que seguir con la máxima objetividad…

  4. Mientras que la mayoría de países de la UE tienen un gobierno España tiene 17 con sus ministros coches oficiales, centenares de chiringuitos públicos y millones de enchufados.

    Mientras en la Europa xenófoba algunos andaban haciendo los deberes y disminuyendo su deuda pública, España continuaba gastando más de lo que ingresaba y seguía aumentándola la deuda.

    No hemos dedicado durante años en gastar más de lo que ingresamos, en criticar los recortes y pedir más estado de bienestar, sin preocuparnos ni preguntarnos de dónde va a salir el dinero para mantener el sistema.

    Hemos llegado al absurdo de querer «blindar constitucionalmente las pensiones». Sin que nadie pregunte de qué va servir tal ¿blindaje? cuando no haya dinero para poderlas pagar.

    Tenemos centenares de embajadas autonómicas, centenares de televisiones públicas, más km de alta velocidad por habitante que cualquier otro país. Tenemos autonomías (con su parlamento) que tienen menos población que una barriada de Pekin.

    Tenemos políticos y cargos políticos para dar y vender, y una monstruosa burocracia municipal, autonómica y estatal que en lugar de ayudar a las empresas (que es de donde sale toda la riqueza) se ocupan en ponerles trabas.

    Tenemos partidos políticos que consideran a los empresarios los enemigos a batir sin pensar que sus sueldos sale de la riqueza que generan las empresas de esos empresarios a batir, y que si empresas lo único que hay son parados y funcionarios sin salarios.

    Pero no, ni tenemos la culpa de nada, ni somos responsables de nada, ni tenemos que hacer reformas, ni racionalizar el estados de las autonomías ni dejar de gastar el dinero que no tenemos.

    Tenemos que seguir haciendo lo que venimos haciendo, aumentar el estado de bienestar, gastar más en sanidad, aumentar las pensiones, subir los salarios, abrir nuevas embajadas, multiplicar los chiringuitos subvencionados, sin olvidad feministas, sindicatos y asociaciones patronales. Que Dios proveerá.

    Y sobre todo tenemos que seguir echando la culpa a los demás. Porque nosotros no somos responsables de nada.

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