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Casado Cansa

Atrapado en un discurso banal y falso en la idea “goebbeliana” de que una mentira repetida mil veces se convierte en verdad

Vicente Mateos Sainz de Medrano
Vicente Mateos Sainz de Medrano
Periodista y Doctor en Teoría de la Comunicación de Masas.
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análisis

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Dice el aforismo popular que en esta vida se puede ser de todo: menos “pesao”. Que no hay nada más aburrido y monocorde que la invariabilidad en el mensaje que denota falta de ideas, propuestas y razonamientos propios, para poder jugar un papel social relevante: máxime en el escenario político. Argumentos y discurso de fuste que deben exigirse a quién ostenta el papel de líder de la oposición. Título que no significa nada en tanto en cuanto su titular – circunstancial – no se haga acreedor del valor político que entraña, con un proyecto claro, concreto y alternativo, alejado de la puerilidad del no a todo y del batiburrillo de ideas improvisadas al minuto, a rebufo de las acciones del Gobierno. Auctoritas, que nunca se consigue con un lenguaje agresivo, alarmista, faltón y zafio para denostar al oponente político. Si califico de felón e impostor a mi adversario yo soy, como mínimo, igual que él. Manual de vida.

Su sordera ante el creciente número de críticas internas y externas que le demandan un giro de timón en su estrategia, incluido su  mentor Aznar – «Hay muchas personas que se agarran a supuestas soluciones baratas, fáciles, mágicas, a populismos mentirosos, o a populismos falsos, a populismos mágicos, porque no tienen un referente en quien confiar«- son ejemplo del endiosamiento sin sentido con el que se adorna, alentado por unas encuestas cocinadas por los medios de la derecha y una corte de corifeos que le llaman Presidente. Engreimiento que refleja su gesto de ceño fruncido en la creencia de que da más autoridad a sus palabras; como esa barba marketiniana que no oculta su bisoñez política.

Atrapado en un discurso banal y falso en la idea “goebbeliana” de que una mentira repetida mil veces se convierte en verdad; presionado por la histriónica Presidenta madrileña que creó y le come por los pies sin saber cómo pararla; y la ultraderecha que le roba a mordiscos espacio político: Casado anda perdido en un viaje a ningún parte como metáfora de la magnífica película y novela de Fernando Fernán Gómez, y refleja con exactitud esa foto mirándose en el espejo buscando salidas: ¿Quién soy yo?

Ignorante, incluso, del mensaje nítido del Rey en su alocución navideña: “Las diferencias de opinión no deben impedir consensos que garanticen una mayor estabilidad, mayor bienestar en los hogares y den la necesaria tranquilidad a las familias ante su futuro”; Casado no ve que está solo y perdido en la obnubilación de que no hay otro camino hasta la Moncloa, que la batalla constante por todo: por lo que sea. Ilusión vana que le ciega para ver que así es él mismo quién cierra las puertas a su ambición.

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